La plaza financiera de la Argentina cerró un agitado agosto con precios dispares en búsqueda de coberturas por la galopante inflación y la depreciación de la moneda doméstica, mientras los inversores aguardan la instrumentación de medidas comprometidas por el ministro de Economía Sergio Massa.
Con ese tránsito indefinido, el dólar libre cerró con baja marginal, en sus precios mínimos desde el 14 de julio pasado. Para las acciones se dio la continuidad de una toma de ganancias que ya se había iniciado el promediar la rueda del lunes y los bonos en dólares exhibieron un leve rebote de cotizaciones, con un riesgo país que quedó debajo de los 2.400 puntos.
El dólar libre terminó ofrecido con baja de un peso este miércoles, a $290 para la venta. La divisa, que venía de escalar fuerte un 15% en junio y otro 24% en julio, se estabilizó durante agosto y recortó seis pesos o un 2% desde los $296 del cierre del mes anterior.
El tipo de cambio oficial avanzó 13 centavos en el mercado mayorista, a $138,73, con una brecha de 109% respecto del “blue”.
En cuanto a los dólares negociados a través de activos bursátiles, también se registraron bajas, con un “contado con liquidación” a $292,83 a través del bono Global 30 (GD30C), y a $292,32 a través de las acciones de YPF. El dólar MEP concluyó a 285,09 pesos.
El índice accionario líder S&P Merval de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires perdió un 3,5%, a 136.241 puntos, después de haber bajado un 1,9% en la víspera y anotar un récord histórico intradiario en pesos de 145.859 puntos el lunes. Este miércoles volvió a influir la tendencia negativa en Wall Street, con pérdidas en un rango de 0,6% a 0,9% en sus principales indicadores.
En cuanto a los ADR y acciones de compañías argentinas que son negociados en dólares en Nueva York, también se impusieron las pérdidas, encabezadas por Banco Francés (-6,9%), Telecom (-5,7%) y Grupo Galicia (-4,4%).
Los bonos Globales -en dólares con ley extranjera- mejoraron un importante 1,2%, mientras que el riesgo país de JP Morgan bajaba 19 enteros para la Argentina, a 2.389 puntos básicos a las 17:45 horas.
Los bonos operados en el Mercado Abierto Electrónico (MAE) avanzaron un 0,7% en su promedio en pesos, sostenidos por el comportamiento en las emisiones dolarizadas, para arrojar en agosto un alza del 3,7% promedio, que contrastó contra el derrumbe del 13% durante julio, en medio de la incertidumbre política y económica que apresuró la llegada de Massa al gabinete nacional.
Massa viajará la semana próxima a Estados Unidos para mantener reuniones con el Fondo Monetario Internacional y empresarios, frente a la urgencia por bajar el déficit fiscal, fortalecer las reservas del BCRA, disminuir la inflación y dar un mayor impulso a las exportaciones.
La llegada de Massa “podría ofrecer una oportunidad para un cambio de política más asertivo que mejore el desempeño bajo el programa del FMI del país”, señaló Fitch Ratings en un informe. “Sin embargo, las medidas anunciadas hasta ahora no equivalen a un plan de ajuste integral necesario para hacerlo”, sostuvo.
Analistas consultados por Reuters indicaron que aguardan que el Gobierno lance medidas que apunten a restringir las importaciones, mecanismos que aligeren la liquidación del agro y cuidar las escasas reservas del BCRA.
En este contexto, operadores no descartan que el BCRA acelere el ritmo de devaluación desde septiembre ante una inflación que se proyecta por arriba del 90% para el 2022.
La entidad monetaria terminó el mes con una compra diaria de apenas USD 5 millones, mientras que en el balance de agosto acumular un saldo neto negativo de USD 520 millones, en desmedro de sus flacas reservas y pese a no vender divisas en las últimas 15 sesiones financieras.
El Gobierno se comprometió ante el FMI a un ajuste de políticas para abordar los desequilibrios macroeconómicos, aunque relativamente lento adaptado al complejo contexto político del país.
Las métricas fiscales se están deteriorando y el tope al financiamiento del Tesoro por parte del BCRA no es un ancla monetaria fuerte. Las reservas caen a pesar de los términos de intercambio favorables, lo que indica que los problemas internos no resueltos son los culpables, coinciden especialistas.
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