Semanas atrás el gobierno, a través de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) y Enarsa, había explicado que gracias al clima más benigno de julio se habían podido ahorrar poco más de USD 202 millones en importaciones energéticas. Ahora la cuenta se quintuplicó: un “informe técnico” de Enarsa estiró los ahorros a más de USD 1.000 millones. Precisamente, a USD 1.063 millones, que surgen de sumar los siguientes conceptos.
1-Aumento de la provisión de gas YPFB (Yacimientos Petrolíferos de Bolivia) a la Argentina, que permitió un ahorro en combustibles líquidos, en particular de Gas Oil, por USD 220 millones.
2-Sustitución de importaciones de Gas Oil gracias a la importación de electricidad de Brasil y Uruguay. Según los cálculos de Enarsa, esto evitó importar unos 852.000 m3 del combustible líquido y sustituirlo por energía de un precio 3 veces inferior: pasando de USD 30 a cerca de 11 por millón de BTU y generando un ahorro de poco más de USD 540 millones. Esto fue posible porque, en primer lugar, se evitó comprar GNL a “precios no competitivos”.
3-Eficiente uso del GNL, lo que permitió devolver 4 cargamentos previamente contratados a buen precio, por un valor de USD 226 millones, y recibir un “premio” de USD 77 millones del trader, que lo revende a un precio mayor. De ahí una “ganancia” de USD 302 millones.
Sumando los tres conceptos, se llega a un ahorro de USD 1.063 millones
El informe recuerda que Enarsa, por instrucciones de la secretaría de Energía, administra el Gas Natural que se importa por gasoducto desde Bolivia y por buques cuyas cargas (GNL) se regasifican e inyectan a la red en Escobar y Bahía Blanca.
Guerra, temperaturas, contratos
La guerra en Ucrania, explica, “ha disparado el precio de la energía a valores jamás vistos, impactando en todos los combustibles a nivel mundial, debido a la restricción en la oferta por parte de Rusia.
Trabajando junto a Cammesa, dice Enarsa, flexibilizó la dependencia de gas natural y se absorbió parte del impacto del aumento de precios en los combustibles, haciendo un uso más eficiente del GNL adjudicado.
Esto fue posible ya que, después de la entrada de un frente frío a fin de mayo y bajas temperaturas en junio, desde la temperatura media tendió a subir e hizo que disminuyera la demanda de energía.
Temperaturas más elevadas facilitaron también una mayor oferta de energía eléctrica desde Brasil y de Uruguay, a precios de USD 11 a 14 el millón de BTU, prácticamente la mitad de los USD 22 a 27 de la última licitación de cargas de GNL (por buques). Adicionalmente, una nueva adenda al contrato de gas con Bolivia aumentó la provisión del país del altiplano en unos 3 millones de m3/día, equivalentes a 360.000 m3 de gasoil.
Ese conjunto de circunstancias permitió cancelar cuatro cargas de GNL (ver Tabla, abajo) y obtener un “premio” por parte del trader, ya que los precios el ínterin habían aumentado 250 por ciento.
Tales las cuentas del área energética.
Economía y el Banco Central, sin embargo, han atribuido la escasez de reservas de divisas y la presión sobre el dólar, en aumento en los últimos meses, al monto de las importaciones energéticas, en la que incidió el alza de los precios internacionales pero también la falta de infraestructura para un mejor aprovechamiento del potencial de producción de gas de la Cuenca Neuquina y, en particular, de Vaca Muerta,
La Argentina tiene allí la segunda reserva mundial de gas “no convencional”. Según el más reciente Statistical Review of World Energy, en 2011, cuando ya se conocía el potencial de esa formación geológica, el país producía 37,7 miles de millones de metros cúbicos de gas natural (1,1% del total mundial). En 2021, según la misma fuente, la producción fue de 38,6 miles de millones de metros cúbicos (1% del total mundial). En 10 años, la producción aumentó 2,4% y el país no se autoabastece.
Algo no se habrá hecho.
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