La economía real también representará un desafío para el nuevo mandato del ministro de Economía Sergio Massa, más allá de las urgencias cambiarias y financieras que aparecen con luces rojas más intensas en el tablero de la política económica.
Para los próximos meses el diagnóstico que sobrevuela en el Palacio de Hacienda prevé, por un lado, una desaceleración de la actividad económica y, de la mano de esa tendencia una caída, deseada, en el nivel de importaciones mensuales y, del otro lado, la necesidad de aplicar un ajuste fiscal para que la meta fiscal con el FMI no quede demasiado lejos.
Una estimación que circula en los despachos oficiales, el nivel de importaciones es todavía considerado muy alto: podría estar entre los USD 8.500 millones -que ya registró en junio- y los USD 9.000 millones que calculaban en otras oficinas fuera del Palacio de Hacienda.
Para los próximos meses el diagnóstico que sobrevuela prevé una desaceleración de la actividad económica, una caída en el nivel de importaciones y la necesidad de aplicar un ajuste fiscal
Es un número que considerado “malo”, debido a la escasez de divisas que sufre el Banco Central. En julio hubo además un impacto especialmente grande de las importaciones de Energía y Combustibles, el rubro de mayor incremento en comparación con 2021, por el alza de los precios internacionales. Esa cuenta llegaría a los USD 2.200 millones mensuales.
En la cartera económica aseguran que pondrán en marcha mecanismos para dar continuidad a compras al exterior ligadas a la producción, pero desalentarán otro perfil de compras. “Necesitamos priorizar las importaciones para las cadenas de valor, que tienen que seguir fluyendo. Tendremos que mirar los bienes de consumo con venta al público”, dicen en el Palacio de Hacienda.
De acuerdo a cifras oficiales, los bienes de consumo representan poco más del 10% de las importaciones totales en lo que va del año. Según datos del Indec consolidados del primer semestre ese rubro se llevó USD 4.321 millones de los USD 41.284 millones totales de compras al exterior. La mayor parte se explica por Bienes Intermedios (USD 15.454 millones) y Piezas y Autopartes (USD 7.321 millones).
En Economía creen que la desaceleración del ritmo importador vendrá no solo por algún reajuste en los controles sino también por la propia dinámica de la actividad económica. El equipo económico prevé que la economía se enfríe y que, como consecuencia, caigan las cantidades importadas, menguando la presión sobre las reservas.
Esa contracción económica para los próximos meses es una mezcla de proyección y, más por lo bajo entre algunos funcionarios, hasta de expresión de deseos. “No es lo mismo enderezar el camión cuando va a 150 kilómetros por hora que cuando va a 80; se mueve menos”, reflexionaban en un despacho oficial.
Los datos oficiales cuentan con cierto rezago, pero ya mostraban algún enfriamiento, por ejemplo en el caso de la industria manufacturera, que retrocedió 1,1% en relación con el mes anterior, aunque con una tendencia de sube y baja. En cinco meses de datos oficiales intercaló tres contracciones y dos datos positivos. La construcción tuvo ese mes un avance intermensual de apenas 0,4 por ciento. Los datos anticipados con los que cuenta el ministro que ahora encabeza Sergio Massa dieron a entender que en julio esa desaceleración esperada todavía no comenzó.
En ese contexto, el Gobierno necesitará activar en los meses que quedan del año un ajuste del gasto público para asegurar el cumplimiento de la meta de reducción del déficit primario acordada con el Fondo Monetario Internacional, de 2,5% del PBI.
En el Ministerio de Economía creen que la desaceleración del ritmo importador vendrá no solo por algún reajuste en los controles sino también en la propia dinámica de la actividad económica
Según proyecciones que le acercaron al ministro, con la velocidad actual del gasto, el sector público terminaría el año con un rojo primario equivalente a 3,2% del Producto. Ese desvío de 0,7 puntos, a valores de hoy son unos $530.000 millones. Es lo que buscará recortar Massa con una serie de medidas.
El ministro bajó un mensaje al resto de la administración pública y a organismos descentralizados. En una tarea que tendrá como referente al secretario de Hacienda Raúl Rigo, Massa terminará de establecer en los próximos días cuáles son los nuevos créditos y cuotas para cada área del Estado. , Dependerán de los ingresos fiscales del sector público. Ningún área podrá gastar “por anticipado”, sino solo la caja presente.
El ministro también dio orden de acelerar la elaboración del proyecto de Presupuesto 2023, a presntar el 15 de septiembre próximo, en 40 días, trabajo que también recaerá sobre Rigo, que de hecho ya había elaborado un anticipo enviado al Congreso horas antes de la renuncia de Martín Guzmán.
El nuevo presupuesto incluirá el resultado de las discusiones de Massa con el FMI en las próximas semanas. Según aseguran, ningún tema estará fuera de esa mesa en que se discutirá más allá del 2022, desde reservas, proyecciones de inflación o financiamiento al Tesoro desde el Banco Central.
En una primera instancia, más acá en el tiempo, el eje de las conversaciones será la segunda revisión de cumplimiento de metas trimestrales. Guzmán dejó el ministerio asegurando haber cumplido con las tres metas centrales: déficit primario, emisión monetaria y reservas. El equipo massista considera que la meta de acopio de divisas “se cumplió con lo justo” y cuestiona a Guzmán en el tema fiscal. “A veces para este tipo de cosas se aplica contabilidad creativa, se desborda el gasto y no se dejan cargadas las cuotas o el crédito”, mencionaron en el Palacio de Hacienda.
Tal como había informado Infobae, en junio, último mes en la fecha de corte de las metas con el FMI, la deuda flotante, es decir la cantidad de pagos atrasados o pisados que tiene el Estado nacional, se había duplicado en comparación con mayo desde $407.000 millones hasta $836.000 millones.
SEGUIR LEYENDO: