El arquitecto del plan de estabilización más exitoso de Brasil, Edmar Bacha, afirmó que la Argentina debe cumplir con una serie de duros requisitos para ordenar su macroeconomía y dejar atrás su crítica situación cambiaria y financiera.
Bacha, uno de los autores intelectuales del Plan Real de estabilización de los precios, instrumentado por el entonces ministro de Economía, Fernando Henrique Cardoso desde 1994, detalló qué pasos debería dar el gobierno argentino para bajar la alta inflación, que este año llegaría a los tres dígitos y se proyecta por encima del 60% para 2023.
En julio de este año Brasil presentó una deflación del 0,7% y una inflación del 10% en 12 meses, mientras que la Argentina registró una suba mensual del 7,4% y del 71%, respectivamente.
En una presentación desarrollada en un seminario del IAE y Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, denominado “Programas de Estabilización para la Argentina”, el economista brasileño brindó su diagnóstico y soluciones sobre la Argentina:
- Equilibrar el Presupuesto, dejando atrás su histórico déficit fiscal, que por ahora se ubica en torno del 3,3% del PBI y que debería llegar al 2,5% según las pautas con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
- Mantener tasas de interés reales positivas, ya que, pese a contar con las tasas de referencia más altas del mundo, en torno del 70%, se mantienen en un terreno levemente negativo.
- Asegurar que los precios críticos, como las tarifas y los tipos de cambio, estén en equilibrio. En este sentido, recién luego de dos años el Gobierno comenzó a aplicar un aumento en las tarifas de los servicios públicos –que ya quedará por debajo de la inflación- y mantiene un esquema de múltiples tipos de cambio con una brecha que excede largamente el 100%, lo que distorsiona toda la actividad económica.
- Introducir una unidad de cuenta diaria (factor de ajuste por la inflación) para sincronizar la evolución de salarios, precios, tarifas, tipo de cambio y los valores financieros, que se mueven en forma descoordinada y sin un horizonte claro, lo que dificulta la planificación macroeconómica; darle tiempo para el uso generalizado y luego convertirla en la nueva moneda estable del país, tras la experiencia fallida de la salida de la convertibilidad, cuando comenzaron a manipularse las estadísticas públicas y eso afectó el ahorro en pesos, un problema que se profundizó con la estatización de las AFJP y con la alta inflación crónica que mantiene el país desde 2005.
Hay que eliminar el déficit fiscal, mantener tasas de interés positivas, equilibrar tarifas y tipos de cambio, entre otras variables (Bacha)
Al final, a modo de consuelo y de buenos deseos, Bacha dijo que el país debe tener “Buena suerte”.
Del encuentro también participaron Marina Dal Poggetto; Gianfranco Castagnola, ex Director del Banco Central de Reserva del Perú; Alfredo Romano, profesor de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral; Isaac Alfie, ex Ministro de Economía y Finanzas de Uruguay; el ex auditor regional del FMI y director del Georgetown Americas Institute, Alejandro Werner; Alfredo Arizaga, ex Ministro de Economía y Finanzas de Ecuador y Augusto De La Torre, ex Presidente del Banco Central de ese país, además de la economista Diana Mondino y Martín Uribe, profesor titular de Economía en la Universidad de Columbia.
El precedente del mayor socio del Mercosur
Antes de referirse al caso argentino, Bacha detalló cómo se llegó al Plan Real, instrumentado tres años después de la convertibilidad en la Argentina.
Al respecto, recordó que en octubre de 1992, el vicepresidente Itamar Franco sucedió al presidente Collor de Melo, quien renunció para evitar un impeachment. El nuevo mandatario en mayo de 1993, nombró ministro de Hacienda a Fernando Henrique Cardoso, mientras la inflación anual alcanzaba el 1.500% y, en junio de 1994, el 3.000% anualizada.
“Los precios contractuales de bienes y servicios, los salarios, las pensiones, la cotización oficial del dólar, los valores financieros estaban casi todos legalmente indexados a la inflación pasada, según índices variables y periodicidades distintas”, recordó Bacha.
En aquel contexto, “el dólar oficial se reajustaba por la inflación todos los días, los transportes urbanos una vez al mes, los salarios parcialmente cada dos meses e integralmente cada cuatro meses y los alquileres de viviendas cada seis meses”. A su vez, los depósitos en dólares no eran admitidos y, en términos generales el dólar tampoco podía ser usado como indexador de contratos”, agregó.
El dólar oficial se reajustaba por la inflación todos los días, los transportes urbanos una vez al mes, los salarios parcialmente cada dos meses (Bacha)
Por su parte, el Banco Central “mantenía la tasa de interés a un día siempre por encima de la tasa de inflación observada y el Congreso votaba el presupuesto federal con un gran déficit potencial, pero los impuestos se indexaban a la inflación y los gastos se autorizaban en términos nominales”, destacó el economista brasileño.
Frente a esa caótica situación, el 7 de diciembre de 1993 Fernando Henrique Cardoso anunció un plan de estabilización consistente en tres fases:
- Una enmienda Constitucional diseñada para equilibrar el Presupuesto en 1994 y 1995.
- La unificación del sistema de indexación bajo una unidad de valor diaria que reflejase la inflación vigente.
- La introducción de una nueva moneda “fuerte y estable” en sustitución al Cruzeiro Real.
De inmediato, el Congreso brasileño concluyó la primera parte del plan al aprobar la Enmienda Constitucional que permitió reducir gastos obligatorios alrededor de 20% y así validar un Presupuesto equilibrado para 1994. El día siguiente, el 28 de febrero de 1994, el presidente Franco “presentó al Congreso un decreto que creaba una nueva unidad de cuenta, la Unidad Real de Valor (URV), como parte integral del sistema monetario de Brasil”.
“El valor de la URV se fijó en un dólar y ambos empezaron a apreciarse diariamente con relación al cruzeiro real (CR), según las mismas tasas de inflación: todos los salarios, pensiones, contratos públicos, alquileres de viviendas y cuotas escolares quedaron expresados en URV por fuerza de ley”, recordó Bacha.
La fórmula introducida por Cardoso en el gobierno de Franco se mantuvo con el PT y logró que la inflación no escalara, a diferencia de lo que ocurrió con la Argentina
A su vez, las fórmulas de conversión en URV conservaron los valores reales promedios de estos pagos a lo largo de sus últimos ciclos de reajuste por la inflación y los pagos efectivos continuaron realizándose en Cruzeiros Reales.
Finalmente, el 27 de mayo de 1994 el congreso convirtió en ley el decreto presidencial de la URV, con cambios para proteger a los trabajadores de la inflación en el primero año del Real y el 30 de junio de 1994 otro decreto presidencial convirtió a la URV en la nueva moneda del país, el Real, que reemplazó al Cruzeiro Real como medio de pago a partir del 1ro de julio.
“El valor del Real en dólares se fijó según una banda asimétrica. El Real valdría al menos un dólar, pero podría apreciarse libremente por encima de esta paridad”, recordó Bacha.
La flexibilidad para mantener la inflación baja
Así, la inflación cayó de un promedio del 40% mensual en el primer semestre de 1994 a un 2% mensual en el segundo semestre y, de esta manera, el 3 de octubre de 1994 Fernando Henrique Cardoso fue elegido presidente del Brasil, lo que permitió continuar el plan en 1995; en octubre de ese año la inflación bajó a menos del 10% en 12 meses.
Cuando la economía brasileña comenzó a sufrir -al igual que la Argentina- por los efectos del Tequila mexicano, el efecto Arroz del sudeste asiático y el efecto Vodka ruso, implementó una devaluación a principios de 1999 que le permitió suavizar el efecto de esos shocks externos, aunque dejó en off side al gobierno de Menem, que no se esperaba ese movimiento cambiario.
La inflación cayó de un promedio del 40% mensual en el primer semestre de 1994 a un 2% mensual en el segundo semestre
Mientras que la decisión de Brasil fue avanzar hacia un esquema más flexible pero sin perder el orden fiscal –que se mantuvo con la llegada del PT (Partido de los Trabajadores) al poder y permitió mantener la inflación bajo control- la Argentina no salió de chaleco de fuerza hasta fines del 2001 hasta que explotó la convertibilidad y desde entonces, salvo escasas excepciones, mantuvo sus cuentas públicas en rojo y una sostenida suba de precios que se tradujo en un claro empeoramiento de sus indicadores sociales.
Con esta presentación, Edmar Bacha recordó cuál debería ser el camino para recuperar los indicadores virtuosos, sin atarse a dogmatismos de ninguna clase.
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