El Parque Nacional Yosemite, del Estado de California, en Estados Unidos, es una meca histórica para miles de escaladores van cada año a disfrutar de sus acantilados de piedra, ideales para realizar la actividad.
Sus más de 3.000 kilómetros cuadrados se encuentran catalogados como áreas protegidas y se ejerce un estricto control para que los visitantes no perjudiquen el ecosistema del parque, aunque al mismo tiempo es uno de los grandes atractivos naturales del país.
Sin embargo, décadas atrás, el Parque no estaba tan regulado y hasta había comunidades de escaladores que se habían instalado dentro de su territorio, alternando sus días entre sesiones de escalada, consumo de marihuana y LSD, y una vida silvestre en carpas y tiendas de lona.
Los Stone Masters, una comunidad de escaladores, vivieron cerca de 4 años en el Parque durante la década del 70, estos hombres y mujeres engañaban por su aspecto despreocupado y distraído, cuando en realidad eran de los mejores escaladores de la época, ya que en esos años el deporte recién se estaba estableciendo, y escalar en Yosemite era una actividad riesgosa, debido a que realizaban pruebas que nunca antes se habían intentado. Así lo reflejó la revista Men’s Journal, que reconstruyó su excéntrica historia.
El campamento de los Stone Masters no era muy bien visto ni por las autoridades ni por los turistas, sin embargo, ellos hacían caso omiso a las advertencias de los guarda parques y se negaban a abandonar esa vida fuera del sistema. Los días de los escaladores eran relativamente monótonos hasta que a comienzos de 1977 sus vidas darían un giro inesperado.
Para entender lo que pasó hay que retroceder unos días. Ron Lykins, un camarero que trabajaba en el Hotel Ahwahnee de Yosemite, había partido junto a un compañero a realizar una excursión en el Parque ya que tenía algunos días de franco.
Los dos se pusieron sus raquetas de nieve y aprovecharon el dócil invierno de aquel año para adentrarse en los senderos que no estaban tan cubiertos de nieve como en temporadas con mayores nevadas. Caminaron cuesta arriba, en dirección al pico Buena Vista, pero en vez de dirigirse a la cima, decidieron visitar la laguna Lower Merced Pass, una masa de agua mediana que por aquel entonces no figuraba en todos los mapas.
Cuando consiguieron divisar el lago, se pararon a analizar los árboles que lo rodeaban para determinar qué camino deberían tomar para continuar con su travesía. Sin embargo, los ojos de Lykins le mostraban algo que no cuadraba. Una enorme masa metálica sobresalía del agua congelada.
Curiosos por el artefacto, se aproximaron hasta darse cuenta que se trataba del ala de un avión que se había estrellado, el accidente no podría haber ocurrido hace mucho tiempo ya que todavía el aceite hidráulico chorreaba ensuciando la blanca nieve a su alrededor. Sin embargo, decidieron no inspeccionar el artefacto, la noche caía y en la montaña es muy importante tener buena visibilidad para desplazarse.
Tras el hallazgo, los dos compañeros descendieron y se dirigieron a la oficina del Servicio de Parques para dar aviso del avión accidentado. Rápidamente las autoridades comenzaron a averiguar si había avisos de aviones extraviados, pero no encontraron nada. Entonces comenzaron las sospechas.
Antes de que las autoridades de Yosemite puedan coordinar un equipo de guarda parques para inspeccionar el sitio, otras cuatro agencias federales querían acceder al sitio del accidente. La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus silgas en inglés) y la Administración Federal de Aviación estaban interesadas en el avión derribado; mientras que la DEA (Administración de Control de Drogas) y la Aduana querían la carga que suponían que estaba a bordo. Todo indicaba que se trataba de un avión ilegal y que había drogas en su interior.
Cuando sobrevolaron el sitio en helicóptero, se pudieron ver varios pedazos de la aeronave, que luego se confirmó que era un Howard 500, así como varios fardos de arpillera desparramados que dejaban ver un rastro vegetal oscuro sobre la nieve. El accidente había ocurrido un mes atrás, y el fuselaje del avión, que se había hundido en el lago, ahora se encontraba sepultado bajo la dura superficie congelada.
Con el correr de los días, las agencias federales armaron equipos de búsqueda y rescate, con guardabosques y buzos capacitados, y estuvieron una semana en el sitio recuperando la mayor cantidad de bolsas de lo que se confirmó era marihuana e intentando sin éxito recuperar los cuerpos de los tripulantes.
La tarea era muy complicada ya que los buzos debían acceder al agua a través de un agujero en el hielo, donde descendían a una masa oscura, helada y mezclada con fragmentos metálicos, bolsas de arpillera con marihuana y combustible de la aeronave.
En un momento, el mal pronóstico del clima obligó a que todos los agentes federales abandonen el sitio dejándolo despoblado y creyendo que nadie más se enteraría de que había un avión estrellado que contenía miles de kilos de marihuana.
Es en este momento, según la reseña de Men’s Journal, donde reaparecen los Stone Masters. Hay diferentes versiones que explican cómo se enteraron los escaladores sobre la existencia del avión. La más citada indica que la esposa de uno de los traficantes que viajaba en el avión había llamado a un amigo para que averigüe el paradero de su esposo, este escuchó el rumor de una aeronave estrellada en Yosemite y se dirigió allí para conseguir información, fortuitamente pudo escuchar una conversación de un agente de la DEA que le revelaba el paradero de la aeronave, junto con su preciada carga. Según esta teoría, fue este hombre quien, al ver una fogata en medio del bosque, se acercó a ella y mientras compartían un cigarrillo de marihuana en ronda, les reveló el secreto a los escaladores.
Sea como sea, ni bien supieron del avión, la historia comenzó a circular rápidamente entre los escaladores. Surgieron teorías de que se trataba de un avión colombiano, que dentro había marihuana, cocaína y hasta miles de dólares. En cuestión de horas, algunos de los Stone Masters se lanzaron hacia la laguna en busca del botín.
Al llegar al lugar, sus ojos no podían creer lo que veían. Las historias eran ciertas -al menos las que decían que había enormes cantidades de marihuana enterradas bajo el hielo-, sacos de arpillera con la característica hoja de marihuana se podían divisar bajo la superficie congelada.
Rápidamente recuperaron lo que pudieron y al día siguiente alquilaron equipos de buceo y motosierras para poder penetrar el hielo con mayor facilidad y hacerse de todas las bolsas de marihuana posibles.
Según relataron algunos ex Stone Masters en “Valley Uprising”, un documental sobre los escaladores del parque Yosemite, la marihuana estaba mezclada con gasolina, por lo que al fumarla producía explosiones y chisporroteos que no hacían más que divertir aún más a quienes la consumían, así como agregarle otro condimento al éxtasis que estaban viviendo por el hallazgo. Literalmente la marihuana les había caído del cielo.
Habían encontrado tanta hierba, que excedía por mucho lo que ellos mismos podían consumir, así que comenzaron a venderla por todo California y según relata Mark Chapman, antiguo miembro de los Stone Masters, en el documental, “la gente compró casas, coches y muchísimas cosas con lo que ganaron vendiendo toda esa marihuana”.
De hecho, relatos de la época recuerdan que de un día para el otro, los mejores restaurantes de la zona se llenaron de escaladores desalineados que despilfarraban dinero y hasta dejaban propinas de cientos de dólares. Es difícil saberlo con exactitud, pero historias relatan que algunos de los Stone Masters llegaron a vivir décadas con el dinero que habían hecho en esa época.
Para cuando las autoridades supieron que los escaladores habían dado con el avión ya era demasiado tarde. Los comentarios se habían esparcido tanto que se podían ver decenas de personas en el lago intentando recuperar algún fardo, si es que todavía quedaba alguno.
El Servicio de Parques, avergonzado de todo lo que había sucedido a sus espaldas, puso equipos rotativos para que vigilen el lago y terminar de una vez con la “fiebre del oro verde” que se estaba llevando a cabo. En total detuvieron a 6 grupos que pretendían seguir husmeando en el lago, hasta que las autoridades pudieron sacar el fuselaje, recuperar los cuerpos de los dos tripulantes, así como los pocos fardos de marihuana que habían quedado.
Las circunstancias exactas del accidente nunca fueron determinadas. Hay versiones que hablan de un origen colombiano, mientras que otras dicen que la hierba provenía de México. Más allá del lugar de origen del avión, el hecho de que se haya estrellado en ese preciso lugar dio origen a una de las historias más curiosas e increíbles que vincularon la pasión por la naturaleza y la escalada con la afición al consumo de marihuana.
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