Silvina Batakis llegó este jueves a primera hora a Buenos Aires, un día después de lo que estaba planeado. En esas 24 horas de diferencia la presión política dentro del Frente de Todos fue tan marcada que aterrizó en Ezeiza sin saber si seguirá siendo en las próximas horas la ministra de Economía, apenas 24 días después de haber jurado en el Salón Blanco de la Casa Rosada ante el presidente Alberto Fernández.
Con el jefe de Estado Batakis sostiene desde cerca del mediodía una reunión en la Casa de Gobierno, en medio de la expectativa por un inminente cambio de nombres y reconfiguración del gabinete, que podría entronar al presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa al frente de las decisiones económicas. En una maraña de trascendidos en la última horas, uno de ellos ubicaba a Batakis con un lugar en el equipo cuando se materialice esa recalibración del plantel de funcionarios.
Por lo pronto, en el Ministerio de Economía reinaba la incertidumbre. La noticia de un nuevo cambio en el Palacio de Hacienda cayó como un balde de agua fría porque Batakis y su equipo no se autopercibió como un puente de “transición” entre la salida de Guzmán y la llegada de otro nombre de peso para comandar el timón económico. Hay funcionarios que tienen menos de dos semanas en sus despachos, algunos tuvieron su nombramiento vía Boletín Oficial hace menos tiempo.
El desconcierto en Economía también tiene que ver con que consideraron que la misión de Batakis en Washington fue positiva, y que las reuniones con la directora gerente del organismo Kristalina Georgieva, el asesor del Tesoro de los EE.UU. David Lipton e inversores de Wall Street habían terminado con buenas sensaciones para la ministra. Algunos de los que estuvieron presentes en esos encuentros también destacaron el ida y vuelta con los representantes del sector privado.
Pero en las últimas horas el peso todavía urgente de la coyuntura y el tira y afloje dentro de la coalición de Gobierno pusieron sobre la superficie la chance de un cambio inminente, de nombres y de configuración del gabinete. Sobre el balance del viaje y lo que sucederá en las próximas horas conversaron esta mañana luego de su regreso Batakis con su círculo de mayor confianza.
En las tres semanas que lleva de mandato en el Palacio de Hacienda Batakis se rodeó de un equipo cercano a ella, con nombres centrales: el secretario de Comercio Interior Martín Pollera, los de Hacienda y Finanzas, Martín Di Bella y Eduardo Setti, respectivamente, y Karina Angeletti, que ocupa el estratégico puesto de secretaría de Política Económica, y que es considerado como un viceministerio.
Batakis ya había planteado una hoja de ruta que ante los inversores presentó como de “once medidas” para sus primeros pasos en el Ministerio de Economía. Uno de los más relevantes, que a esta hora de transcendidos de cambios inminentes todavía no había podido concretar, era una modificación decisiva en el modo en que el Estado administra su presupuesto público: una cuenta única que le permita al Tesoro incluir el superávit de otros organismos y entes estatales en la cuenta general de gastos e ingresos.
También tuvo dos escalas de licitaciones en el mercado doméstico con dos operaciones que fueron consideradas exitosas por los inversores y que estuvieron marcada por un pronunciado incremento en las tasas de interés que ofreció el Ministerio de Economía a la plaza financiera local para conseguir financiamiento neto. Así, terminó julio con unos $372.000 millones por encima de los vencimientos previstos.
El plan Batakis incluía, como un elemento central, la puesta en marcha de medidas para lograr la consolidación fiscal suficiente que le permita cumplir la meta fiscal con el Fondo Monetario. Esa consolidación fiscal, se entiende, se traduce como un recorte del gasto público, algo en línea con lo que reclamó el FMI en su última evaluación.
En la primera mitad del año las erogaciones había crecido casi 11 puntos por encima de la inflación y la ministra sabía que necesitaba actuar en ese sentido. La discusión áspera era qué areas del gasto “pagaban”: si eran las transferencias a provincias, la obra pública o qué otros sectores. Por lo pronto, un mensaje: varios gobernadores salieron a pedir un cambio de conducción económica.
Tras la reunión de esta mañana con su círculo más íntimo, Batakis fue convocada a una reunión en la Casa de Gobierno con el presidente Alberto Fernández, lo que podría marcar su continuidad como ministra o, en todo caso, si habrá un plan B para su continuidad en el gabinete económico.
En el Palacio de Hacienda esperan que la definición sobre su futuro sea lo más rápida posible. Quienes hablaron con ella en la últimas horas desde que retornó a Buenos Aires la notaron “tranquila y firme” y aseguran que “está convencida de lo que está haciendo”. Relatan incluso una pequeña escena para graficar el sosiego con el que la ministra se toma este momento: al ingresar a la Casa de Gobierno, uno de los miembros del personal de seguridad se descompensó y Batakis paró su marcha hacia el despacho presidencial para asistirlo.
SEGUIR LEYENDO: