El ciclo se repite, viciosamente, todos los meses. Con proyecciones preliminares y varios días de anticipación al dato oficial de inflación, en el directorio del Banco Central empiezan a calibrar la magnitud del ajuste que consideran necesario sobre la tasa de interés. Es lo que está ocurriendo por estos días, cuando con indicadores propios que ya anticipan que el IPC de agosto “será similar al de julio” según fuentes oficiales, los funcionarios se preparan para decidir sobre el asunto. La información, aunque provisoria, no deja lugar a dudas y se descuenta que se producirá un nuevo incremento tras la suba de casi 10 puntos porcentuales aplicada el mes pasado. En esta oportunidad, aunque se espera un ajuste mucho menor a ese incremento, el nuevo retoque marcaría un nuevo hito al llevar la tasa efectiva anual, hoy en 96,8%, por encima de 100% anual
“Seguramente vamos a tener una nueva suba de tasas pero, como siempre, se va a esperar el dato de inflación del Indec antes de definirla”, afirmó un funcionario del área económica, quien descartó una decisión inminente y reconoció que toda la atención está puesta para hoy en la resolución respecto del mecanismo que sustituya el “dólar soja”. Recién para el jueves 15, en cambio, estaría todo dado para avanzar con la tasa de interés, cuyo aumento partiría de los 300 a 500 puntos básicos, lo que ubicaría la tasa nominal anual entre 72,5% y 74,5%, un nivel impensado en el Banco Central a principios de año.
Se tratará de la novena suba de tasas del año, que tendrá impacto en la tasa de plazos fijos que los bancos pagan a los ahorristas y también en los intereses que cobran a los consumidores, como las del plan Ahora 12 que subieron esta semana
El timing, sin embargo, es clave. Una decisión apresurada, con demasiada antelación a la difusión del IPC del INDEC, podría provocar una alarma y costos innecesarios si, finalmente, la medición oficial contradice las estimaciones previas y se sitúa por debajo. En caso inverso, la confirmación oficial de las más duras proyecciones una vez ya implementada la suba de tasa podría conducir a un ajuste insuficiente. “Si nos quedamos cortos, no sirve para nada”, explica una fuente oficial.
En cualquier caso, se tratará de la novena suba de tasas del año, que tendrá impacto en la tasa de plazos fijos que los bancos pagan a los ahorristas y también en los intereses que cobran a los consumidores. Sin ir más lejos, la Secretaría de Comercio dispuso el martes último trasladar el fuerte incremento de la tasa de referencia de política monetaria a los programas Ahora 12, que en alguna de sus versiones registraron un impacto mayor a los 10 puntos porcentuales. La nueva tasa promedio para este plan es ahora de 59%, por debajo de la inflación pero 16 puntos más que el mes pasado cuando para las compras a 3, 6 y 12 meses, el interés era de 42% anual mientras que en los plazos más largos, de 18 y 24 cuotas, la tasa se ubicaba en 49% anual. El desfase entre lo que los bancos debían pagar a los depositantes y lo estipulado en el programa de cuotas conspiró contra el desarrollo del plan en los últimos meses por lo que la secretaría que encabeza el economista Matías Tombolini y las entidades financieras resolvieron aplicar un esquema por el cual la tasa del plan Ahora 12 y sus variantes sea equivalente a 85% de la que se aplica a los plazos fijos.
Los ajustes fueron moderados en un principio y aumentaron su agresividad paulatinamente al ritmo del recalentamiento de los precios hasta que, con la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía a principios de agosto, se adoptó un sorpresivo salto de 950 puntos básicos
El ajuste sería automático una vez que el BCRA decida incrementos sobre la tasa de política monetaria lo que significa que hacia fin de mes también el interés del plan de cuotas subsidiadas en sus diferentes variables volverá a aumentar.
Con índices de inflación que superaron las expectativas desde principios de año, el Banco Central comenzó en enero un sendero de suba de tasas, en el marco de la negociación del acuerdo con el Fondo Monetario que exige tasas de interés positivas. Aunque constantes todos los meses, los ajustes fueron moderados en un principio y aumentaron su agresividad paulatinamente al ritmo del recalentamiento de los precios hasta que, con la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía a principios de agosto, se adoptó un sorpresivo salto de 950 puntos básicos. Aun así, todavía no se alcanzó el objetivo fijado por el FMI, lo que obliga a nuevos retoques en la medida que los índices de inflación sigan deparando sorpresas desagradables.
SEGUIR LEYENDO: