Muchas veces los cambios significativos en la vida profesional de las personas se suelen cocinar a fuego lento y con la paciencia de un monje tibetano. Hasta que un día, esfuerzo mediante y dando lugar a la inspiración y al deseo, se terminan concretando. Es un quiebre. Un antes y un después. Y así le sucedió a Verónica Dychter, una emprendedora porteña de 36 años que en plena pandemia decidió lanzar un nuevo negocio –ya tenía uno anterior que vendió por $50.000 que uso como inversión– inspirada en los momentos y las experiencias compartidas con su abuela en la cocina.
Se trata de Bechamel, una marca propia de delantales de alta calidad y de otros elementos textiles con los que logró facturar $5.000.000 en el primer año de vida. Asimismo, logró expandir su negocio y ya exporta a más de seis países entre los que se incluye Estados Unidos, Suiza y México.
“Bechamel es mi tercer emprendimiento, con el cual, después del recorrido de haber tenido una primera y segunda experiencia, siempre en el mundo digital, decidí crear una marca. Y nace un poco de los encuentros en familia, en el hogar, e inspirado en el amor por la cocina, por los aromas, por lo que nos trae esos recuerdos. Muchas veces ciertas comidas pasan de generación en generación, y un poco todo esto lo trae mi abuela Lilia de 94 años, que es el centro de la familia”, reveló Dytcher en diálogo con Infobae.
“Ella es como mi segunda mamá, es con quien sigo yendo a tomar mate los viernes, es con quien charlo. Lo que tiene Bechamel es que tiene que ver conmigo, es muy genuino con lo que yo soy, la familia, lo que a mí me inspira y me importa”, profundizó.
“Hice una marca de elementos para el hogar, pero especialmente para la cocina, Busco vestir de forma linda aquellos momentos cotidianos, sin importar qué huellas o manchas dejen. Son productos sustentables, la idea es que puedan usarse mucho y que pasen de generación en generación. Por eso también buscamos una alta calidad”, resumió la emprendedora porteña de 36 años.
En los tres años que lleva diseñando y produciendo junto a un equipo de 20 personas, la marca que funciona a través de una tienda digital y redes sociales lleva vendidos hasta el momento más de 5.000 delantales, 4.000 manteles y 8.000 accesorios.
El punto de partida de Dytcher como emprendedora tuvo que ver con el nacimiento de León, su primer hijo. Se dio cuenta de que quería ser madre a tiempo completo y alejarse del mundo corporativo en el cual se había desempeñado por muchos años para dar lugar a cosas que tuvieran que ver con su familia, su gustos personales, su inspiración y sus ideas.
Al tiempo que criaba a su primer hijo -después iba a llegar Julia- comenzó a darle espacio a sus proyectos más personales y lanzó su primer emprendimiento vinculado a juegos para niños. Tras el éxito que cosechó en poco tiempo pudo venderlo y seguir el camino emprendedor.
Dychter destacó que desde un inicio contó con una red familiar y de mujeres que la acompañaron. “Me supe rodear de personas que me pudieron orientar y acompañar en todos estos años, a nivel diseño y de estilismo. Mi amiga Natalia diseña los delantales, tengo otra amiga que es la estilista y armé un equipo de fotógrafos, video y redes sociales”, detalló.
Trato que mis productos sean sustentables para que puedan tener usos y usos, y que puedan pasar de generación en generación. Por eso también buscamos una alta calidad
En ese sentido, destacó el crecimiento que tuvo Bechamel en el último tiempo en el que pudo comercializar sus productos en el exterior en un contexto donde el mercado interno vio morigerar el consumo dada la alta inflación que se registra en el país.
“Empecé exportando a Uruguay. Una conocida me escribió diciéndome que quería llevar los productos para ese país y así comencé. Después siguieron las ventas a Chile y en plena pandemia surgió Colombia. Ahora estamos trabajando con México, Estados Unidos y abriendo también el mercado de Paraguay”, destacó.
“Mi mejor año fue el primero de la pandemia, por lejos. A nivel facturación fue una locura. El año pasado no llegué al mismo número que en 2020, pero también fue bueno, y en este 2022 espero superar la facturación del primer año. Mi proyección hoy tiene que ver con el campo de poder exportar y abrir el mercado afuera”, dijo la joven emprendedora.
En tanto, destacó que de cara a lo que viene desea seguir creciendo y que “el universo de Bechamel tenga un espacio físico tanto en la Argentina, como en el exterior”.
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