“Siguen porque lo que está pasando significa que teníamos razón. En todo”. Pocos minutos después de conocida la noticia de que Sergio Massa es el nuevo “súper ministro” de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, fuentes oficiales le aseguraron a este medio que no habrá cambios en el área de Energía. Las fuentes se refirieron al secretario del área, Darío Martínez, y al subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo.
Cerca de Massa, en tanto, dijeron que recién el lunes se va a informar oficialmente el equipo que lo va a acompañar en su nuevo cargo.
Se trata, sin dudas, del área más sensible dentro de la administración de Alberto Fernández. Un sector de tensión e internas permanentes que dejó en el camino a varios funcionarios de este Gobierno. Matías Kulfas y Martín Guzmán, los principales. El ex titular de Desarrollo Productivo, que ahora comandará Massa, habló de “internismo exasperante” en ese sector del gobierno luego de haber sido echado por Twitter por el Presidente.
“El informe de Basualdo predijo todo: falta de dólares, desequilibrio en las cuentas, necesidad de importar más de la cuenta por falta de previsión energética. Incluso dijo que el sistema de segmentación iba a ser un fracaso”, advirtieron desde un sector del gobierno aseverando, casi como al pasar, que el sistema de para determinar quienes seguirán pagando la luz y el gas con subsidios ya fracasó. Se trata del esquema que ideó Guzmán, implementó la efímera ministra Silvina Batakis, y está en proceso de registro por estos días.
Basualdo es camporista y cercano a Máximo Kirchner. Su lapidario informe circuló en abril pasado. Tiene 24 páginas y aseguraba que los aumentos de tarifas que había impulsado Guzmán eran imposibles de aplicar técnicamente, que tendrían oposición jurídica por no ser gradual y que atentaban contra el objetivo de sostener el crecimiento económico y aceleraría la inflación.
Entre otras cosas, señalaba que “para el conjunto de los usuarios residenciales que se le deberá aplicar el tope del CVS (Coeficiente de Variación Salarial) al 80%, sufrirán un impacto en facturas en el mes de junio acumulado del 65%, lo que podría derivar en situaciones complejas con su pago hacia el interior de este amplio segmento” y que “la aplicación de los incrementos propuestos tanto para el segmento comercial como el industrial, atenta contra el proceso de crecimiento económico que se viene verificando, y sería un canal más de aceleración de la inflación como consecuencia de la variación de sus costos”.
Basualdo, siempre es bueno recordarlo, es el funcionario que intentó echar Guzmán hace poco más de un año. No solamente no tuvo éxito sino que además quedó él antes en el camino. El camporista sigue en su puesto y también duró más que Batakis, quien lo había confirmado en su puesto (al igual que a Martínez) y quien había designado en lugar del guzmanista Santiago López Osornio, el padre de la segmentación, quien fue reemplazado por el tucumano Gonzalo Soriano. Soriano fue Gerente de Asuntos Económicos del Ente Regulador de Energía y Servicios Públicos de Tucumán (ERSEPT) y es un hombre de confianza de Santiago Yanotti, el vicepresidente de Cammesa, también tucumano y kirchnerista.
Además de Martínez, Basualdo -y los mencionados Yanotti y Soriano- el team energético k también está compuesto por Federico Bernal, interventor del Enargas; María Soledad Manín, del ENRE; y Agustín Gerez, presidente de Enarsa, la empresa del Estado con tiene que construir el gasoducto Néstor Kirchner.
“No habrá cambios ahí”, afirmaron desde el kirchnerismo duro cuando asumió Batakis. Ahora voces oficiales vuelven a decir lo mismo. En la industria, en tanto, hay algunas dudas sobre la continuidad de Martínez en el cargo luego de los cambios en el gabinete. Rumores que se suman a rumores.
Como sea, Massa tendrá bajo su ala al sector energético del gobierno. El mismo que generó el cortocircuito entre Néstor Kirchner y Daniel Scioli, en los primeros años del patagónico en la Rosada; el que fue parte del alejamiento de Roberto Lavagna como ministro, el que Cristina Kirchner rodeó de subsidios que signaron el cepo y otras restricciones en su gobierno; el que Mauricio Macri reconoció como uno de los grandes desaciertos de su gestión y que más presión le puso, y le pone, a Alberto Fernández en una gestión signada por la pandemia y la crisis económica.
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