El empleo total asalariado registrado por el Sistema Previsional Argentino creció en los primeros 27 meses de gobierno de Alberto Fernández 0,21%, unas 12.700 personas, muy por debajo del promedio equivalente anual que había acusado en las dos décadas precedentes, que fue de un ritmo acumulativo por año de 1,42% (85.000 por año, sobre un total de poco más de 6 millones de trabajadores), según revelan las Estadísticas de Indicadores Laborales del Ministerio de Trabajo.
Si bien en las últimas dos décadas la economía no se enfrentó con fenómenos inesperados como fueron la irrupción de la pandemia de Covid-19 a comienzos del 2020, ni una guerra en el inicio del 2022 -por la invasión de Rusia a Ucrania- no estuvieron ausentes también situaciones internas traumáticas, como fueron la crisis de fines de 2001-principios de 2002; sequías que afectaron severamente a las cosechas y al stock ganadero; derrumbe de los precios internacionales de las materias primas que más exporta la Argentina; y crisis de deuda pública, con largas negociaciones con los holdouts, primero, y el FMI más recientemente, que afectaron severamente el desempeño agregado de la actividad y el empleo.
Por grandes ramas de actividad, la serie mensual de la cartera laboral muestra que entre diciembre de 2019 y junio 2022 sólo el conjunto de la industria manufacturera y de los servicios comunales, sociales y personales superaron los niveles de empleo: 2,23% en el primer caso y 1,62% en el segundo.
Entre diciembre de 2019 y junio 2022 sólo el conjunto de la industria manufacturera y de los servicios comunales, sociales y personales superaron los niveles de empleo
Por el contrario, acusaron caídas de diferente intensidad el resto de las grandes ramas de actividad informadas por Trabajo: construcción 2,93%; comercio, restaurantes y hoteles 1,46%; transporte, almacenaje y comunicaciones 1,08%; y en menor medida servicios financieros y a las empresas 0,15 por ciento.
Y como era de esperar en un escenario dominado por la aceleración constante y violenta del ritmo de alza de los precios y caída del crédito al sector privado, por tamaño de empresa el movimiento del empleo ha afectado más en los primeros 27 meses de presidencia de Alberto Fernández a los establecimientos más pequeños, entre 10 y 49 ocupados, cayó 1,73%; mientras en la franja intermedia hasta 199 ocupados subió 1,37%; en tanto en las grandes firmas (más de 200 empleados asalariados en blanco) se incrementó 0,39%. En los últimos dos casos muy por debajo de la tasa de crecimiento equivalente anual intercensal que informó el Indec, de 1,25% anual.
Los datos desagregados del Ministerio de Trabajo con mayor apertura hasta mayo 2022, ajustados por estacionalidad, muestran que sobre 14 grandes ramas de actividad la mitad registró aumento de la nómina respecto de noviembre 2019, y otro tanto la redujo, con un saldo neto de 99.185 incorporaciones.
En el primer caso, se ubicaron con alzas la industria 59.049 (5,4%); actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler 56.003 (6,8%); comercio y reparaciones 31.003 (2,8%); construcción 12.999 (3,2%); servicios sociales y de salud 2.530 (0,8%); y en menor medida pesca; y suministro de electricidad, gas y agua.
En el segundo, por el contrario, se escalonaron en la lista de mayores bajas absolutas la actividad de transporte, almacenamiento y comunicaciones 17.287 (3,2%); hoteles y restaurantes -16.181 (6,1%); servicios comunitarios, sociales y personales -10.878 (2,9%); agricultura, ganadería, caza y silvicultura -9.799 (3%); intermediación financiera -6.586 (4,1%); explotación de minas y canteras -1.486 (1,7%); y enseñanza -1.444 (0,3 por ciento).
Movimientos según calificación de la tarea
Pese a que el saldo neto del empleo asalariado privado registrado en términos agregados virtualmente se estancó en valores absolutos se destacan en las incorporaciones el aumento de los puestos ocupados por técnicos en 5,2% del total, a 20,9% de los ingresos; seguido por los profesionales con 0,8 puntos porcentuales, a 6,6% del movimiento del mes; en tanto declinaron en 3,5 pp y 2,5% en los casos de los operarios y del personal no calificado.
Entre las incorporaciones se destacó el aumento de los puestos ocupados por técnicos en 5,2% del total, a 20,9% de los ingresos
En las bajas, también las categorías de empleados técnicos y profesionales fueron las más afectadas: 0,1 puntos porcentuales y 2,4 pp en cada caso, a 6,6% y 20,1% del total de las desvinculaciones; en tanto redujeron su relevancia el resto de las categorías por tarea, a 45,8% en la de operarios (-5,3 pp) y 27,5% la de los no calificados (-2,8 puntos porcentuales).
Creciente proporción de puestos no cubiertos
Esos movimientos cobran mayor relevancia cuando de la última Encuesta de Indicadores Laborales del Ministerio de Trabajo, con datos a junio 2022 de un conjunto de 12 aglomerados urbanos con 67.420 empresas y 3,42 millones de empleados en relación de dependencia en el sector privado, surge que en comparación con noviembre 2019 la proporción de empresas con puestos vacantes se elevó de 8,1% del total a 12 por ciento.
Las posiciones con más proporción de vacancias eran las de operarios, con 42,9% del total de los puestos sin cubrir -subió en 3,1 puntos porcentuales-; seguidas por la de técnicos 24,4% -aumentó en 11 pp-; y profesionales 17,2% -creció en 5,7 pp-.
Si se tiene en cuenta que la tasa de crecimiento intercensal equivalente anual de la población fue de 1,2468%, y que el máximo histórico del empleo asalariado privado registrado se anotó en diciembre de 2017, con 6,28 millones de personas, surge que en la actualidad existe un potencial de 600 mil trabajadores en espera a incorporarse a las empresas en relación de dependencia.
No obstante, la perspectiva de su rápida inclusión al sistema de trabajo formalizado asalariado se mantiene muy lejana, habida cuenta de que la última Encuesta de Indicadores Laborales del Ministerio de Trabajo, en junio 2022 para el tercer trimestre, arrojó que apenas 1 de cada 24 empresas con más de 10 puestos de trabajo proyectaba aumentar la nómina, y en términos netos -luego de restar la proporción que declaró que presupuestó reducción-, las incorporaciones se pronosticó para apenas 1 de cada 36 establecimientos.
Apenas 1 de cada 24 empresas con más de 10 puestos de trabajo proyecta aumentar la nómina en el tercer trimestre, y en términos netos esa proporción es de 1 de cada 36 establecimientos
En tiempo de sólida reactivación de la economía esas relaciones fueron cercanas a 1 de cada 5 empresas con planes de aumento de los puestos netos, en tanto el promedio de la serie de la EIL de 18 años arroja que de 1 por cada 13 establecimientos proyectaba ampliar la nómina de personal asalariado registrado.
Una de las razones que explican la persistencia de semejante brecha entre la realidad y el promedio histórico es la ausencia de un plan económico que conduzca a revertir los tremendos desequilibrios macroeconómicos que llevan a imponer restricciones y limitaciones al normal desempeño de las empresas, por falta de acceso a insumos importados; aumento de la presión tributaria y hasta la prohibición de exportaciones.
Sin embargo, de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec surge que la tasa de desempleo habría bajado en el segundo trimestre de 2022 a 6,7% de la oferta laboral, según anticipó en su disertación en el Council de las Américas, en Buenos Aires, el ministro de Economía Sergio Massa. El 21 de septiembre el organismo oficial de estadística dará a conocer los detalles del relevamiento, los cuales darán cuenta de gravitación tuvieron en ese resultado -el más bajo en 7 años- las variaciones de las tasas de oferta laboral y de empleo total.
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