Si hasta ahora el mercado automotor sufría la falta de vehículos por la escasez de divisa, fundamentalmente importados, en los próximos meses el escenario podría empeorar. Los planes del ministro de Economía, Sergio Massa, de recibir dólares a través del agro, organismos internacionales y/o préstamos bancarios se están dilatando más de lo previsto, por lo que su equipo ya comenzó a revisar la balanza comercial de los distintos sectores y reprogramar los planes previstos hasta fin de año.
El sector automotor es uno de los que más dólares genera, pero al mismo tiempo también de los que más demanda. Como es altamente dependiente de las piezas importadas para la fabricación de vehículos, la balanza comercial fue históricamente deficitaria, a pesar de los reiterados intentos de los últimos gobiernos en avanzar con la sustitución de importaciones a partir de una mayor exigencia de contenido local en las unidades. Con las crecientes restricciones al ingreso de autos del exterior, por la falta de dólares, el rojo del sector se achicó sensiblemente y la estimación para este año rondaba los USD 1.000 a USD 1.500 millones, según coincidieron fuentes privadas y oficiales.
Pero el contexto es tan delicado que la sintonía fina se volvió una urgencia. Por eso, el recién llegado secretario de Comercio, Matías Tombolini, se reunió con los directivos de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa) la semana pasada y este lunes para pedirles su “mayor compromiso” en lograr superávit comercial en los próximos cuatro meses. Según pudo reconstruir Infobae, el primer pedido fue de mayor dureza, pero luego resolvieron que cada terminal le acerque una propuesta con el máximo esfuerzo posible que puedan hacer para lograr un saldo positivo entre septiembre y diciembre. Mientras tanto, durante agosto el Gobierno no aprobó ni una SIMI y se acumulan los autos en el puerto, agregaron las fuentes.
“Nos han venido reduciendo importaciones y a cada empresa se nos había establecido una pauta de producción, exportaciones e importaciones. Entonces nos ajustamos a esa pauta y ahora quieren hacer borrón y cuenta nueva, pero no se puede cambiar todo de la noche a la mañana. Acá hay una planificación de producción, de autos que se exportan a otros países y de vehículos que vienen para Argentina”, planteó una fuente de una terminal.
De acuerdo a los números que manejan las compañías, el déficit acumulado ronda los U$S 600 millones, aunque el Gobierno asegura que ya son U$S 1.000 millones y que como se trata del número que se había comprometido para todo el año, en los meses que restan hasta fin de año el sector debe lograr equilibrio o, en el mejor de los casos, superávit. Una meta realmente difícil, coinciden en la industria.
A su vez, los números del sector autopartista, nucleado en la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), son más deficitarios aún. De acuerdo con el último informe de comercio exterior de la entidad, en el primer semestre la balanza comercial del sector presentó un déficit de U$S 4.061 millones, 31,9% más que el registrado durante el mismo periodo de 2021. Mientras que las exportaciones aumentaron 8,3% -llegaron a los U$S 715 millones-, las importaciones de autopartes se incrementaron 27,8% y alcanzaron los U$S 4.775 millones en el semestre.
Tras los encuentros mantenidos con Tombolini y con el secretario de Industria, José Ignacio de Mendiguren, ahora será el subsecretario de Comercio Exterior, Germán Cervantes, quien se reunirá con cada terminal para analizar sus números y evaluar por dónde se puede ajustar. “Nada será gratis. En el sector automotriz, hay mucho empleo que se genera a través de los concesionarios, que se verán afectados por el mayor cepo”, dijeron desde otra terminal, al tiempo que agregaron que se agravará también el incumplimiento de los compromisos con los planes de ahorro.
“Nos han venido reduciendo importaciones y a cada empresa se nos había establecido una pauta de producción, exportaciones e importaciones”
Desde Comercio confirmaron que se les está pidiendo un esfuerzo pero sin afectar producción ni empleo, ya que el objetivo es que se limite el ingreso de los autos terminados de mayor valor. “Lo que estamos pidiendo es que tengan balanza superavitaria en los cuatro meses que restan del año produciendo y exportando más, porque están abajo de los niveles de exportación con los que se habían comprometido a principios de año. Todos asumieron mejorar”, aseguraron fuentes cercanas a Tombolini.
La importación de autos terminados oscila entre 10.000 y 15.000, dependiendo del mes, y el valor promedio ronda los USD 12.000. A estos aproximadamente USD 160 millones que el sector requiere para pagar la compra de vehículos del exterior, se le deben sumar lo que requieren por la importación de piezas. Las empresas están evaluando qué propuesta acercarle al Gobierno, pero saben que así como en agosto no salió ni una aprobación de SIMI, Comercio seguirá regulando de esta manera los permisos. Que se suman a las complicaciones y restricciones que el BCRA ya impuso sobre los pagos de las compras aprobadas.
La lectura que hacen los empresarios es que el Gobierno ya no sabe a qué acudir para que le cierren los números y poder llegar a cumplir con la meta de acumulación de reservas pactada con el FMI -al 30 de septiembre, USD 4.400 millones-, ya que la liquidación del campo no aparece y todavía hay un alto gasto de importaciones energéticas. “No vemos un plan, sino que van regulando día a día la entrada y salida de los dólares y hay altos riesgos de que tengamos que frenar la producción si esto se agrava y no podemos importar insumos”, manifestó una fuente del sector.
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