Continúa el conflicto iniciado el jueves pasado por la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (ATILRA) en las instalaciones de la empresa Lácteos Vidal, en reclamo por la recategorización de 14 empleados que, según la dueña de la empresa, Alejandra Bada Blanco, ya fueron regularizados hace dos años, y cuentan con la categoría que les corresponde.
La medida de fuerza gremial comenzó hace una semana en las instalaciones de la empresa de Moctezuma, en el centro-oeste de la provincia de Buenos Aires y se expandió días atrás hacia las instalaciones fabriles de la compañía ubicadas en Villa Devoto, en la capital federal.
“Es como una película de terror, yo quiero que nos dejen trabajar tranquilos, que piensen en los empleados y en sus familias que necesitan que les lleven el pan cada día”; dijo esta mañana Bada Blanco, en diálogo con Eduardo Feinmann en Radio Mitre.
“Si yo no puedo producir, no puedo vender y por ende tampoco cobrar; si yo no cobro, no puedo pagarles los suelos a mis empleados” (Bada Blanco)
La dueña de la empresa dijo que se hace muy complicado trabajar en esas condiciones, con bombos y platillos sonando constantemente y, sobre todo, con hostigamientos por parte de los gremialistas de ATILRA contra los empleados que quieren ir a trabajar normalmente.
El día de ayer, se viralizó un video filmado por la propia Bada Blanco en el que se puede observar como un representante de Atilra, con una campera del gremio, intenta impedir que un trabajador ingrese a la planta para realizar sus labores de forma normal. En el registro, el gremialista le dice reiteradas veces que sólo quiere hablar, pero con su cuerpo impide que el empleado camine normalmente hacia el ingreso de la fábrica.
“Ese video lo filmé yo, porque ayer cuando llegué acá a la madrugada veo como una patota comienza a correr por la calle y van a apretar a los muchachos”, relató Bada Blanco en la radio. “Entonces fui con mi teléfono y filmé lo que estaba pasando”, indicó.
“Además, en esta fábrica no hay ningún reclamo, el gremio está acá en supuesta solidaridad con los trabajadores de la planta de Moctezuma”, dijo la dueña de la fábrica, quien, tras la consulta del periodista, explicó que en el pueblo bonaerense el acampe gremial se desplazó de las instalaciones de Lácteos Vidal cuando el hecho tomó notoriedad pública.
“Ahora en Moctezuma no hay un bloqueo, pero la gente, mis trabajadores, siguen atemorizados, porque en un pueblo chico, donde no hay tantas cámaras, medios, ni policía, no es lo mismo que acá en capital, es otra realidad”, dijo Bada Blanco.
Reiteradas veces la pequeña empresaria recalcó que lo que a ella le importa son sus empleados y sus familias, “si yo no puedo producir, no puedo vender y por ende tampoco cobrar; si yo no cobro, no puedo pagarles los suelos a mis empleados”, dijo Bada Blanco, y le pidió a la justicia que “intervenga y actué”, y a los gremialistas que piensen en los trabajadores y la gente que depende de ellos.
El conflicto generado por el gremio ATILRA está generando severos problemas y cortes en la cadena productiva y económica que genera esta empresa en la zona de Carlos Casares. En la planta de capital federal, donde siguen trabajando, pero en condiciones que distan mucho de ser las normales, la empresa culmina el proceso productivo de la muzzarella y otros productos como ricota, manteca y más variedades de quesos, todos muy bien reconocidos por el sector gastronómico.
No sólo el empleo de 47 personas en la planta bonaerense está en riesgo, ahora también peligra la provisión de insumos y servicios de la empresa láctea. Desde que comenzó el conflicto una semana atrás, unos 20 tambos tuvieron que gestionar la derivación de su producción para no tener que descartar leche cruda. En un país como la Argentina, donde la comida falta en muchos hogares, esto no puede pasar, y las empresas de alimentos deberían poder trabajar normalmente independientemente de los conflictos gremiales que puedan existir.
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