En un durísimo editorial, el diario británico Financial Times hace una impiadosa descripción del panorama económico y político de la Argentina y le pide al Fondo Monetario Internacional que sea más exigente con el gobierno y le demande un programa con metas más duras, que sirva para restablecer la confianza en la economía argentina.
Cada vez se hace más visible, dice, que el FMI falló en imponer condiciones más duras cuando renegoció el rescate financiero de marzo pasado, pues por escapar de su caracterización de “villano perenne” de la política argentina se avino a un programa que ya está en problemas. “De cara a un gobierno débil preso del populismo peronista y a políticas fallidas hubiera sido mejor que el Fondo insistiera en metas más exigentes para inspirar confianza”, concluye el editorial. Pero ahora, asegura, un “amor duro, más que emplastos, es lo que necesita la Argentina”.
El texto comienza describiendo los enormes recursos de la Argentina. El país debería estar floreciendo -dice- ya que cuenta con una de las reservas no convencionales de petróleo y gas más grandes del mundo, tiene un sector tecnológico vibrante del que ha surgido el más exitoso gigante de ecommerce de la región, es uno de los principales exportadores mundiales de granos y posee abundantes reservas de litio en un momento en que la demanda del minera ha explotado debido a la guerra en Ucrania y al movimiento mundial hacia la electrificación. Sin embargo -prosigue- “la Argentina se aproxima tambaleando a uno de sus periódicos colapsos; la inflación alcanzó un 64% anual en junio y podría ser del 90% hacia fin de año”.
“La Argentina se aproxima tambaleando a uno de sus periódicos colapsos; la inflación alcanzó un 64% anual en junio y podría ser del 90% hacia fin de año”
Para peor, continúa, en el mercado informal el dólar cuesta más del doble que el tipo de cambio oficial a medida que los argentinos se deshacen del peso y la deuda soberana, restructurada hace menos de dos años, cotiza a niveles cercanos al default, a medida que los inversores buscan cubrirse. “Cortada de los mercados internacionales por el default de 2020, el Gobierno lucha por financiarse a sí mismo emitiendo copiosas cantidades de deuda doméstica a tasas de interés cada vez más altas, la mayor parte ajustada la inflación y el Banco Central imprime cada vez más pesos”, resume la publicación.
“Con la ruina financiera al acecho -explica el FT- los bonos del gobierno son cada vez menos atractivos, al punto que el Banco Central debió ofrecer una garantía sobre los mismos, comprometiéndose a comprarlos si bajan a cierto nivel”. Estrechos controles cambiarios, restricciones a la exportación de granos, subsidios energéticos y congelamientos de precios completan lo que el editorial llama un “cuadro lúgubre”.
“Pero si la política económica es mala, el cuadro político es todavía peor”, continúa, para contar las peleas internas del Ejecutivio entre el presidente Alberto Fernández y la “poderosa vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner” quien finalmente forzó la salida del ministro de Economía, Martín Guzmán.
“Guzmán había logrado la exitosa restructuración de la deuda con acreedores privados y el FMI, pero era odiado por Fernández de Kirchner y sus aliados por negarse a gastar más. Su salida deprivó al gobierno de su única figura creíble”, dice el FT.
A continuación, describe a Silvina Batakis como su “poco conocido reemplazo”, que rápidamente prometió cumplir el acuerdo con el FMI. “Pero las chances de que lo haga –dice el FT- están fuertemente en contra”. Lo que lleva a la cuestión de qué puede hacer el Fondo, enganchado a un crédito de USD 44.000 millones que concedió en 2018 y que el propio organismo consideró luego que era “demasiado frágil” y basado en supuestos excesivamente optimistas”.
Ahora, prosigue el influyente medio, “la historia puede estar a punto de repetirse”, porque aunque el Fondo y Batakis crean que el país todavía puede cumplir las metas anuales, incluyendo un déficit fiscal de 2,5% del PBI (sin contar intereses), “pocos creen en eso”.
Al respecto, el editorial cita que economistas del Citibank consideran “muy probable” que el Gobierno no logre controlar la emisión, ni aumentar las reservas ni recortar el déficit en la medida suficiente.
Y de ahí la conclusión, citada al principio: “Cada vez se hace más visible que el FMI falló en imponer condiciones más duras cuando renegoció el rescate financiero de marzo”, cuando se avino a un programa que ya está en problemas. Ante un Gobierno débil, el populismo peronista y políticas fallidas, insiste, hubiera sido mejor exigir en metas más exigentes, para inspirar confianza.
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