Los secuestros de aviones son hoy una rareza, pero hubo un tiempo en que los hijacks, como se los conoce en inglés, fueron una práctica habitual.
Entre 1968 y 1972 en EEUU hubo un secuestro de avión por semana, según la publicación Statista. Todo cambió con el advenimiento del siglo XXI, en particular a partir de hechos muy notorios, como el atentado a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001 que aceleraron la introducción de nuevas tecnologías, muy difíciles de burlar de detección de objetos peligrosos.
Las cosas eran muy distintas el 14 de junio de 1985, cuando el vuelo 847 de la hoy desaparecida línea aérea estadounidense Trans World Atlantic (TWA) se disponía a cubrir la ruta entre El Cairo y San Diego, con escalas en Atenas, Roma, Boston y Los Ángeles.
En el vuelo, que ya había pasado por Atenas y se dirigía hacia la capital italiana, se encontraba Demis Roussos, el famoso cantante griego, junto a su pareja. Poco después de las 10 de la mañana, dos pasajeros libaneses, Mohammed Ali Hamadi y Hasan Izz-Al-Din, ambos de 21 años, tomaron el avión a punta de pistola presentándose como miembros del grupo terrorista Hezbollah.
En pocos minutos y mediante amenazas portando armas de fuego y granadas, los terroristas controlaron el avión, empezaron a dar órdenes al piloto y transmitieron su exigencia: la liberación de 700 presos en manos de Israel.
La primera directiva fue dirigir el avión, con 139 pasajeros inocentes y 8 miembros de la tripulación, hacia Beirut. Allí, ya en comunicación con las autoridades, los terroristas intercambiaron 19 pasajeros, sobre todo mujeres, niños y personas mayores, por combustible para seguir vuelo. Recién estaba empezando una pesadilla que duraría 17 días.
Todavía era 14 de junio cuando el avión partió hacia Argel, donde fueron liberados otros 20 pasajeros, tras lo cual la nave volvió a Beirut. Fue entonces cuando en el avión se produjo un altercado entre los terroristas y militares estadounidenses que viajaban en ese vuelo. Esa noche, los secuestradores asesinaron a la que sería su única víctima, Robert Stethem, un Marine de EEUU, cuyo cuerpo fue arrojado a la pista. Luego, tras otro intercambio de pasajeros por comida y combustible, el avión volvió hacia Argel.
Mientras, algo más estaba pasando dentro del avión, e involucraba al cantante griego, que el 15 de junio cumplía años. Al enterarse de esto, los terroristas decidieron celebrar la ocasión con sus víctimas. Ordenaron una torta de cumpleaños, té y pidieron a Roussos que les cantara una canción.
Además, los secuestradores aprovecharon tener a Roussos para pedir al gobierno griego liberar a otros miembro de Hezbollah. De lo contrario, matarían a 8 prisioneros griegos, incluido el famoso cantante.
El gobierno griego aceptó y tanto Roussos, su pareja y un amigo fueron liberados a los cuatro días del inicio del secuestro. “Fui desembarcado de noche, me trataron muy bien. Fueron muy educados y agradables con nosotros”, dijo el cantante, lo que le valió críticas posteriores.
El lunes 17 los secuestradores dejaron el avión, pero no liberaron a los 40 prisioneros que aún quedaban; Hezbollah los capturó en el Líbano por varios días más, hasta que el 30 de junio el entonces presidente de EEUU, Ronald Reagan, intervino y negoció la liberación de los cautivos.
Tras varias conferencias de prensa, los pasajeros fueron trasladados a EEUU por la Fuerza Aérea norteamericana y fueron recibidos por el presidente y la primera dama. Nancy Reagan
La pesadilla de 17 días había terminado para los rehenes que, al igual que Roussos, dijeron que los secuestradores habían sido muy “amables” y “simpáticos”, por lo que el gobierno norteamericano consideró que sufrían Síndrome de Estocolmo, así llamado por el aparente vínculo afectivo que desarrollaron con sus secuestradores 4 empleados de un banco de la capital sueca, en un episodio ocurrido en 1973.
Durante las semanas siguientes a la liberación de los últimos pasajeros secuestrados Israel liberó a más 700 prisioneros chiítas, pero negó que la decisión tuviera que ver con el secuestro aéreo, por cuyos autores se ofreció una recompensa de USD 5 millones.
Uno de los secuestradores fue apresado en 1987 en Frankfurt y liberado en 2005. Nada más se supo de él ni de su compañero, con el que había protagonizado uno de los secuestros de avión más extraños de la historia, aquel en que celebró su cumpleaños y cantó Demis Roussos
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