Con un ojo en el frente financiero local, que marcaba este jueves en el quinto piso del Palacio de Hacienda números en rojo para los bonos del Tesoro en dólares, la ministra de Economía Silvina Batakis continúa con su agenda prioritaria en medio de la volatilidad en los activos argentinos y en el mercado cambiario.
En esa lista de temas urgentes aparecen dos, según explicaron fuentes oficiales a Infobae: dar el puntazo final para cerrar la negociación con el Club de París y reestructurar USD 2.000 millones y trabajar por la continuidad del programa económico vigente con los técnicos del FMI. El Gobierno busca así reforzar el mensaje al mercado de que la nueva conducción del equipo económico pretende poner en orden las cuentas públicas y que se va a ceñir a la meta fiscal acordada con el Fondo Monetario.
La charlas técnicos con el staff del organismo continuaron en las últimas horas más allá del diálogo directo que tuvo Batakis la semana pasada, primero con el director del Departamento del Hemisferio Occidental Ilan Goldfajn, supervisor del programa argentino, y luego con la directora gerente Kristalina Georgieva. Hay, en ese contacto sostenido en las últimas horas, una dimensión operativa: el intercambio de información con el FMI debe ser diario -según se acordó- y los nuevos funcionarios llegados al gabinete del ministerio comenzaron a afinar ese trabajo.
Este jueves el portavoz del organismo Gerry Rice confirmó el contacto técnico con el equipo de Batakis: “El staff técnico y nuestro representante en Buenos Aires ya están en contacto con la ministra y su equipo técnico; la ministra recientemente reiteró su compromiso con el acuerdo y con las metas del programa; y las medidas anunciadas por la ministra son consistentes con los objetivos del programa para reforzar la estabilidad macroeconómica y comenzar a combatir los grandes desafíos que tiene la Argentina”, mencionó.
En la lista de temas urgentes de Batakis aparecen dar el puntazo final para cerrar la negociación con el Club de París y trabajar por la continuidad del programa económico vigente con los técnicos del FMI
En el horizonte aparece para las próximas semanas, además, el comienzo de la segunda revisión de cumplimiento de metas, que podría ser entre finales de agosto y principios de septiembre. Martín Guzmán renunció al ministerio habiendo afirmado horas antes de su salida que los objetivos trimestrales hasta fines de junio habían sido alcanzados. En números: el Banco Central aceleró sobre el final de ese mes y logró con compras agresiva en el mercado conseguir los USD 3.450 millones netos que requería esta instancia del programa.
El Ministerio de Economía tenía una meta de techo al déficit primario de $874.000 millones. De acuerdo a datos de la Secretaría de Hacienda con números acumulados a mayo -a falta de un mes- el Gobierno tenía un rojo fiscal primario de $462.000 millones. De esta manera, el Estado tuvo un margen adicional de gasto superior a los $400.000 millones en junio.
El que terminó con un margen mayor fue el del límite para la asistencia monetaria del BCRA al Tesoro, que de los tres objetivos centrales del acuerdo aparecía, a priori, como el menos complejo para cumplir aún con las cifras originales del programa. Con el nuevo recálculo, el tope de $438.500 millones pasó a ser de $475.800 millones. Según el último informe monetario diario la asistencia monetaria del BCRA al Tesoro sumaba poco más de $435.000 millones.
Hay una cuestión central que forma parte del ida y vuelta entre el FMI y el Gobierno. El organismo, en su último informe de staff aprobado por el directorio, planteó que el Poder Ejecutivo necesitará realizar un fuerte ajuste del gasto público en la segunda mitad del año para poder cumplir con la meta fiscal. En el primer semestre el Fondo estimó que el gasto subió 12,8% por encima de la inflación. Y que en el segundo, necesitaría el Gobierno un recorte de 7,8% hasta fin de año.
En el horizonte aparece para las próximas semanas, además, el comienzo de la segunda revisión de cumplimiento de metas, que podría ser entre finales de agosto y principios de septiembre
Alguna pista sobre cómo buscará Batakis alcanzar la meta la dio este lunes cuando presentó sus primeros pasos como ministra. En ese sentido, acudió más a mejoras de la cuentas públicas por la vía de una mejor administración del presupuesto que en la poda de fondos de algún área en particular. La jefa del Palacio de Hacienda espera que esa decisiones contables, que incluyen poder utilizar a favor el superávit de organismos descentralizados y otros entes estatales que tienen autonomía para ejecutar su presupuesto, le reporten al Tesoro un margen de maniobra de 0,9% del PBI.
Respecto al Club de París, según explican en despachos oficiales, la negociación que dejó Guzmán antes de irse estaba avanzada en términos técnicos para reestructurar los USD 2.000 millones pendientes con ese consorcio de países acreedores, con tasas de interés más bajas que la que tenía (9% anual en dólares), y un plazo extendido para esa devolución.
Guzmán y su equipo había acordado con la entidad finalizar el tramo de conversaciones técnicas a fines de junio y pasar -en un viaje que Guzmán tenía en agenda para cuatro días antes de que presente su renuncia- a la última recta de negociaciones, más ligada a la geopolítica. En definitiva, un acuerdo con el Club de París requiere un consenso técnico y después la firma de convenios particulares con los 16 países que son acreedores de la Argentina.
La pieza clave para esas dos gestiones de Batakis será el director argentino ante el FMI, Sergio Chodos, al que se lo pudo ver a lo largo de la semana por los pasillos del Palacio de Hacienda, en contacto con funcionarios de la nueva gestión y con algunos que formaron parte del equipo de Guzmán y que pasaron por el ministerio para cerrar gestiones y despedirse.
La importancia que tendrá Chodos en este sentido está dado por la continuidad del programa financiero que él junto a Guzmán negociaron con el staff y porque el desenlace con el Club de París está relacionado a que se mantengan con normalidad las relaciones con el Fondo Monetario.
En el frente local, la deuda en pesos, que tuvo este miércoles la primera escala en el calendario de licitaciones de bonos en moneda doméstica desde que asumió Batakis, y la situación del dólar y la reservas forman parte de las luces rojas que titilan con mayor intensidad en el tablero de control de la política económica.
En el primer semestre el Fondo estimó que el gasto subió 12,8% por encima de la inflación. Y que en el segundo, necesitaría el Gobierno un recorte de 7,8% hasta fin de año
La conducción del Palacio de Hacienda buscará un trabajo de coordinación entre el emisor, es decir la Secretaría de Finanzas que ahora comenda Eduardo Setti, con dos áreas del sector público que son decisivas para el éxito de las operaciones de colocación de deuda: el Banco Central, que maneja el nivel de liquidez y de pesos que circulan en la economía y que mantiene una relación más fluida con bancos y fondos que compran bonos del Tesoro, y el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) del Anses.
Setti, sin ir más lejos, era antes de ser secretario de Finanzas el director de operaciones de ese organismo. Esa coordinación, creen, debería estar institucionalizada por la vía de un comité asesor de deuda en pesos. La licitación de este miércoles no representó, más allá de la presentación de credenciales del nuevo secretario de Finanzas, una desafío mayúsculo porque los vencimientos fuertes caen hacia fin de mes, con unos $490.000 millones.
Hacia adelante, de todas formas, habrá otras instancias más exigentes en el calendario financiero. En septiembre, por caso, se vencen 1 billón de pesos, de los cuales poco más de la mitad ($515.000 millones) están en manos de tenedores privados. Se espera que, como hizo este miércoles en la primera colocación ante el mercado, Batakis ofrezca alguna operación de conversión de títulos para intentar estirar los plazos y descomprimir esa fecha.
Los funcionarios también miran de reojo lo que sucede con el dólar. Batakis tiene un diálogo fluido con el presidente del Banco Central Miguel Pesce, al que algunos señalan como uno de los padrinos de la llegada de la economista al gabinete, y sostiene reuniones habituales con la jefa del Palacio de Hacienda, no solo de gestión interna sino también frente a inversores, banqueros y empresarios de distintos rubros.
La última suba del dólar blue no preocupó a la ministra ya que lo considera un mercado mínimo para que funcione como ancla de expectativas, pero sí están más ocupados Batakis y Pesce en acelerar la liquidación de divisas del complejo agroexportador. Según explicaron fuentes oficiales, el Gobierno analiza medidas para incentivar ese ingreso -algunas estimaciones privadas hablan de USD 2.200 millones sin liquidar- y reforzar así el colchón de divisas.
Hay un cálculo que circula en despachos oficiales que todavía genera inquietud. A lo largo de este mes el Gobierno deberá importar unos USD 2.000 millones más de energía, una cifra similar a la que había tenido lugar en junio, lo que deteriora la chance de acumular reservas y que impacta en la balanza de pagos.
Los funcionarios también miran de reojo lo que sucede con el dólar. La preocupación pasa por las reservas, las importaciones de energía y la liquidación de divisas del campo
Descuentan que en septiembre, con la moderación de temperatura esa exigencia será menor, pero prenden velas para que en agosto el clima acompañe y haga caer ese promedio de USD 2.000 millones de importaciones energéticas. De la desaceleración de esas compras al exterior dependerá la dureza del cepo importador y la chance, eventualmente, de aflojarlo.
La cuenta de servicios y de turismo también estuvo en la mira en el Banco Central, el Ministerio de Economía y la AFIP en los últimos días, lo que motivó un reajuste en la carga impositiva sobre los gastos en dólares en el exterior. En mayo, el último mes con datos disponibles de acuerdo al BCRA, el rubro “Viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta” insumió 579 millones de dólares de reservas.
Mientras evalúa las próximas medidas hacia adelante, todavía continúa con la reconfiguración del gabinete. En las últimas horas, como anticipó Infobae, Batakis asignó a Carlos Sánchez la Secretaría de Política Tributaria, que estudia la viabilidad y la dirección que le imprimirá la gestión a la cuestión impositiva, y se concretó el recambio en la cúpula de la Comisión Nacional de Valores (CNV), con la salida de Adrián Cosentino y el ascenso del hasta ahora vicepresidente Sebastián Negri.
Se sumó esta semana también en estos días la llegada de Pablo Carreras Mayer al directorio del BCRA en lugar del último funcionario que respondía a Guzmán, el ex secretario de Finanzas Diego Bastourre. También fue designado Gonzalo Soriano, que será el nuevo subsecretario de Planeamiento Energético y que tendrá bajo su órbita la puesta en marcha de la segmentación de tarifas.
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