Jeff Bezos, CEO y creador de Amazon, y uno de los hombres más adinerados del planeta, encargó la construcción de lo que será uno de los yates de lujo más grandes y espectaculares del mundo.
El Y721, nombre de la embarcación que está valuada en más de 500 millones de dólares y que tendrá una cubierta de 127 metros de largo, está casi listo para ser entregado a Bezos, aunque todavía se están ultimando los detalles.
El yate fue construido por la compañía Oceanco en un astillero de la ciudad de Alblasserdam, en los Países Bajos. Se generó una gran controversia social en torno al barco de Bezos cuando a comienzos de febrero la empresa de construcciones navales le solicitó a la ciudad de Róterdam que desmantelara el puente Koningshaven para permitir el paso de la mega embarcación por la ciudad.
El Koningshaven, localmente conocido como “De Hef” (El Elevador), es un símbolo de Róterdam y es considerado por sus ciudadanos como un hito de la ciudad. Similar en su aspecto al Transbordador Nicolás Avellaneda del barrio de La Boca, el puente roterdamés fue construido en 1927 y cuenta con un espacio libre que alcanza casi los 40 metros, altura que no es suficiente para que pasen los mástiles del Y721.
El pedido de desmantelar el “De Hef” despertó la indignación de los ciudadanos de la ciudad que hasta planearon un evento para lanzar huevos contra la embarcación en caso de que se desmantelara el amado puente.
En cuestión de unos días, el alcalde de Róterdam, Ahmed Aboutaleb, dijo que la decisión de desmantelar el puente no estaba tomada, y que en caso de llevarse adelante, Jeff Bezos o la empresa Oceanco debían hacerse cargo de los costos que implicaría.
Seguramente a Jeff Bezos no le molestaría tener que pagar un poco extra para que su yate de lujo pueda ser navegable, según la revista Forbes, el dueño de Amazon es el segundo hombre más rico del mundo, con una fortuna estimada de 171.000 millones de dólares.
“Este hombre ha ganado su dinero recortando estructuralmente el personal, evadiendo impuestos, eludiendo la normativa, ¿y ahora tenemos que derribar nuestro hermoso monumento nacional?”, cuestionó indignado Stephan Leewis, un político roterdamés, en su cuenta de Twitter. “Eso si que es ir demasiado lejos”, concluyó.
La buena noticia para los locales es que la empresa Oceanco retiró la solicitud de desmantelar el puente Koningshaven luego de observar el repudio generalizado que produjo.
En cambio, la compañía optó por trasladar la embarcación sin sus mástiles hasta un astillero del complejo portuario de la ciudad desde donde navegará hacia aguas abiertas sin mayores inconvenientes. El transporte del navío tuvo lugar el martes pasado y ya no necesitará pedirle permiso a Róterdam para desmantelar uno de sus emblemas locales.
El “De Hef” fue construido en la década del 20 para permitir el paso de los ferrocarriles entre la isla de Noordereiland y el distrito Feijenoord de la ciudad de Róterdam. Bombardeado en 1940 durante la Segunda Guerra Mundial, el puente, que ya no tiene utilidad hoy en día luego de que se abriera un túnel ferroviario, fue una de las primeras estructuras en ser restauradas luego del conflicto bélico y se ha convertido con los años en una de las obras de ingeniería que dan a la ciudad su identidad y aspecto.
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