El Tesoro aún necesita colocar deuda por $2,1 billones para no apelar a la emisión del Banco Central en lo que resta del año

Según los analistas, se trata de un objetivo cumplible, que además estaría dentro de las metas exigidas por el FMI. El canje de principio de mes alejó el fantasma de un reperfilamiento de la deuda en pesos

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El Tesoro consiguió superar las necesidades financieras de agosto sin inconvenientes y hasta consiguió una “yapa” luego de la crisis de los últimos dos meses. Este mes logró refinanciar la totalidad de los vencimientos y consiguió fondos adicionales por $ 197.000 millones. La tarea por delante es ardua pero no imposible: para no recurrir a la “maquinita” de emisión de pesos del BCRA, será necesario conseguir financiamiento por 2,1 billones de pesos en el último cuatrimestre del año.

El horizonte parece relativamente tranquilo hasta fin de 2022. En todo caso los problemas podrían presentarse sobre todo a mediados de 2023, cuando vence la mayor parte de la nueva deuda colocada en un canje en el arranque de la gestión de Sergio Massa.

El ministro de Economía consiguió el objetivo que se había propuesta al arrancar su gestión, que era reducir sustancialmente el peligro del reperfilamiento de la deuda en pesos. Para eso llevó adelante un canje por 2 billones, con un buen porcentaje de deuda colocada que vence en el primer semestre del año próximo. Para lograrlo emitió un bono dual, es decir que paga el mejor rendimiento entre la inflación y la sub del dólar oficial.

El objetivo de Economía es, claramente, derivar financiamiento desde los los pases y las Leliq del Central a las colocaciones de bonos realizadas por el Tesoro

Al mismo tiempo, subió fuerte la tasa de interés para captar inversiones en pesos. Los títulos más cortos pagaron en la última licitación del mes, que se realizó anteayer, tasas del 75% al 77% anual en pesos. Estos rendimientos están bien por arriba de la tasa de política monetaria definida por el BCRA, que quedó luego del último incremento en 69,5% anual. El objetivo es, claramente, derivar financiamiento desde los los pases y las Leliq del Central a las colocaciones de bonos realizadas por el Tesoro.

Para el Tesoro no es tarea cumplida ni mucho menos. Entre las refinanciaciones que tiene por delante y el déficit fiscal proyectado hasta fin de año, debería colocar unos $ 2,1 billones. Si lo consigue, podría prescindir del financiamiento monetario del Banco Central.

Miguel Pesce, presidente del Banco
Miguel Pesce, presidente del Banco Central de la República Argentina (REUTERS/Agustin Marcarian)

Una de las primeras medidas de Massa fue disponer que no se coloquen adelantos transitorios del Central al Tesoro al menos hasta fin de año, con el objetivo de mantener bajo control la expansión monetaria. Hasta ahora se viene cumpliendo y la intención es proyectar este mejor comportamiento monetario y fiscal en los próximos meses. Si se logra, el Gobierno quedaría cerca de cumplir con la exigencia de reducción de la emisión monetaria por parte del BCRA a sólo 1% del PBI a lo largo de 2022.

El Tesoro no está lejos de conseguir el objetivo de conseguir deuda en el mercado en vez de financiarse con el Banco Central, al menos hasta fin de año, en línea con el compromiso asumido con el FMI. La acumulación de vencimientos recién cae a mediados de 2023, pero para eso todavía falta demasiado tiempo

¿Bajará la inflación si se cae tan fuerte la expansión monetaria generada por el Banco Central? Seguramente no en el corto plazo, ya que la suba de precios ya contiene la emisión de dinero de los últimos meses. Además, pesan fuerte otros factores. Por ejemplo, la escasez de dólares genera serios problemas de producción y por ende hay menor oferta de productos. Los fabricantes optan por remarcar para hacerse de pesos y seguir pagando los salarios.

También pega la expectativa de una devaluación, es decir un salto mucho más fuerte del dólar oficial que automáticamente aumentaría los precios de los insumos importados. Una decisión del Gobierno de sincerar el tipo de cambio provocaría un “fogonazo” sobre los precios, que complicaría aún más las cosas al menos en el corto plazo.

Tras el récord de 7,4% en julio, los consultores privados estiman que la inflación de agosto se ubicará en un nivel cercano al 6,5%, con fuertes subas en alimentos y productos de limpieza.

Septiembre llega con otros aumentos de precios, como es el caso de la medicina prepaga o las cuotas de colegios privados, pero es posible que el índice tenga alguna disminución adicional en el mes.

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