La aceleración de la devaluación del peso en el mercado oficial de cambios y la puesta en marcha del aumento de las tarifas a los servicios públicos generará mayor presión sobre una inflación que ya mostró un considerable aumento en los primeros siete meses del año, tanto por su participación en el presupuesto de los hogares, como principalmente sobre las expectativas. Por esta razón, los consultores privados estiman que la suba de precios estará más cerca de los tres dígitos que del 90% registrado en el último relevamiento mensual de expectativas (REM) que recoge el Banco Central.
Ante esta perspectiva, el equipo económico de Sergio Massa cree que una mayor devaluación podría colocar la tasa de inflación mensual en dos dígitos y apuesta a que la recomposición de las reservas en el Banco Central les permita manejar la fuerte distorsión de los múltiples tipos de cambio y la brecha cambiaria superior al 100 por ciento.
El desdoblamiento cambiario formal es una opción que en el pasado derivó en situaciones de crisis, por lo que debería ser una herramienta transitoria
Desde la oposición, algunos técnicos sostienen que el Gobierno debería sincerar la situación con un desdoblamiento formal del tipo de cambio entre un dólar comercial y otro financiero al anticipar que en el corto plazo el IPC subirá, pero que, a la vez, habrá un mayor ingreso de dólares al BCRA y eso estabilizará la crisis cambiaria. El desdoblamiento formal, recuerdan, derivó en situaciones de crisis en el pasado, por lo que debería ser una herramienta transitoria en el camino hacia la unificación cambiaria.
En este sentido, los analistas consultados por Infobae subrayaron que el efecto mayor sobre el IPC será por la devaluación más que por el aumento de las tarifas. Al respecto, María Castiglioni afirmó que “la suba de las tarifas por supuesto que va a impactar en el índice de precios al consumidor a partir de septiembre, aunque todavía, por la manera en que lo presentaron, no está tan claro cómo va a influir”.
“En el fondo hay una dinámica inflacionaria generada por el excedente de pesos que hay en la economía que todavía no se resolvió y sumado a ese problema hay distintos factores: las importaciones no se sabe cuánto van a valer, ni tampoco los insumos”, explicó la socia de C&T.
El endurecimiento del cepo
Este endurecimiento del cepo “tuvo un impacto muy fuerte; en cambio, las tarifas tienen un peso bastante chico en la canasta del consumidor”, agregó Castiglioni.
En tanto, Pedro Martínez de PxQ afirmó que “el impacto de la quita de subsidios en IPC no es lineal, por un lado está el efecto de primera ronda del aumento de tarifas, es decir el impacto directo por el incremento en las facturas que recibirán los usuarios, y a su vez va a haber un efecto de segunda ronda por el impacto en los costos que pueda ser trasladado a precios”.
“Otro factor relevante va a ser el ritmo de variación del tipo de cambio nominal. Venimos viendo que el Banco Central acelera el crawling-peg para evitar que el tipo de cambio real se atrase, pero esto tiene un efecto sobre los precios”, dijo Martínez a este medio.
“No hay que perder de vista el impacto inflacionario de las restricciones sobre los pagos de importaciones. En este sentido, van a ser claves las próximas semanas y estar atentos a lo que defina el Banco Central”, aclaró el economista de la consultora creada por el ex viceministra Emmanuel Álvarez Agis.
No hay que perder de vista el impacto inflacionario de las restricciones sobre los pagos de importaciones (Martínez)
Andrea Osorio de la Fundación Capital agregó que “el registro de agosto se mantendrá elevado, exhibiendo todavía el impacto del acomodamiento de precios que se observó desde julio y una inercia inflacionaria más que elevada, que no se diluirá rápidamente. También impactarán fuertemente los servicios regulados, que le sumarían entre 1,8 y 2 puntos porcentuales a la inflación en el octavo mes”.
“En particular, la suba en el transporte público del AMBA sumaría 0,6 pp al registro nacional y el ajuste en el gas y la energía eléctrica otros 0,4 pp adicionales, según nuestros cálculos preliminares. Vale mencionar que la quita de subsidios también llegará a los comercios, lo que implicaría mayor presión sobre la dinámica inflacionaria los meses siguientes”.
Otros ajustes
Además, detalló Osorio que “el aumento de la medicina prepaga, el séptimo del año, agregaría unos 0,25 puntos porcentuales, mientras que la telefonía celular le sumaría 0,1 pp. En este sentido, desde Fundación Capital estimamos una inflación en torno al 6,5% mensual en el octavo mes del año”.
Por su parte, Santiago Manoukian de Ecolatina observó que “de cara a los próximos meses la falta de un ancla robusta que estabilice las expectativas, ajustes en tarifas, reapertura de paritarias y un sostenido crawling-peg contribuirán a una mayor persistencia del fenómeno inflacionario”.
La falta de un ancla robusta que estabilice las expectativas contribuirán a una mayor persistencia del fenómeno inflacionario (Manoukian)
“Aún estimando una desaceleración en los últimos cinco meses del año, que podría estacionarse en torno al 5% mensual, proyectamos que la inflación cerraría el año con un piso del 90%”, agregó Manoukian.
Florencia Fares de la Unsam (Universidad Nacional de San Martín) dijo que “como impacto directo en el IPC, el aumento de las tarifas tiende a ser magro porque son productos que ponderan poco en la canasta de consumo. De hecho, dentro del rubro Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles lo más importante son los alquileres, que vienen con una dinámica propia de indexación”.
“Si bien el aumento de las tarifas en términos porcentuales es grande para algunos hogares, la incidencia que tendrá en el IPC, que es una canasta de consumo representativa, es baja. En todo caso, algunos hogares sentirán más que otros los próximos aumentos, que es lo que busca el nuevo esquema. De todas formas, la economía ya viene en una dinámica inflacionaria complicada, sobre todo para los rubros de alimentos y bebidas, y el textil”, amplió Fares.
“En lo que resta del año se esperan otros ajustes en las tarifas de los servicios de la medicina prepaga y educación privada, que también impactan en el bolsillo de la clase media. Si el ajuste en los servicios de electricidad y gas solo abarca el consumo residencial, entonces el impacto podría ser reducido. En cambio, si también se lleva a cabo un ajuste para comercios y firmas, esto impactará indirectamente en la inflación porque la energía es un costo más de producción”, agregó Fares.
Impacto positivo
“La corrección tarifaria, que tiene como objetivo reducir el déficit fiscal para llegar a la meta del acuerdo con el FMI, podría tener un impacto positivo sobre las expectativas inflacionarias. Si bien las tarifas son un determinante de la inflación hoy, por otro lado, la corrección del déficit fiscal (y la menor asistencia monetaria requerida) juega a favor de una reducción en las expectativas de inflación”, afirmó la economista de Unsam.
Por otro lado, dijo Fares, “si tiene lugar una aceleración de la tasa de devaluación para tratar de contener el atraso cambiario, esto claramente terminará con una mayor inflación. En esta situación incluso el aumento de las tarifas podría quedar atrasado nuevamente con respecto al resto de los precios de la economía. El problema inflacionario tiende a generar estos movimientos correctivos, de ajuste y atraso, en los distintos precios relativos claves de una economía, tipo de cambio real, tarifas y salarios reales”.
Si tiene lugar una aceleración de la tasa de devaluación, claramente terminará con una mayor inflación (Fares)
“Con la situación delicada que se presenta en cuanto a la acumulación de las reservas internacionales, al Gobierno no le queda otra que evitar atrasar aún más el dólar oficial con una tasa mayor de las devaluaciones diarias. Pero debe evitar a toda costa un salto devaluatorio porque eso podría disparar el aumento de precios, lo cual nos acercaría a una inflación de 3 dígitos”, explicó la economista.
Isidro Guardarucci de FIEL, que estima una inflación del 112% para este año, sostuvo que “el número, armado con la data que dan, que es poca y confusa, nos da alrededor de 2% de impacto cuando se implemente todo. Si va en tercios, es un impacto de entre 0,5 y 1% por vez. Al nivel de inflación que tenemos, esto es poco relevante”.
“Mi temor es que se queden más bien cortos. El ahorro fiscal es poco en valor nominal. En mayo de 2023 qué hacemos? Si no se dice cómo evoluciona el esquema, vamos a estar como ahora. Dicho esto, tipo de cambio me parece más relevante para determinar la inflación. Un salto devaluatorio seguramente va a tener un impacto en los precios transables y expectativas mucho mayor que lo de los subsidios”, explicó el economista, resignado por un año que presentará una alta inflación y un crecimiento económico débil.
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