La agenda de la ministra de Economía Silvina Batakis tendrá esta semana dos momentos críticos: el primero tendrá lugar este miércoles cuando se desarrolle la primera operación de licitación de deuda, con la cual buscará recolectar pesos para descomprimir los cerca de $500.000 millones de vencimientos que asoman a fin de mes y, en segundo lugar, el primer dato de inflación de su gestión, el de junio, que forzará a analizar un nuevo reajuste de tasas de interés.
Batakis trabajó durante el fin de semana ya con su equipo conformado y con los principales sillones del Palacio de Hacienda con nombres propios. Las dos secretarías de Estado principales las ocuparán Eduardo Setti (Finanzas) y Martín Di Bella (Hacienda). En el primer caso, Setti tendrá a su cargo uno de los frentes más relevantes para la gestión del Ministerio de Economía, que es el mercado de deuda en pesos, uno de los elementos que marcan la diferencia para el Gobierno entre cumplir o no cumplir el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
El mercado de deuda en pesos representa la posibilidad que tiene el Poder Ejecutivo para ponerle un tope a la emisión monetaria del Banco Central para asistir al Tesoro: los pesos que no consiga Finanzas en sus colocaciones de deuda quincenales los tendrá que poner la autoridad monetaria. El BCRA actúa en este frente con un corset establecido en el programa con el FMI: solo podría emitir el equivalente al 1% del PBI.
El mercado de deuda en pesos representa la posibilidad que tiene el Poder Ejecutivo para ponerle un tope a la emisión monetaria del Banco Central para asistir al Tesoro: los pesos que no consiga Finanzas en sus colocaciones de deuda quincenales los tendrá que poner la autoridad monetaria
El nivel de déficit primario será, además, otro elemento que influirá sobre las operaciones de colocación de instrumentos financieros en moneda local. Cuanto mayor sea la expansión del gasto y del desequilibrio fiscal, mayor necesidad de financiamiento habrá. A priori, el déficit primario tiene un techo de 2,5% del PBI según el acuerdo con el Fondo. Por ahora no hubo pistas desde el Gobierno si buscará alguna modificación a esas metas anuales.
Por esa razón, la licitación de deuda en moneda doméstica atraviesa de forma diagonal al programa económico del Poder Ejecutivo. Setti conoce bien la dinámica de las colocaciones de deuda, porque estuvo los últimos dos años del otro lado del mostrador: como director de operaciones del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) supervisó el papel del sector público en las licitaciones, en las que Anses colaboró en distintas ocasiones con la emisión de bonos.
De acuerdo a los últimos datos oficiales del FGS, de su cartera total, que suma 5,7 billones de pesos, más del 73% (casi 4,2 billones) fueron invertidos en títulos negociables emitidos por el sector público. El peso de los bonos del Tesoro en el menú de inversiones de Anses creció sin pausa en los últimos años: en diciembre de 2017 representaban el 57% del total. Ergo, incidencia de los bonos en su cartera creció 16 puntos porcentuales en poco más de cuatro años.
Más de la mitad de la cartera de FGS que supervisó Setti está compuesta por bonos CER que emitió el Ministerio de Economía, un 53,4 por ciento, lo que implica poco más de 3 billones de pesos. Otro 13% son bonos en dólares a tasa fija, un 5,1% en letras en pesos y, mucho más atrás, un 1,1% en bonos dollar linked.
Setti tuvo también pasos por la Auditoría de Anses y como director de Inversiones del Fondo de Garantía de Sustentabilidad. Forma parte del equipo de Lisandro Cleri, Director Ejecutivo del FGS y hombre del entorno del presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa.
El miércoles, la primera prueba
El miércoles próximo tendrá lugar la primera licitación de deuda en pesos desde su desembarco en el Palacio de Hacienda. Esa semana no afrontará vencimientos, pero la colocación podría allanar el camino para que a fin de mes -cuando el Tesoro deba cubrir unos $490.000 millones, de los cuales poco más de $300.000 millones corresponden a tenedores privados, según cálculos de Aurum.
El miércoles tendrá lugar la primera licitación de Eduardo Setti como secretario de Finanzas. El ex director de operaciones del FGS de Anses buscará descomprimir vencimientos, que a fin de mes serán de casi $500.000 millones
Batakis ya habló de la necesidad de diversificar la oferta de instrumentos de deuda en moneda local y que buscará afinar el trabajo en ese área, que es la única vía de financiamiento que tiene el Gobierno si no quiere acudir a la asistencia monetaria desde el Banco Central, limitada por el acuerdo con el FMI. No será, de todas formas, la prueba más difícil que tenga la Secretaría de Finanzas en el corto plazo. En septiembre asoma un vencimiento mucho mayor.
Según un informe de Invecq, “la estrategia conjunta entre el ex-ministro Martín Guzmán y el FMI planteaba una reducción de la asistencia monetaria por parte del BCRA sustituida por captaciones de deuda en el mercado local. Si bien esto se cumplió durante los primeros meses del año, a partir de junio los desajustes macroeconómicos erosionaron la capacidad de financiamiento del Tesoro. De este modo, no solo debió acudir a la ayuda del Banco Central para contener el desplome de los bonos en el mercado secundario, sino que también las renovaciones de deuda comenzaron a concentrarse cada vez más en el corto plazo”.
“Mientras que los vencimientos del mes de mayo lograron estirarse llegando incluso a noviembre 2023, en junio los plazos de refinanciación se acumularon principalmente entre octubre del corriente año y enero del 2023. Es decir, dada la inestabilidad política y económica, el mercado solo está dispuesto a prestarle dinero al gobierno a muy corto plazo, buscando reducir la exposición al riesgo local ante posibles sucesos disruptivos que puedan darse en el futuro cercano”, consideró la consultora que dirige Esteban Domecq.
“De esta manera, al día de hoy los vencimientos son superiores a los 400.000 millones de pesos en todos los meses hasta abril de 2023, planteando serios desafíos para la estabilidad financiera. Dentro de este calendario de deuda, el peligro más cercano se vislumbra en septiembre, cuando habrá que refinanciar un monto total de 1.055.886 de pesos. De todas formas, si bien los dos meses que anteceden tal vencimiento son considerablemente menores, no dejan de ser un importante reto a superar por parte del Tesoro”, concluyó.
Un informe de Quantum, de Daniel Marx, estimó que “las dificultades para financiar las necesidades de caja en pesos son una alerta en el arranque de este tercer trimestre. Los vencimientos de capital de los títulos de la deuda del Tesoro del período julio-septiembre ascienden a casi 2 billones (2,7% del PBI). La mitad de estos se concentran en septiembre. Si sumamos una estimación de déficit fiscal del trimestre por $900.000 millones (1,2% del PBI) las necesidades de caja totales en pesos ascenderían a 2,8 billones (3,9% del PBI) en ese período”, mencionó.
“Si se extendiesen las circunstancias y el Banco Central decidiese asistir al Tesoro en forma directa como en junio y, además, comprar títulos en el mercado secundario, para luego colocar otros pasivos a plazo remunerados, se produciría una fuerte expansión monetaria inicial y un aumento similar en los pasivos del BCRA, con potenciales efectos sobre la inflación, la tasa de interés y el tipo de cambio, entre otros”, consideraron.
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