Los activos bursátiles de Argentina volvieron a bajar este jueves, en medio de la escalada de los dólares alternativos y una mayor cautela inversora por dudas sobre el futuro de la economía, que no encuentra un paliativo en los recientes anuncios.
Mientras el dólar libre tocó un récord de 338 pesos al mediodía, la tendencia negativa era más profunda para los bonos en dólares, aquellas emisiones que salieron al mercado con el canje de deuda soberana en septiembre de 2020, para alcanzar nuevos precios mínimos. Además los papeles de deuda de Argentina tienen que enfrentar la aversión al riesgo en los mercados internacionales ante la esperada suba de tasas de la Reserva Federal de EEUU.
Los bonos en dólares se desplomaron hoy otro 5% en promedio, según la referencia de los Globales con ley extranjera emitidos con la reestructuración con acreedores privados.
Estos títulos son operados a valores ridículos, ya con cuatro emisiones que son ofrecidas por debajo de los 19 dólares: el GD29, el GD30, el GD35 y el GD46. El riesgo país de JP Morgan escaló 67 unidades para la Argentina, a 2.838 puntos básicos, un máximo desde el canje de deuda de 2020.
En una comparación con la deuda de otros países en crisis, el bono argentino Global 30 (GD30), con ley de Nueva York, vale USD 18,60 y rinde 42,4% anual, mientras que el bono de Ucrania con vencimiento el 25 de enero de 2032 -es decir, duration similar- vale USD 18,19 y rinde 45% anual. O lo que es lo mismo, el mercado confía tanto en la capacidad de pago del gobierno ucraniano, en guerra contra una superpotencia mundial como Rusia, que del argentino.
Y si se toma otro bono argentino de referencia, como el Global 29 (GD29), a USD 18,25, la tasa de retorno es aún mayor que la del título ucraniano, de 46% anual en dólares. Sólo rinden por encima de la Argentina los bonos a 10 años de Venezuela (130%) Líbano (96%); Rusia, que está en default (72,5%) y Bielorrusia (49,2%).
Los expertos de Portfolio Personal Inversiones subrayaron que los bonos Globales consolidan “una dinámica por demás preocupante para la deuda, que no parece saber para dónde ir. La falta de drivers en lo local, tanto en el presente como en el corto y mediano plazo, la ausencia de un ancla para las variables macroeconómicas y un Gobierno ensimismado en sus propias internas adicionan condimentos, y el sendero se hace cuesta arriba”.
El economista Gustavo Ber afirmó que “las paridades siguen desafiando niveles mínimos, ante crecientes preocupaciones de los inversores y la desfavorable posición técnica que enfrentan hace tiempo desde los tenedores del exterior”.
“Resulta urgente detener a tiempo la crisis de confianza a través de contundentes señales políticas y económicas que permitan implementar una rápida convergencia en los desequilibrios, ya que los tironeos y el transcurso del tiempo sólo acentúan las tensiones inflacionarias y financieras que complican aún más el panorama”, agregó el titular del Estudio Ber.
“El riesgo país argentino tiene un nivel alto respecto a la región y se espera mayor volatilidad durante el resto del año por el panorama político nacional y las condiciones macrofinancieras de nuestro país lo cual, a su vez, establece un mayor nivel de incertidumbre de mercado”, consideró Martín Calveira, investigador del IAE Business School de la Universidad Austral.
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