El mes de julio fue positivo para los activos financieros de la Argentina, a pesar de la tensión política y económica que desembocó en un drástico giro en el gobierno de Alberto Fernández, que sufrió por la sorpresiva renuncia de Martín Guzmán, atravesó un accidentado interinato de 24 días con Silvina Batakis en el palacio de hacienda, hasta el desembarco de Sergio Massa, ungido como “súper ministro” con el manejo pleno de todas las áreas de política económica.
El mes cerró mejor que lo que se esperaba, gracias a un espectacular rally de precios en la última semana tanto para los bonos como para las acciones medidas en dólares. También se calmaron las expectativas devaluatorias, con dólares alternativos al “cepo” negociados debajo de $300 por unidad, cuando llegaron a rozar los $350, en máximos nominales.
La cotización libre del dólar terminó julio a $296 para la venta. En el transcurso del mes ganó 58 pesos o 24,4 por ciento. No obstante, recortó un 15% desde el récord intradiario de $350 del 22 de julio.
En tanto, el precio del dólar en el mercado mayorista avanzó 4,8%, unos seis pesos, a $131,27, con una brecha cambiaria de 125,5% respecto del “blue”, y también respecto de la tasa de inflación estimada para el mes por el consenso de las consultoras en torno a 8 por ciento.
El tipo de cambio mayorista subió 4,8%, muy por debajo de la tasa de inflación estimada para julio por el consenso de las consultoras
En julio, el Banco Central registró un saldo neto negativo por su intervención en el mercado de cambios del orden de los USD 1.275 millones el más abultado desde septiembre de 2020, antes de la aplicación del impuesto de 35% como adelanto de Ganancias para la disuadir la demanda minorista de dólares.
En lo que va de 2022, la entidad monetaria acumuló compras netas en la plaza mayorista por unos USD 596 millones, un monto que representa el 8,2% del saldo neto a favor obtenido en igual lapso del año previo, cuando sumó USD 7.284 millones al 29 de julio de 2021.
La plaza bursátil
La crisis en el seno del Frente de Todos, que se desplegó con toda su furia en el mes y detonó la salida de dos ministros de Economía alteró a los precios de las acciones y los bonos. Al igual que lo sucedido en el mercado de cambios, las expectativas a favor de una administración central más ortodoxa con el arribo de Sergio Massa permitió en las últimas cinco ruedas una extraordinaria recuperación de precios de los títulos, en un promedio de 25% en dólares. Pero el balance mensual, dada la volatilidad, fue menos generoso.
El panel líder S&P Merval de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires terminó en 122.528 puntos (llegó a superar los 130.000 puntos), con un alza mensual de 38,5% en pesos y 21,4% en dólares, según la paridad del “contado con liquidación” implícito en los ADR negociados en Wall Street.
Algunas de las compañías argentinas cotizadas en Nueva York exhibieron una alentadora recuperación por el “Efecto Massa”. Edenor trepó 37,4% en dólares, seguida por Mercado Libre 27,8%, Central Puerto 27% y Banco Supervielle 25,7 por ciento.
Los bonos soberanos en dólares anotaron una ganancia promedio de 5%, según la referencia de los Globales con ley extranjera, gracias a la excepcional alza de 25% en la última semana del mes. En tanto, el índice de riesgo país de JP Morgan cedió 33 unidades en julio, a 2.395 puntos, aunque llegó a rozar las 3.000 unidades, en un máximo desde mayo de 2020.
Firme recuperación de Wall Street
La mejora de los activos financieros de Argentina se dio en sintonía con el salto alcista de los principales índices de las bolsas de Nueva York, que cosecharon ganancias mensuales en un rango de 7 al 13 por ciento.
En ese aspecto, a Reserva Federal estadounidense (Fed o banco central de los EEUU), anunció el martes la cuarta alza consecutiva de sus tasas de interés, en 0,75 puntos porcentuales, para llevarlas a 2,25-2,50%, y prevé continuar este movimiento ante una inflación que sigue alta.
Este incremento de las tasas de referencia tiene consecuencias, muchas veces adversas para las economías emergentes como la argentina. La reiteración de estas medidas ante una de las peores dinámicas inflacionarias de los últimos cuarenta años en el mundo afecta considerablemente a aquellas economías que no se encuentren en condiciones de soportar las consecuencias de estas políticas de “endurecimiento” monetario que aprecian al dólar y enfrían el PBI global.
El banco central de EEUU anunció su decisión sobre los tipos de interés y publicó un comunicado al final de la reunión de su comité de política monetaria (FOMC) iniciada el martes. “Los recientes indicadores de gastos (de consumo) y producción se moderaron. Pero la creación de empleo siguió robusta en los últimos meses, y la tasa de desempleo sigue baja”, resumió la entidad que preside Jerome Powell.
Se trata de la cuarta alza consecutiva de las tasas directrices del organismo: un cuarto de punto fue lo que subieron en marzo, medio punto en mayo, y tres cuartos de punto porcentual en junio, hasta entonces el mayor incremento desde 1994.
El FOMC “anticipa que nuevos incrementos de tasas directrices serán apropiados”, precisa el comunicado, en el que señala que el organismo permanece “muy atento” a los riesgos inflacionarios. La decisión fue adoptada unánimemente por los doce integrantes del FOMC con derecho a voto, en una reunión que por primera vez desde 2013 tuvo a todos los miembros de este organismo de la Fed reunidos, sin faltas.
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