El aumento de julio de la canasta básica alimentaria (CBA) y de la canasta básica total (CBT) con respecto al mes anterior llegó al 6,3% y 6,8% respectivamente, por lo que una familia compuesta por dos adultos y dos niños necesitó $111.298 para no ser pobre y $49.466 para no ser indigente, según un informe difundido hoy por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
En tanto, analizado en términos interanuales, las variaciones interanuales de la CBA y de la CBT resultaron del 70% y 64,7%, respectivamente, apenas por debajo de la Indice de Precios al Consumidor (IPC) de los últimos 12 meses, que alcanzó el 71 por ciento.
Los dos indicadores son decisivos para medir el impacto de la crisis económica en los indicadores sociales. Eso sucede porque la canasta básica –que además de alimentos incluye otros ítems del gasto como indumentaria, salud, transporte o educación– determina la denominada “línea de pobreza”. Es decir, los hogares con ingresos menores a la CBT son los que pasan a ser considerados pobres.
Analizado en términos interanuales, las variaciones interanuales de la CBA y de la CBT resultaron del 70% y 64,7%, respectivamente, apenas por debajo de la inflación general en los últimos 12 meses, que alcanzó el 71 por ciento
De la misma manera, la canasta alimentaria –que tiene un alcance limitado a bienes de primera necesidad– es la que configura la “línea de la indigencia”: aquellas familias que no lleguen a cubrir los ingresos necesarios para adquirir la CBA son indigentes.
El Indec también realiza un muestreo para medir cuál sería el umbral de ingresos necesario para familias de otro tipo. Así, por ejemplo, un hogar compuesto por una mujer de 35 años, su hijo de 18 años y su madre de 61 años requirió $88.606 para no caer en la pobreza. De la misma forma, para no ser considerado indigente ese hogar de tres integrantes precisó $39.380 para tener sus necesidades alimentarias cubiertas.
En ese marco, cabe recordar que la última medición oficial marcó que el 37,2% de la población -unas 17,4 millones de personas- es considerada pobre en la Argentina y el 8,2% vive en condiciones de indigencia. De acuerdo a los datos del segundo semestre de 2021, de esta manera, los indicadores sociales principales mostraron una mejora respecto al 42% de pobreza que marcó el 2020 y el 40,6% de la primera mitad del año pasado.
Tanto la pobreza como la indigencia tuvieron un recorte, explicado por la recuperación económica superior al 10% en 2021 que fue acompañada por un rebote en los números de empleo. De todas formas, ese alivio fue muy parcial, en especial para las familias que viven de ingresos de empleos no registrados.
SEGUIR LEYENDO: