La tensión cambiaria continuó creciendo a lo largo de esta semana con el dólar libre marcando un nuevo récord el jueves de $338, precio que parecía superarse el viernes cuando el paralelo llegó a tocar los $350, aunque al cierre de la rueda se volvió a ubicar en el valor de la jornada previa. De esta manera, durante julio el dólar informal acumuló un alza de $99 –un 38% de aumento- y el impacto se sintió en los precios de la economía con alzas en distintos sectores que, ante la incertidumbre respecto a la posibilidad de reponer stocks, implementaron alzas de hasta el 40%, como en el caso de la construcción.
En ese contexto, economistas consultados por Infobae coincidieron al afirmar que la inflación que se genere por la escalada del dólar informal ya está impactando en el índice de julio y que su techo dependerá de las señales que pueda dar el Gobierno en el corto plazo.
A la escalada de la divisa informal se le suma el ajuste del cepo a las importaciones que aplicó el Banco Central a fines de junio y que cerró el acceso de los importadores al mercado único y libre de cambios. En tanto, distintos sectores como la construcción, el comercio, la industria automotriz y el agro, entre otros, comenzaron a paralizar su actividad ante la incertidumbre que genera la falta de precios.
“Hay que reconocer que no estamos viendo una suba desmesurada del dólar, sino un derrumbe del peso, lo que espiraliza la incertidumbre (Marí)
“Según nuestra medición de precios para la primera quincena de julio, la inflación superaría el 7% mensual. Pero los movimientos del tipo de cambio de la tercera semana muestran que la pérdida de valor del peso se ha acelerado aún más. Cuánto de este proceso se trasladará a precios dependerá de cuáles sean las medidas que tome el Gobierno y si éstas logran normalizar la demanda de dinero y las expectativas”, dijo a este medio Eugenio Marí, economista jefe de la consultora Libertad y Progreso.
Y agregó: “Hay que reconocer que no estamos viendo una suba desmesurada del dólar, sino un derrumbe del peso, lo que espiraliza la incertidumbre. Esto genera una parálisis en gran parte de las decisiones del día de la economía. Por ejemplo, lo vimos en el hecho de que varios productos esta semana estuvieron sin precio, lo que frenó ventas y cadenas de producción”. Según el economista, los horizontes de decisión se acortan y se alteran los precios relativos. En ese sentido, dijo que empresas y familias priorizan ya no el proceso productivo, sino encontrar formas para resguardar su riqueza.
Para Juan Pablo Albornoz, economista de Ecolatina, el fuerte incremento de la divisa en el mercado informal tendrá impacto en el corto plazo y con un aumento de la inflación que ya alcanzó el 64% en los últimos 12 meses, según el Indec.
“Claramente las consecuencias más inmediatas de semejante incertidumbre son el impacto en precios, algo que ya se vio semanas atrás con la renuncia del ex ministro de Economía Martín Guzmán, y la imposibilidad de saber a qué precio se repondrá mercadería, lo cual acorta la duración de los presupuestos o directamente puede llegar a paralizar ventas en algunas ocasiones”, dijo a Infobae.
Según el economista, “la falta de respuesta del Banco Central en materia de tasas no ayuda”. En ese sentido, Albornoz dijo que es lógico que la autoridad monetaria “no quiera competirle al Tesoro después de haber emitido un tercio de la base monetaria para salvarlo, pero detrás de esa decisión están las empresas y los minoristas que ven la tasa en pesos que rinde 4,2% o 4,3% efectivo mensual contra una inflación que superó el 5% en junio y que rondaría el 7%/8% en julio”.
“La presión cambiaria luce más como un síntoma de los desequilibrios previos. Sin un plan de estabilización y un programa integral la devaluación puede ser peor. Sin embargo, si no ajusta por precio, va ajustar por cantidad y ese es el causante de la brecha. El problema es bien complejo, pero cuanto más medidas contradictorias y dubitativas haya, mayor será el deterioro de las expectativas. Y acá las expectativas juegan un rol fundamental”, consideró Bolis Wilson.
Consultados por el impacto de una devaluación del tipo de cambio oficial teniendo en cuenta que muchos precios de la economía ya se rigen por el valor del dólar paralelo, los economistas remarcaron que devaluar sin un plan de estabilización tendrá consecuencias nocivas para la economía ya que lo que hace falta es mayor certidumbre y señales por parte del Gobierno que calmen expectativas.
“Es lógico que el BCRA no quiera competirle al Tesoro, pero detrás de esa decisión están las empresas y los minoristas que ven la tasa que rinde 4,2% contra una inflación que superó el 5% en junio y que rondaría el 7%/8% en julio” (Albornoz)
“Devaluar sin un plan de estabilización es encender un cigarrillo en una estación de combustible: el pass-through a precios se comería el salto de competitividad cambiaria en pocos meses con el riesgo de desestabilizar toda la economía y deteriorar el nivel de actividad”, dijo a Infobae Matías Bolis Wilson, economista de la Cámara Argentina de Comercio (CAC).
“El 80% de la devaluación de (Juan Carlos) Fábrega -ex titular del Banco Central- de 2014 pasó a precios en ocho meses y se barrió casi toda en un año. El 60% de la devaluación de 2015 se trasladó a precios en ocho meses, pero se estabilizó a partir de ahí”, analizó Bolis Wilson.
Según el economista, no se pueden mantener políticas monetarias y fiscales inconsistentes y querer tener un tipo de cambio planchado.
A su turno, Agustín Etchebarne, economista de la Fundación Libertad & Progreso dijo que el dólar oficial debiera devaluarse un 27% solo para alcanzar el mismo valor real de hace 12 meses atrás.
“Mes a mes se acrecienta la expectativa de una maxidevaluación que descomprimiría la situación de las reservas, pero agravaría la suba de precios de corto plazo. El gobierno ya no tiene opciones fáciles. Tal vez la mejor estrategia sea una devaluación de al menos un 30% del dólar oficial con la esperanza de que esto genere un aumento de las liquidaciones del sector agrícola”, opinó.
“El 80% de la devaluación de (Juan Carlos) Fábrega de 2014 pasó a precios en ocho meses y se barrió casi toda en un año” (Bolis Wilson)
En tanto, Paula Malinauskas, de la consultora LCG, manifestó que una parte de la devaluación del peso se traslada a precios por expectativas de que haya más inflación. “Puede haber desabastecimiento o suba de precios mediante los importadores que ante la posibilidad de no poder volver a importar lleven a cabo aumentos en los valores de los bienes”, destacó.
Para la economista, “una devaluación, si no viene acompañada con un gesto político importante provocará mayor inflación”. En ese sentido, dijo que gran parte de la incertidumbre no es económica sino que viene desde la política.
En este marco, no hay que perder de vista que con un dólar mayorista en $129,74, la brecha cambiaria se extiende al 160%. La escalada del dólar libre, que ya lleva varios días, se agudizó desde que comenzó a aplicarse el aumento de la alícuota sobre el dólar turista y desde que el Banco Central endureció el cepo cambiario a los importadores.
SEGUIR LEYENDO: