El Comité de Asuntos Nucleares del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) planteó en un informe la necesidad de que el país asegure la producción de uranio enriquecido para avanzar en la autonomía energética en este terreno y evitar la dependencia de China.
En el documento titulado “Consideraciones sobre el programa nuclear argentino” los expertos del CARI destacaron que el propósito es “contribuir a la toma de decisiones del Gobierno Nacional sobre la estrategia y tácticas actuales y venideras para el desarrollo nuclear argentino”.
En ese marco, destacaron que el uranio enriquecido es de origen importado, por lo que advirtieron que de prosperar la adquisición en el país de una central de origen chino, “se deberían tomar las previsiones para asegurar el suministro de este insumo”.
“Asegurar el suministro de combustible para la generación nucleoeléctrica y tomar las previsiones correspondientes es responsabilidad del Estado, entre otros, considerando la necesidad de contar con una reserva estratégica de combustible”, aseguraron.
Destacaron además que la energía nuclear es un componente fundamental de una matriz energética “compatible con las altas exigencias actuales en relación al cambio climático y de cara a la desactivación del quemado de los recursos fósiles”.
En el documento, que cuenta con 12 páginas, los especialistas en energía nuclear advirtieron sobre la necesidad de la independencia argentina en materia energética.
Según el CARI, los objetivos estratégicos principales del programa nuclear argentino deberían estar orientados hacia el beneficio para la salud, la educación, la capacidad científico-tecnológica, la generación de electricidad, la industria, la medicina, la agricultura y la seguridad alimentaria, la investigación y el desarrollo, promover las exportaciones nucleares y propender a la autosuficiencia en materia nuclear.
La participación de la energía nuclear en la matriz energética nacional debería incrementarse con vista, entre otros objetivos, a reducir la huella de carbono con relación a la generación de energía eléctrica y reservar el uso de combustible y materiales no renovables para el desarrollo industrial y agropecuario argentino
En ese contexto, destacaron que la Argentina cuenta con tres centrales de potencia, las que en la actualidad aportan aproximadamente el 5% de la energía eléctrica generada pero que en el pasado contribuyeron en alrededor del 16 por ciento.
“La participación de la energía nuclear en la matriz energética nacional debería incrementarse con vista, entre otros objetivos, a reducir la huella de carbono con relación a la generación de energía eléctrica y reservar el uso de combustible y materiales no renovables para el desarrollo industrial y agropecuario argentino”, remarcaron en el documento.
Y remarcaron la relevancia de “continuar el desarrollo alcanzado en reactores del tipo PWR (agua pesada y uranio natural), acelerar el desarrollo de la tecnología asociada a uranio enriquecido para centrales nucleoeléctricas que beneficia la proyección del programa nuclear y potencia las capacidades existentes, especialmente de los sectores industrial y empresarial”.
La cuestión está relacionada tanto con la proyección exportadora argentina como vinculada al posicionamiento nuclear argentino en el mundo. En ese sentido, advirtieron en el documento que “esas exportaciones, actuales y futuras, no deberían depender, en lo que hace a los elementos combustibles, únicamente de proveedores externos”.
Por último, desde el CARI concluyeron: “Es menester que, en el papel de conductor nuclear, la CNEA elabore un Plan de Acción que contemple los diferentes desafíos que se deben encarar en el futuro incluyendo nuevas tecnologías con respecto a las Centrales Nucleares que se necesitan para las próximas décadas. Dicho Plan debería maximizar la participación de la industria nacional y asegurar la independencia en el suministro de combustibles nucleares”.
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