En julio las empresas del sector aceitero y cerealero liquidaron en el Banco Central exportaciones por valor de USD 3.164 millones, precisó esta noche un comunicado de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), entidades que representan el 48 % de las exportaciones argentinas.
Esas cifras significan una baja del 17% respecto de las liquidaciones de junio y del 10% respecto de julio de 2021, pero el monto liquidado desde principios de año asciende a US$ 22.309 millones, 10% por encima de igual período del año pasado y récord histórico desde que existen registros.
El comunicado de CIARA-CEC recuerda, además, que “el total de las divisas ingresadas mensualmente quedan en poder del Banco Central, que entrega pesos, a tipo de cambio de oficial, a los exportadores para poder realizar las operaciones de compra y venta de granos en el mercado nacional”.
El comunicado refuerza las recientes respuestas del campo y la agroindustria a las acusaciones del gobierno y del propio presidente Alberto Fernández que acusan al sector de “especular” reteniendo exportaciones, en busca de una devaluación. Este sábado, el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA); Nicolás Pino, respondió duramente a esas acusaciones recordando que el sector aporta 70% de las divisas que ingresan al país por vía del comercio exterior y que en los últimos 20 años el campo aportó USD 120.000 millones de dólares en concepto de retenciones (impuestos) a la exportación.
Además, el comunicado de las cámaras de exportadores aceiteros y cerealeros recuerda que la exportación de granos “se ha visto afectada por los efectos climáticos negativos sobre la cosecha gruesa, así como los cortes de ruta y manifestaciones de transportistas autoconvocados que impidieron el ingreso de miles de camiones a los puertos”.
Esos factores, explica, profundizaron la capacidad ociosa de la industria de la molienda de soja “que sigue trabajando con márgenes negativos aun en plena campaña gruesa”. CIARA-CEC puntualizaron también los retrasos del Estado en el pago de los “recuperos de IVA de exportación”. Son factores, subrayó, “que están disminuyendo la capacidad de pago del sector exportador”.
Pedagogía política
El comunicado hace un esfuerzo pedagógico para contrarrestar las acusaciones del gobierno y sectores afines, como los movimientos sociales que este sábado marcharon al Congreso (primero habían proyectado hacerlo hacia la Sociedad Rural, en la jornada de apertura oficial de la Exposición Anual en Palermo) para pedirle al campo que exporte y liquide más y más rápido su producción, para reconstituir las menguadas reservas del Banco Central.
“El ingreso mensual de divisas, transformadas en pesos, es el mecanismo que permite seguir comprando granos a los productores al mejor precio posible. La liquidación de divisas está fundamentalmente relacionada con la compra de granos que luego serán exportados, ya sea en su mismo estado o como productos procesados, luego de una transformación industrial. La mayor parte del ingreso de divisas en este sector se produce con bastante antelación a la exportación, anticipación que ronda los 30 días en el caso de la exportación de granos y alcanza hasta los 90 días en el caso de la exportación de aceites y harinas proteicas”, dice un tramo del comunicado.
La explicación también sugiere que el plazo hasta el 31 de agosto que el Banco Central impuso a la vigencia del llamado “dólar-soja” es insuficiente. La anticipación, dice el comunicado, “depende también del momento de la campaña y del grano de que se trate, por lo que no existen retrasos en la liquidación de divisas”.
Y de vuelta recurre a la pedagogía, con la siguiente explicación. “En este sector, las comparaciones estadísticas entre distintos períodos son generalmente imprecisas o inexactas ya que la liquidación de divisas está fuertemente influida por el ciclo comercial de los granos, que depende de diversos y cambiantes factores exógenos, como oscilaciones internacionales de precios, retracción de la oferta, distinto volumen y valor proteico de las cosechas, condiciones climáticas, feriados, medidas de fuerza sindicales, modificaciones regulatorias, barreras arancelarias y para arancelarias del exterior, exigencias fitosanitarias o de calidad de otros países, etcétera”.
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