El mercado le dio un “bonus track” al Gobierno con el ingreso de Sergio Massa al Ministerio de Economía, aunque estará muy atento a la aplicación de las medidas y, sobre todo, a cada movimiento o silencio de Cristina Kirchner en torno de la política económica.
“Por lo menos se están moviendo… si al final van a hacer algo no está claro”, comentó a Infobae un ejecutivo de uno de los fondos más importantes de Wall Street, que de inmediato preguntó la reacción de la vicepresidenta tras los anuncios de Massa.
A su vez, Diego Ferro, socio de M2M Capital, sentenció: “Frenaron al borde de un colapso inminente”. Tanto para él como para otros ejecutivos del sistema financiero, el ingreso de una persona con peso específico al área económica evitó un “desastre”, pero todavía quieren ver cómo hace el Gobierno para pasar de un déficit alto en el primer semestre del año a un fuerte ajuste del gasto en el segundo sin alterar la frágil tregua interna en el oficialismo.
En los informes más destacados de Wall Street, hubo un tono crítico por parte del JP Morgan, que afirmó que los anuncios no “constituyen un plan de estabilización” y un guiño del Bank of America, que consideró que Massa podrá hacer lo que no pudieron o no supieron Martín Guzmán y Silvina Batakis por falta de cintura política en el primer caso y de tiempo y peso específico en el segundo.
En los informes de Wall Street sobre Massa se conjugaron el apoyo al tono de las medidas con el reclamo para que haya un plan de estabilización
El guardián de los dólares
Los expertos de la macro local saben que el nuevo “guardián” de los dólares es el titular de la Aduana, Guillermo Michel, atento a cada maniobra de sobre o subfacturación en el comercio exterior, mientras se cocinan a fuego lento los créditos del exterior por parte de bancos de crédito multilaterales y el potencial REPO para fortalecer las reservas o recomprar deuda soberana por parte de un grupo de bancos y del fondo soberano de Qatar.
La buena noticia es el rotundo cambio de relación con el BID, luego del mal vínculo que había con Gustavo Béliz, que también está atento a la suerte de su estrecho colaborador Christian Asinelli, vicepresidente de la CAF.
El jueves, Massa y el presidente del BID, Mauricio Claver-Carone dialogaron en forma directa (“es el estilo de Sergio, sin intermediarios”, aclararon en su entorno) con el foco en tres ejes centrales: agilizar desembolsos de los préstamos existentes, evaluar nuevas oportunidades de financiación de obras y proyectos productivos con énfasis en generación de empleo, y el apoyo del BID al plan de estabilización económica de la Argentina.
Se acordó “avanzar en fortalecimiento de los pilares económicos y financieros de un programa de desarrollo inclusivo y crecimiento sostenible”, con créditos que puedan ir directamente al Tesoro y se reunirán en forma presencial afines de agosto cuando Massa visite Washington, como parte de la gira en la que el nuevo ministro también se encontrará con las máximas autoridades de FMI, el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro de EEUU, además de viajar a París para resolver asuntos que dejó pendientes Martín Guzmán y a Qatar en busca de inversiones.
La agenda, en la que trabajan el embajador Jorge Arguello desde EEUU y el asesor internacional de Massa, Gustavo Martínez Pandiani, será fundamental para torcer el escepticismo predominante en Washington sobre el cumplimiento de las metas del acuerdo con el Fondo el resto del año. Una tarea igualmente compleja tendrá Massa en Nueva York, donde los inversores y analistas esperan ver acciones concretas de reducción del déficit fiscal y de estabilización de la crisis cambiaria y financiera, luego del traspié de Batakis.
El mercado y la política
¿Pueden provocar estos gestos un choque con el kircherismo más duro? Hasta ahora los gestos de ese sector fueron o de silencio o de apoyo y, como dijo un hombre del sistema financiero de buena relación con el Gobierno, Javier Timerman, “no hay que pensar que si algo es bueno para el mercado es malo para la sociedad; al contrario”.
Lo que más les preocupa a los agentes económicos es el apoyo político que tenga Massa, dadas las experiencias del pasado en la que otros ministros poderosos no tuvieron el acompañamiento necesario para llevar adelante las medidas exigidas por las circunstancias.
Como explicó Marina Dal Poggetto en un informe de ECO GO, “el nuevo equipo debería avanzar en un programa de estabilización que apunte a reducir la brecha cambiaria y avance en el sinceramiento de los precios, apuntando en simultáneo a achicar agresivamente el déficit fiscal y amortiguar los efectos distributivos”. Son varios objetivos para un período relativamente corto y un poder político menguante en la Casa de Gobierno. Al respecto, ECO GO señaló que “asumió un ministro de Economía que está lejos de la suma del poder público, pero con resortes suficientes para empezar a reconstruir un proceso de toma de decisiones políticas que estaba deshilachado”.
El nuevo equipo debería avanzar en un programa de estabilización que apunte a reducir la brecha cambiaria y avance en el sinceramiento de los precios, apuntando a achicar agresivamente el déficit fiscal (ECO GO)
En tanto, Abeceb señaló que “si bien las medidas van en la dirección correcta al contemplar un ajuste y podrían en caso de estar bien instrumentadas y con celeridad, traer cierta calma, están lejos de representar un verdadero plan de estabilización”.
“Con un Massa con mayor respaldo político, que aseguraría cierta estabilidad interna -en comparación a lo evidenciado con sus antecesores-, el riesgo de un escenario de ajuste desordenado se ha corrido un poco en el tiempo, pero no despejado totalmente. Continuará latente en la medida en que sigue sin haber una respuesta de fondo para estabilizar la macro de forma más permanente y bajar la inflación”, indicó la consultora de Dante Sica.
Así, enderezar el barco para que no encalle antes de diciembre de 2023, según los expertos financieros, debería ser un logro más que suficiente si las expectativas del oficialismo son realistas.
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