La caída de reservas es el tema que más inquieta por estas horas al nuevo ministro de Economía. Sergio Massa decidió atacar por varios frentes al mismo tiempo para empezar a mostrar una recomposición y espera mostrar los primeros resultados esta misma semana. Pero no será fácil dar vuelta la tendencia: ayer el Banco Central perdió otros USD 85 millones y la intervención ya arroja un saldo negativo cercano a los USD 1.100 millones en apenas seis días hábiles de agosto.
La intención es avanzar simultáneamente con las políticas conocidas como “palo” y “zanahoria”. Es decir lograr algunos resultados compulsivamente y otros a través de un operativo de seducción o incentivo.
Dentro del primer grupo se ubica claramente la ofensiva de la AFIP contra importadores que apelaron a amparos para ingresar mercaderías al tipo de cambio oficial. Los operativos dieron cuenta de una variada cantidad de “irregularidades” por parte de las empresas, según comunicaron desde el organismo de recaudación. Por supuesto la mayoría nada tiene que ver con esa actividad importadora. Pero se trata de un aviso: los empresarios que sigan recurriendo a la Justicia para conseguir importaciones tendrá luego que someterse a la AFIP. Una manera poco disimulada de sacarles les ganas de recurrir a la vía judicial.
Esta presión sobre los importadores llegó en todo caso muy tarde: cientos de empresas que ya consiguieron ingresar su mercadería, con cifras varias millonarias en dólares giradas al exterior.
Además del intento por ponerle un freno a estas importaciones de la mano de medidas cautelares, al mismo tiempo también está en marcha el “operativo seducción”, es decir ofrecerle una zanahoria a los exportadores para que se vean más tentados a ingresar divisas.
El primer paso fue el anunciado por el propio Massa la semana pasada. Se trata del compromiso de sectores agropecuarios, minería y pesca de entrar unos USD 5.000 millones, pero sin obligación de liquidación por seis meses. Los dólares podrán quedar en bancos a una tasa de interés superior a la que se ofrece hoy en el mercado (menos del 1% anual).
Esta entrada de divisas, comprometida para los próximos 60 días, no alcanza pero al menos le pone un piso a la crisis de reservas. La situación es dramática por donde se la mira y explica el apuro de Massa por encontrarle una salida con urgencia.
Según los últimos cálculos del economista Ramiro Castiñeira, de los USD 38.000 millones de reservas brutas, en realidad al Central le quedarían apenas USD 2.900 millones netos. Eso significa que el resto son asientos contables, préstamos o dólares que no son del Banco Central. Es el caso del swap de monedas con China, el préstamo de Banco de Basilea o los encajes de los depósitos en dólares.
El plan de Sergio Massa para empezar a estabilizar las reservas se demora, pero su expectativa es que esta misma semana se empiecen a ver los primeros resultados con los adelantos de exportaciones comprometidos por distintos sectores. En lo que va del mes, el Central ya tuvo que vender USD 1.100 millones
Sin embargo, la situación se pone más complicada al calcular las reservas “líquidas”. De acuerdo a este cálculo, las mismas ya serían USD 1.000 millones negativas. ¿Cómo es posible? La explicación que brindan la mayoría de los economistas que miran con atención estos números es que el BCRA estaría apelando al uso de los encajes de depósitos en dólares para atender la demanda de importadores, pagos de tarjeta en el exterior, dólar solidario y pagos de deuda en moneda extranjera.
Para salir rápidamente de esta situación peligrosa resulta clave el ingreso de estos adelantos de parte de los exportadores. No sirve para incrementar las reservas netas, pero sí ayudarían a que las líquidas salgan del negativo.
Massa reconoce que estas divisas comprometidas de manera adelantada son apenas un “puente” que le permitiría calmar al mercado cambiario y ganar tiempo, mientras se llevan adelante medidas concretas para reducir el déficit fiscal. Los aumentos de tarifas y la consiguiente baja de subsidios es parte de ese plan.
En la hoja de ruta vinculada al mercado aparecen muchas otras cuestiones. El ingreso de préstamos de organismos multilaterales, alguna resolución sobre el funcionamiento del tipo de cambio para el turismo e incluso cerrar la ventana del “dólar solidario”. Sin embargo, nada de esto se definirá hasta que el BCRA no recupere un nivel razonable de reservas para afrontar mejor los últimos meses del año.
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