Titanes financieros de estilos opuestos: mientras Larry Fink apuesta al mundo cripto, Warren Buffett invierte en petroleras

Berkshire, la empresa de Buffett invirtió USD 25.000 millones en Chevron y Occidental, BlackRock, el fondo de Fink, anunció un fondo fiduciario en bitcoins y vinculó su plataforma tecnológica a Coinbase, una de las grandes bolsas de criptomonedas

Lawrence Fink, CEO de BlackRock, y Warren Buffett, principal accionista de Berkshire Hathaway

Ambos son considerados “magos” de las finanzas, pero tienen estilos completamente opuestos.

Warren Buffett, de 91 años, apodado “el oráculo de Omaha”, la ciudad de Nebraska en la que tiene su sede central Berkshire Hathaway, su holding de inversiones, se atiene a principios sólidos, de aire conservador, del tipo “nunca inviertas en lo que no entiendes” o “el optimismo es enemigo de una inversión racional”, y los más pedestres “leer mucho” e “invertir en uno mismo”, además de preferir empresas y marcas sólidamente establecidas, que “hacen cosas” o brindan servicios bien conocidos y apreciados por sus reales o potenciales clientes.

A sus 70 años, Lawrence “Larry” Fink no es precisamente un joven, pero su trayectoria y estilo inversor son muy diferentes. Luego de graduarse en Ciencias Políticas y completar un MBA trabajó el banco First Boston y el fondo de inversiones Blackstone, hasta que fundó el suyo propio, BlackRock, hoy el administrador de fondos de inversión más grande del mundo. Desde allí maneja cerca de USD 10 billones de una cartera de clientes que incluye Fondos de Riqueza Soberana y de Pensión, Bancos Centrales, Fundaciones y otros grandes aglutinantes de riqueza. Lo hace con miles de computadoras programadas por científicos y matemáticos que monitorean decenas de miles de inversiones con algoritmos de análisis. Y construyó una red de relaciones e influencias con grandes decisores de la política internacional, que lo tienen viajando constantemente por el mundo.

Buffett, saboreando un helado. Sus consejos de inversión destilan sentido común REUTERS/Rick Wilking/File Photo

Esos contrastes se reflejan en las más recientes decisiones de inversión de ambos colosos de las finanzas.

En lo que va del año, Berkshire Hathaway invirtió más de USD 25.000 millones en dos tradicionales petroleras de EEUU, Chevron y Occidental, hasta detentar USD 25.000 millones en acciones de la primera y unos USD 12.000 millones en la segunda.

Josh Young, fundador de Bitson Interests y especialista en energía, cree que ambas compañías parecían subvaluadas y que Buffett tiene buena opinión sobre sus equipos ejecutivos. De hecho, según Young le dijo a la revista Business Insider, “Chevron es probablemente la megapetrolera integrada mejor gerenciada”. Occidental no tiene tan buen manejo en los períodos de precios petroleros bajos, pero le va especialmente bien en los de precios altos y sostenidos, escenario que se abrió a partir de la invasión rusa y la guerra en Ucrania, al cabo de un período de recuperación de la economía mundial que ya había recompuesto los precios energéticos.

Oro negro

Una muestra del excelente momento que atraviesan las grandes petroleras fue el último balance trimestral de Saudi Aramco, la más grande del mundo, que informó ganancias por USD 48.800 millones en el segundo trimestre, llegando así a USD 88.000 millones en la primera mitad del año.

El propio presidente de EEUU, Joseph Biden, dijo en tanto que ExxonMobil, la más grande petrolera norteamericana, “está ganando más que Dios”

De hecho, según el sitio Companies Market Cap, en el último año 5 petroleras (Saudi Aramco, Equinor, ExxonMobil, Shell y Petrobras) acumularon ganancias por USD 459.000 millones, a un ritmo de USD 1.258 millones por día o poco más de USD 52 millones de ganancias por hora.

Fink, obrando su magia sobre el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Computadoras, científicos, algoritmos y relaciones públicas hicieron de BlackRock el mayor administrador de fondos del mundo

Berkshire, claro, no le fue a la zaga: en el último año tuvo ganancias por USD 108.000 millones, aunque según el último balance trimestral que presentó a la SEC, la Comisión de Valores de EEUU, debió informar una fuerte merma (de USD 391.000 a 328.000 millones) en el valor de sus activos, por la caída de las cotizaciones de muchas compañías de su cartera. Según Buffett, ese método de reporte, al que debe atenerse, hace de Wall Street “un casino”. Él considera que las “ganancias operativas” son un medidor mucho más fiable del verdadero valor y desempeño de una empresa.

Criptoapuesta

Fink, mientras tanto, mojó los dedos de sus pies en el mundo cripto. Por un lado, anunció la creación de un fondo fiduciario en bitcoins para inversores institucionales y por otro acordó vincular “Aladdin”, la plataforma tecnológica de BlackRock, a Coinbase, una de las bolsas de transacción de criptomonedas más grandes del mundo, la única que cotiza en Wall Street y está sujeta a las regulaciones de la SEC. Gracias al acuerdo, nada menos que 82.000 inversores institucionales y abonados a BlackRock podrán usar Aladdin para hacer inversiones cripto a través de Coinbase, fundada por Brian Armstrong, doctor en Bioinformática de la Universidad de California, y Fred Ehrsam, desarrollador de la criptografía Paradigm.

Esas solas descripciones probablemente espantarían a Buffett, que en mayo pasado, en el “Woodstock para inversores” que reúne a miles de sus admiradores en la Asamblea Anual de Berkshire Hathaway, dijo que “no pagaría ni 25 dólares por todos los bitcoins del mundo”

Más allá de las diferencia de estilo, sin embargo, Fink y Buffett tienen un notable aspecto en común: ambos saben muy bien cómo ganar dinero.

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