En una esquina céntrica de Córdoba, donde confluyen la Avenida Emilio Olmos y la calle Rivadavia, está el edificio más angosto de América del Sur.
Con sólo 3,70 metros de ancho en su lado más profundo, quienes lo construyeron tuvieron que extremar la astucia para poder efectuar una estructura edilicia sobre un terreno que presentó dificultades para hacerlo hace casi 100 años. El inmueble es conocido como La Mundial porque fue edificado por los dueños de la compañía homónima que se dedicaba a la comercialización de seguros.
Esta joya edilicia asombra tanto a cordobeses y turistas que lo miren desde la perspectiva de la calle Rivadavia. Cuenta la historia que nació de una pela entre vecinos: algunos dicen que eran hermanos y hay muchos enigmas en torno al inmueble. A principios del siglo XX tenían que ensanchar la actual Avenida Olmos (que por entonces era llamada 24 de Septiembre) y por esa obra que emprendió el municipio que encabezaba el propio Olmos demolieron un edificio. Quedó un terreno muy estrecho en esa esquina.
Entre idas y vueltas, el propietario del terreno contiguo quiso comprar este lote angosto a un precio menor de su valor, pero el dueño se negó. Ese propietario desconocido contactó a dos arquitectos franceses para hacer la construcción y así surgió el edificio más angosto de la región. Tardaron casi cuatro años en levantarlo.
“Por eso también es conocido también como edificio Gillette porque su filo da sobre Rivadavia. Es como que la va a cortar. Lo cierto es que La Mundial es parte del rico patrimonio de la ciudad de Córdoba”, contó a Infobae el arquitecto Orlando Ferraro, quien además expresó que siente orgullo de vivir y trabajar en frente, en otro inmueble que se edificó casi al mismo tiempo, remata en cúpula y se conoce como Edificio Ferraro porque lo hizo su abuelo Felipe Ferraro.
Tanto el de La Mundial como este inmueble son muy fotografiados por gente que hace visitas guiadas. “Si vas por el Centro, no dejes de ir hacia el edificio Gillette”, dicen los vecinos cuando recomiendan lugares para ver. Ambos inmuebles están a 200 metros de la Plaza San Martín, la central de Córdoba próximas con la catedral y el Cabildo.
“Si vas por el Centro, no dejes de ir hacia el edificio Gillette” (dicen los vecinos de esta zona de Córdoba)
Calificado de patrimonio histórico por el municipio de la capital de la provincia mediterránea, ostenta la calificación Alta, que según Ferraro se otorga “cuando haces un proyecto en una de estas propiedades, y hay que hacer un registro fotográfico y fílmico, acompañado de planos de relevamiento. No se pueden demoler, se debe evaluar el proyecto nuevo como parte de la documentación a aportar y se debe hacer una conservación total de fachadas y ambientes principales. Normalmente son ampliaciones que no alteren la imagen original de la propiedad, o intervenciones en sus ambientes interiores, sin afectación del frente”.
Qué fue La Mundial y que funciona hoy en el edificio
El edificio que hizo levantar la compañía para recibir a sus clientes también surgió como rentas donde además de oficinas convivían departamentos que se alquilaban por ese entonces para gente de un status de muy buenos ingresos.
Tiene 850 metros cuadrados totales, distribuidos en 7 niveles con dos inmuebles por piso. Totaliza 32 metros de alto y en la planta baja tiene dos locales comerciales que actualmente están ocupados, entre ellos por una panadería (Meditárrena que tiene fotos históricas del edificio).
Las viviendas son aptas profesionales y casi no hay en venta, su valuación oscila en USD 1.000 por metro cuadrado. Mientras que el m2 de un alquiler está en USD 50 y se pagan unos $15.000 por expensas.
Ferraro destacó que fue hecho con una tecnología bien típica de la época, “el edificio se apoyó sobre un armazón de hormigón armado, mampostería y ladrillos comunes, losas de entrepiso, estructura de perfiles metálicos, revoques interiores a la cal y revoque exteriores tipo piedra París color natural”.
Luego de la década del ´50 la compañía cayó en desgracia y las unidades se fueron subdividiendo y vendiendo por separado. Actualmente las unidades las ocupan algunos profesionales que también residen solos. Como algunas pareja porque son de plantas de escasas dimensiones (oscilan en 50 metros cuadrados cada una).
Según Ferraro, en la plancheta catastral está el ancho de 4,65 metros y 33,28 metros más ochava de frente, pero da 3,70 en su parte más estrecha.
La fachada es imponente de estilo neoclásico y está culminada con columnas de distintos órdenes, pilastras ornamentales, balaustradas y balcones en hierro forjado. “Pero lo que resulta sorprendente es dar la vuelta a la esquina y darse cuenta de que la parte sobre la calle Rivadavia es tan angosta”, contó Ferraro.
Misterios y leyendas
Si alguien se para frente al edificio no se logra observar que sea tan estrecho, esa es otra de las particularidades.
La mejor opción de mirar tranquilamente esta curiosidad de la arquitectura cordobesa es acercarse a la tradicional confitería Real, que está en la esquina del frente, y tomarse un cortado mientras se observa el edificio a través de los ventanales que están en calle Rivadavia.
El historiador Carlos Ighina, en su momento, recordó en una entrevista anécdotas que las crónicas recopilan sobre el edificio. A fines de 1940, frente a la entrada principal del edificio se estacionaba un automóvil de época, lujoso, con siete asientos. Era el auto de quien por entonces era el dueño de La Mundial. Este hombre, relata, habría ganado su fortuna explotando varios prostíbulos que funcionaban en cercanías del edificio. El dueño enviudó y el fallecimiento de su mujer le produjo una tristeza tal que murió al poco tiempo.
Otros rumores que circularon sobre La Mundial fueron que se construyó para esconder túneles que se habrían usado con fines ilícitos. Cómo también que hay pasadizos que conectan con iglesias de la zona. Otra versión dice que el edificio se construyó para hacer desaparecer dinero. Todas leyendas urbanas.
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