La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunció este miércoles una nueva suba del tipo de interés oficial, de 0,75 puntos, la segunda en los últimos dos meses, para tratar de frenar una inflación descontrolada. Este incremento es el cuarto desde que el banco central de EEUU empezó su ciclo de subas en marzo, y dejará la tasa de los bonos de la mayor economía del mundo con un rendimiento de 2,25 por ciento.
En ese contexto, economistas consultados por Infobae coincidieron que la medida será perjudicial para la Argentina dado que promoverá la salida de capitales de los mercados emergentes y mayor inflación como consecuencia del debilitamiento del peso. Asimismo, destacaron que la suba de tasas continúa manteniendo al dólar en un nivel históricamente apreciado, lo cual suele correlacionar negativamente con los precios de los granos en particular y de las commodities en general.
“Para la Argentina la suba de tasas de la Fed a un ritmo más acelerado no son buenas noticias. Significa que el proceso de reducción en la liquidez internacional será más rápido, lo que promoverá la salida de capitales de los mercados emergentes, el debilitamiento de las monedas en estos países y un deterioro en sus términos de intercambio por menores precios de las commodities”, dijo a este medio Eugenio Marí, economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso.
“El precio de las commodities no suele reaccionar bien a desaceleraciones económicas, menos aún a recesiones” (Albornoz)
Y agregó: “La condición de vulnerabilidad muy alta en la que está la economía argentina hace que estos shocks externos negativos golpeen aún más fuertemente. Con menores precios de nuestros productos de exportación, como la soja y el trigo, y una menor probabilidad de entrada de capitales, incluso especulativos, habrá mayores presiones sobre el esquema de control de cambios que lleva adelante el Banco Central y un mayor debilitamiento del peso, que se podrá traducir en mayor inflación”.
A su turno, Juan Pablo Albornoz, economista de Ecolatina, dijo a Infobae que se combinan dos factores que no son buenos para el país en el corto plazo, específicamente en materia de precios de los commodities.
“Por un lado, la suba de tasas continúa manteniendo al dólar en un nivel históricamente apreciado, lo cual suele correlacionar negativamente con los precios de los granos en particular y de las commodities en general. Por otro lado, las commodities no suelen reaccionar bien a desaceleraciones económicas, menos aún a recesiones”, analizó.
“Con menores precios de nuestros productos de exportación, como la soja y el trigo, y una menor probabilidad de entrada de capitales, incluso especulativos, habrá mayores presiones sobre el esquema de control de cambios y un mayor debilitamiento del peso, que se podrá traducir en mayor inflación” (Marí)
En sentido, remarcó que el foco del mercado está pasando de la inflación a la actividad. “La profundidad de la desaceleración o recesión económica que tenga lugar en Estados Unidos para poder calmar la inflación será muy importante para definir la dinámica que cobren las commodities. Por último, no hay que dejar de lado lo que suceda entre Rusia y Ucrania. Si llegasen a algún acuerdo para que Ucrania pueda dar salida a los stocks de granos que tiene retenidos por el conflicto bélico, eso podría sumarle una presión por el lado de la oferta al mercado y descomprimir precios”, consideró Albornoz.
Cabe destacar que en un comunicado emitido tras su reunión de dos días, la Junta de Gobernadores del sistema de la Reserva Federal reiteró que espera llevar a cabo más subas de los tipos en el futuro.
Los aumentos de 0,75 puntos del tipo de interés oficial no se veían desde 1994 cuando bajo la dirección de Alan Greenspan, histórico líder del banco central estadounidense, se aplicaron subas de las tasas para tratar de evitar un aumento de la inflación.
Entonces, la tasa de aumento anual de los precios de consumo era del 2,7%, mientras que el pasado junio se situaba en el 9,1%, algo no visto en 40 años en la primera economía mundial.
En ese marco, Marí concluyó: “Estamos entrando en el final del último ciclo de liquidez internacional y precios extraordinarios. Oportunidad que la Argentina no aprovechó para recomponer sus stocks de capital y realizar inversiones para el crecimiento futuro; en cambio, lo transitamos con mayor déficit fiscal y financiándolo con emisión. Hoy ya nos queda muy poco margen de maniobra, pero la situación actual debe servirnos de lección sobre la importancia de llevar adelante una política fiscal responsable, que permita ahorros en los tiempos de vacas gordas y de espacio para una política contracíclica cuando el escenario internacional se revierte”.
Para la analista Paula Malinauskas, de la consultora LCG, como el país tiene cerrado su acceso al financiamiento en dólares y la única deuda que está colocando es en moneda local debido a su elevado riesgo país “la suba de la tasa implica que haya una salida de capitales, porque cuando el Tesoro de Estados Unidos sube las tasas se aprecia el dólar respecto a las monedas del resto del mundo y quedan expuestas las economías con monedas menos fuertes, como las latinoamericanas”.
“Por otro lado, considerando que las commodities cotizan en el mercado bursátil y su precio es fijado allí a nivel global, puede haber un efecto a mediano plazo que es la caída del precio de los bienes primarios, lo cual impacta en el precio de nuestros principales productos de exportación”, agregó la experta.
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