Cambió el ministro de Economía, pero no el desempeño incierto de un gobierno que decidió mantener el criterio de no atenerse a un plan orientado a revertir los crecientes desequilibrios que muestran los indicadores de la macroeconomía y que afectan severamente a la microeconomía, de las empresas y más aún de las familias y trabajadores que en general tienen menos espalda para soportar nuevas embestidas sobre sus finanzas personales y llegar a fin de mes.
La nominalidad crece a pasos acelerados, cada día se necesitan más pesos para poder comprar menos bienes, menos dólares y pagar los servicios públicos, aun antes de los aumentos que se avecinan, y la confianza en el gobierno para cambiar el rumbo se debilita sostenidamente, como lo reflejan no sólo la escalada de los dólares financieros en el segmento libre y también el índice de Riesgo País, sino también el comienzo de salida de depósitos privados en dólares en el sistema bancario desde la renuncia de Martín Guzmán, se ubican en el menor nivel desde el 17 de diciembre de 2021, cuando aún no había irrumpido la crisis del gasoil ni la incertidumbre derivada de la invasión de Rusia a Ucrania.
Daniel Artana, economista Jefe de FIEL analizó en una entrevista con Infobae el delicado escenario actual, en el que crecen el impuesto inflacionario, la deuda pública y caen las reservas en divisas en el Banco Central, que consideró es el equivalente a emitir deuda en dólares.
— La recaudación que administra la AFIP acumula 22 meses consecutivos de aumento superior a la tasa de inflación y también por sobre el repunte del PBI que registra el Indec, pero al mismo tiempo el Tesoro depende cada vez de los adelantos transitorios del BCRA al Tesoro ¿Qué le sugieren esos datos?
— El gasto devengado del Gobierno nacional aumentó 11 puntos por encima de la inflación en el primer semestre del año. Eso explica porqué a pesar de que la recaudación aumenta algo por encima de la variación del IPC del Indec la plata no alcanza. El problema es el exceso de gasto público.
“El problema es el exceso de gasto público”
— ¿Se puede tomar la variación neta de la deuda pública como indicador de la real magnitud del déficit de las finanzas públicas, porque en general los vencimientos de capital se cancelan con nueva deuda?
— El stock de deuda puede variar por cambios en el valor de las variables que se utilizan para actualizar los montos a pagar de cada título emitido (por ejemplo, USD, Euros, CER). Pero esos cambios habitualmente no hacen gran diferencia. Si la deuda aumenta es porque hubo déficit. Y a la deuda del Tesoro hay que sumarle los pasivos remunerados del BCRA y restarle las reservas netas del BCRA. Eso refleja mejor la situación del gobierno: por ejemplo no es lo mismo que una mayor deuda tenga como contrapartida un mayor activo (reservas) o que se haya utilizado para financiar gasto corriente.
Idealmente, habría que computar también los activos no financieros del gobierno, pero eso raramente se hace por falta de información. Esa medición nos permite analizar mejor el desempeño fiscal de cada gobierno. Por ejemplo, si se consumieron reservas del BCRA es más o menos parecido a que se haya emitido deuda en dólares. En el primer caso se redujo un activo, en el segundo aumentó un pasivo.
— Se habla mucho en la actualidad del “impuesto inflacionario” ¿Cómo se mide? ¿Cuánto representa del PBI?
— El impuesto inflacionario se puede aproximar por la tasa de inflación, multiplicada por la base monetaria (circulante y encajes no remunerados). Pero si los pasivos remunerados del BCRA devengan intereses menores a la tasa de inflación hay algo más de “recursos” para el Estado. Además, hay que distinguir impuesto inflacionario devengado del percibido. Por ejemplo, cuando aumenta la tasa de inflación la demanda real de dinero cae algo. El nuevo impuesto inflacionario será la nueva tasa de inflación multiplicado por la (ahora) menor base monetaria real. Pero en la transición el BCRA pierde algo de base imponible.
Dejando de lado tecnicismos la recaudación mensual se puede aproximar como la tasa de inflación multiplicada por la base monetaria; eso daría hoy alrededor de un cuarto de punto del PBI por mes.
“El impuesto inflacionario daría hoy alrededor de un cuarto de punto del PBI por mes”
— ¿Qué consecuencias genera la aceleración de la inflación a ritmo de tres dígitos al año en una economía que aún arrastra enormes atrasos de precios relativos: tarifas, tipo de cambio real, salarios, y descomunal nivel de pobreza?
— La mayor nominalidad y las distorsiones de precios relativos complican el diseño de un plan de estabilización. En principio, las distorsiones de precios relativos deberían corregirse antes de lanzar el programa de estabilización pero eso aumentará la inflación mensual todavía más. Y si se postergan, aparecerán shocks nominales que impactarán puntualmente en la suba generalizada de los precios en el medio del diseño de un plan antiinflacionario.
— ¿Hay atraso cambiario? ¿Cuál es el semáforo que enciende la luz de alarma: el saldo comercial, las reservas del Banco Central, la brecha con las cotizaciones alternativas al oficial?
— Las escasas reservas del BCRA luego de un semestre de liquidación récord del campo revelan la magnitud del problema. El problema principal es la brecha cambiaria extravagante, que es la consecuencia de la alta emisión para financiar el fisco y para comprar deuda pública, que luego se pretende esterilizar ignorando que los pasivos remunerados del BCRA son otra fuente de preocupación. El nivel de equilibrio del tipo de cambio real depende de numerosos factores. Hoy hay una sensación de atraso cambiario por las incoherencias políticas y económicas del gobierno.
“El problema principal es la brecha cambiaria extravagante, que es la consecuencia de la alta emisión para financiar el fisco y para comprar deuda pública”
— ¿Qué opina de los primeros anuncios de Silvina Batakis?
— Se anunció un ajuste de caja y algún financiamiento adicional intrasector público. Pero eso no calma las dudas por varias razones: primero no se sabe si la tregua política dentro de la coalición de gobierno será duradera o si volverán a las andadas. La tensión política pone presión para aumentar el gasto público, como ocurrió con el mini IFE y el bono a los jubilados. Segundo, los anuncios de ajuste de caja y segmentación de tarifas han sido históricamente resistidos por una parte de la coalición de gobierno; habrá que ver para creer. Y tercero, se anuncia un ajuste de caja y pocos días después se prorroga por DNU la moratoria previsional que aumenta el gasto.
— ¿Le sorprendió la decisión del Banco Central de no subir la tasa de interés de referencia de política monetaria, pese a la aceleración de la inflación, en particular en la tasa anualizada, tanto retrospectiva como en perspectiva?
— Parecería que se pretende “motivar” a las entidades financieras a que compren directamente bonos del Tesoro. Además, seguramente al BCRA le preocupa el impacto de la suba de tasas de en el déficit cuasifiscal. Los dilemas serán cada vez más complejos de resolver a menos que se encare con decisión una reducción importante del desequilibrio fiscal.
— ¿Hacia dónde marcha la economía?
— Va camino a una caída de actividad con alta inflación.
— ¿Cómo ve al FMI en su relación con la Argentina, dejó de ser un exigente supervisor de las finanzas públicas, que contribuye a mejorar las expectativas de los agentes económicos?
— La sensación de que el programa con el Fondo Monetario es “light”, entre otras razones, por la falta de reformas estructurales de peso, hace más difícil que pueda tener un impacto positivo sobre las expectativas.
— ¿Y a los empresarios en la relación con el Gobierno?
— Los empresarios deben proteger a sus empresas (y a las fuentes de trabajo) de los vaivenes de la economía. No son momentos fáciles para nadie.
La economía va camino a una caída de actividad con alta inflación”
— ¿Una reflexión final?
— Hace unas semanas atrás escribí una nota que pretendía resumir los dilemas del Gobierno: frazada corta. Tiene que optar entre resignar actividad o ver cómo aumenta la brecha cambiaria y no acumula reservas en el BCRA. También tiene que optar entre reducir el déficit pagando algún costo de corto plazo o resignarse a una tasa de inflación cada vez más alta que termina volteando el nivel de actividad. En alguna medida, vemos las consecuencias de un gobierno que erró desde el comienzo en el diagnóstico de los problemas económicos y que se equivocó mucho más en los instrumentos elegidos para la gestión.
Fotos: Gastón Taylor
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