Los cuatro sectores productivos que el Gobierno busca apuntalar para acelerar su liquidación de exportaciones podría aportar en lo que resta del año una cifra cercana a los USD 10.000 millones, que el equipo económico considera decisivos para alimentar las reservas alicaídas del Banco Central, y que configura uno de los pilares sobre los que Sergio Massa apoya su programa económico.
Mediante una serie de medidas, algunas más avanzadas que otras, algunas con negociaciones más trabajosas que otras, el Ministerio de Economía busca activar las exportaciones de ciertos sectores que considera estratégicos ya sea porque el país tiene ventajas comparativas como por el contexto de demanda global que puede empujar a esos rubros.
Massa desembarcó en el Palacio de Hacienda imaginando una suerte de “shock” de reservas para el BCRA que estuviera compuesto por liquidación de sectores exportadores, principalmente el agro, junto con negociaciones para un préstamo de bancos internacionales y créditos de organismos bilaterales. Esa cuenta, optimista, preveía hasta USD 10.000 millones para las arcas de la autoridad monetaria.
El Ministerio de Economía busca activar las exportaciones de ciertos sectores que considera estratégicos y que podrían aportar unos USD 10.000 millones hasta fin de año
Ese plan, que tenía un horizonte de concreción inicial de 60 días, tuvo avances leves: el tira y afloje con cerealeras y productores agrarios todavía se sostiene, aunque en los despachos oficiales aseguran que el diálogo es positivo. En ese sentido, a esta altura los contactos son más bien técnicos, como los que este miércoles tendrán los funcionarios de la Secretaría de Agricultura con la Mesa de Enlace.
Hay, en el equipo económico, un diagnóstico y una presunción. Por un lado, que las negociaciones se terminarán de destrabar solo cuando el Gobierno acceda a mejorar las condiciones para ese esquema de “dólar soja” anunciado hace poco más de un mes, que ensayó y que no funcionó. Por otra parte, también el Poder Ejecutivo entiende que necesitará remover algunas de las trabas burocráticas de las que, reconocen, adolesce el mecanismo de incentivo que planteó el Gobierno para que los productores aceleren la venta de sus granos a los exportadores.
La presunción es que el agro es, con diferencia sobre el resto, el sector del entramado productivo que más potencial de aporte de divisas tiene en lo que resta del año. Más allá de que no deja de ser un sector con una dinámica exportadora impactada por sus propios ciclos de estacionalidad -aunque como el resto de los rubros, la brecha cambiaria elevada funciona de base como desaliento a las ventas al exterior-, en los despachos oficiales creen que al menos otros USD 5.000 millones más podrían provenir de este canal exportador.
El agro es el principal pero no es el único, creen en el equipo económico. En ese sentido, las otras tres “turbinas” -el concepto que acuñaron cerca de Massa y que repiten para graficar el peso que le dan a este tema en el programa económico del tigrense- tienen un potencial exportador en los cuatro meses completos que restan del 2022 de otros USD 5.000 millones, aproximadamente.
Uno de ellos será el de la economía del conocimiento. Hacia fin de año, estiman desde el Palacio de Hacienda, este sector habrá terminado con exportaciones por unos USD 7.000 millones, lo que deja un margen estimado de USD 2.300 millones para exportar hasta fin de año. Hacia un mediano plazo, el Gobierno activó para las tecnológicas una serie de medidas que apunten a hacer crecer ese horizonte de exportaciones.
En el Gobierno reconocen que las negociaciones con el agro se terminarán de destrabar solo cuando el Gobierno acceda a mejorar las condiciones para ese esquema de “dólar soja”
Para eso, el Ministerio de Economía concretará medidas en los próximos días. Por un lado, un decreto que establecerá una suerte de “cepo light” para grandes empresas del sector que sean exportadoras. El beneficio será la posibilidad de contar con la libre disponibilidad de un 30% de los dólares incrementales por sus operaciones con el exterior.
De esta forma, las firmas tecnológicas que registren una mejora en su stock de exportaciones respecto a una línea de base que será determinada mediante una reglamentación, contarán para libre disponibilidad con un puñado de ese saldo. Un ejercicio parecido ensaya el Poder Ejecutivo para otro sector -netamente exportador- como la minería.
En este caso, se trata de un control cambiario flexibilizado por el cual se les otorgará un porcentaje (10%, 20% o 25% según corresponda) de acceso a divisas sobre el monto de exportaciones que registren. El Poder Ejecutivo, de todas formas, les reclamará a las compañías que cumplan determinados criterios para que puedan acceder a ese beneficio.
Por un lado, el programa que creará el Gobierno les pedirá a las mineras un plan de desarrollo de proveedores nacionales, provinciales y locales, y además un compromiso para el agregado de valor local , lo que se traduce como la cooperación para generar “condiciones para la industrialización de los recursos”, mencionaron fuentes oficiales. Esto apuntaría principalmente al litio.
“A nivel exportaciones, la proyección oficial es llegar en 2022 a USD 3.900 millones, un aumento interanual de más del 20%”, explicaron desde el equipo económico. De esta manera, la cuenta que hacen en el Gobierno es que hasta que termine el año a la minería todavía le restan aportar alrededor de 1.700 millones de dólares.
Por último, el sector de hidrocarburos ya contaba con su propio “cepo light”, que fue anunciado en su momento por el entonces ministro Martín Guzmán y que el ahora jefe del Palacio de Hacienda Sergio Massa oficializó mediante una reglamentación que buscará beneficios adicionales para el sector, en el caso en que incremente su producción.
Estimaciones privadas hablan de unos USD 4.000 millones de exportaciones de hidrocarburos para cuando haya finalizado 2022, lo que dejaría, de acuerdo a cálculos preliminares, la posibilidad de un aporte exportador de USD 1.000 millones en lo que resta del año.
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