En este agosto que está por comenzar el Gobierno marca una línea de largada imaginaria: la de un período “puente” de dos meses hasta que, a fines de septiembre, el Banco Central pueda comenzar un proceso de recuperación de reservas en sus arcas, algo que debería haber sucedido en la primera mitad del año con la estacionalidad alta de liquidación de divisas del campo. Pero la enorme cantidad de importaciones de energía por la demora en la construcción del gasoducto de Vaca Muerta y la suba de los precios internacionales, entre otras razones, obturaron esa posibilidad.
Es por esa razón que en algunos despachos oficiales de política económica creen que el entramado de regulaciones y restricciones cambiarias que el Gobierno ajustó y reajustó en las últimas semanas está más pensado para conseguir algo de tiempo hasta que finalicen los meses más fríos del año que como un sistema permanente. Esto, además, en el contexto de un conjunto de objetivos de acumulación de reservas con el Fondo Monetario que aparecen cada vez más lejanas.
En julio el BCRA requirió unos USD 2.000 millones para importar energía (BCRA)
Una estimación que circula en el oficialismo refleja que en julio el BCRA requirió unos USD 2.000 millones para importar energía. Ya en junio había destinado una suma similar. No hay manera, reconocen en el oficialismo, de que la tensión cambiaria y la presión sobre las reservas termine hasta tanto amaine la demanda que todos los meses implica las compras energéticas al exterior.
En agosto y septiembre, por cuestiones climáticas, las necesidades de importaciones de gas natural licuado (GNL) debería ser menor. El impacto de la energía en la balanza comercial y en la disponibilidad de divisas es tal que en junio el país tuvo déficit del intercambio mensual con el resto del mundo por primera vez en un año y medio.
Recién en septiembre en el oficialismo creen que podría plantearse la posibilidad de flexibilizar los controles cambiarios, ya cuando los meses más fríos hayan quedado atrás. De hecho, sin ir más lejos, las últimas restricciones al pago al contado de las importaciones tienen como fecha de finalización -preliminar- una semana después del comienzo de la primavera.
La consultora Sarandí estimó en un informe que la expectativa del BCRA “descansa sobre la posibilidad de llegar a septiembre, cuando se reducen los pagos externos por combustible dado el final del invierno, mientras que el sector cerealero deberá aumentar las liquidaciones para dotarse de implementos de cara a la próxima campaña”.
No hay manera, reconocen en el oficialismo, de que la tensión cambiaria y la presión sobre las reservas termine hasta tanto amaine la demanda que implica las compras de GNL
“Puede pecar de optimista, como ya ocurrió en la primera parte del año, cuando en el Gobierno preveían una buena dinámica de liquidación de dólares y llegar holgados a la meta de USD 5.800 millones netos extra en las reservas. Hoy el objetivo más próximo es romper la corrida y contener los dólares paralelos para cerrar la brecha”, mencionó la consultora de marras.
Y agregó que el mercado pide un programa consistente, donde se detallen los compromisos monetarios y financieros, además de la señal fiscal. “El Gobierno sigue dilatando medidas de fondo, y por el momento solo está poniendo parches (restricción sobre Cedears y dólar para turistas). Prima la improvisación. El riesgo hoy es que el ‘Plan Puente Verde’ no aguante”, alertaron los economistas de Sarandí.
Por su parte, el economista de Anker Latinoamérica, Martín Vauthier, afirmó que “es verdad que el peso de las importaciones de energía explica una parte de las dificultades del BCRA en recomponer reservas, pero también así como estos meses fueron los de mayor importaciones también son los de mayor liquidación de cosecha. En septiembre baja la liquidación del agro estacionalmente”, advirtió en diálogo con Infobae.
“Más allá de este impacto de la energía en el balance del BCRA hay otros factores. La brecha desalienta la exportación y alienta la demanda de dólares sobre todo de importaciones. La película de atraso cambiario en el último año, con una inflación muy por encima del crawling peg (ritmo devaluatorio), más una tasa en pesos por debajo del ritmo de tipo de cambio oficial, estos tres factores sumados, son los que explican estas dificultades”, continuó Vauthier.
“Ahí más que esperar a que se reduzcan las importaciones de energía, a lo que debería apuntarse, lo que podría estabilizar la macro, sería la acumulación de reservas a través de una baja de la brecha. Para eso lo que se requiere es un programa económico creíble respaldado por la política con un fuerte énfasis en la consolidación fiscal, que elimine el financiamiento del BCRA al Tesoro y una tasa de interés que se ubique por encima del crawling peg del tipo de cambio oficial”, concluyó el economista de Anker Latinoamérica.
Más que esperar a que se reduzcan las importaciones de energía, a lo que debería apuntarse, sería la acumulación de reservas a través de una baja de la brecha (Vauthier)
El rol de los desequilibrios macroeconómicos
Un reporte de Ieral de Fundación Mediterránea analizó las razones por las cuales el Banco Central tuvo tantas dificultades para juntar divisas. “El deterioro del sector externo no se explica por el eventual atraso en la liquidación de granos, o por el peso puntual de las facturas de gas importado, sino por la acumulación de desbordes fiscales y monetarios, que se expresan en inflación que atrasa el tipo de cambio real y demanda agregada que no puede ser satisfecha por la oferta local”, mencionó la entidad que preside Carlos Melconian.
En resumen, según Ieral “desde principios de año hasta los últimos datos, las reservas netas del Banco Central se han incrementado en USD 1.100 millones, un período en el que las transferencias del FMI (DEG) contabilizadas se incrementaron en USD 3.700 millones. Es decir, sin ese recurso, las reservas habrían caído en USD 2.600 millones en el período. Esto subraya la importancia que tiene para la Argentina no cortar los puentes con el organismo con sede en Washington”, apuntaron desde ese centro de estudios.
“La experiencia en lo que va del año ha sido frustrante en términos de acumulación de reservas. Obsérvese que, hasta la última semana de julio, las compras netas de dólares por parte del Banco Central en el mercado oficial de cambios acumularon USD 897 millones desde principios del año, cifra que compara con los casi USD 7.500 millones atesorados en igual período de 2021″.
Por último, respecto a los últimos anuncios oficiales sobre dólar turista receptivo y la cotización “nueva” para los productores de soja, “apenas si rozan el corazón de la dinámica del sector externo”. “De allí que reine el escepticismo y se alimenten expectativas de medidas complementarias, o intentos en otra dirección. Para persistir en el sendero de ‘prueba y error’, aun sin garantía de éxito, al menos el gobierno debería trabajar en el frente fiscal de un modo más explícito y mucho más profundo”, concluyó el informe del Ieral de Fundación Mediterránea.
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