En un contexto muy complicado en materia macroeconómica, el nuevo equipo económico podría recibir una “ayudita” extra en materia financiera por el incremento de la inflación internacional, que licúa parte del endeudamiento soberano.
Mientras tanto, calificadas fuentes oficiales indicaron que existe la intención de coordinar mejor el manejo de la deuda en pesos, tras el derrumbe del último mes, con la interacción entre el Ministerio de Economía, el Banco Central y el FGS de la Anses, a partir de conversaciones desarrolladas entre la ministra Silvina Batakis y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa.
La intención es comenzar la coordinación formal entre el nuevo secretario de Finanzas, Eduardo Setti, con Lisandro Cleri y Federico D´Angelo del FGS; y Pablo Mayer Carrera, cercano a Massa, quien entraría al directorio del BCRA en lugar de Diego Bastourre, ligado al saliente ministro Martín Guzmán.
En tanto, Estados Unidos sufre su mayor inflación en los últimos 40 años con una tasa del 8,6% interanual, que llevó a la Reserva Federal a acelerar la suba de tasas de interés tras la quietud imperante durante la pandemia de Covid-19; esta decisión, consensuada por el Departamento del Tesoro que conduce Janet Yellen, condujo a un fortalecimiento del dólar. Los expertos creen que la inflación podría desacelerarse en la segunda parte del 2022, pero ya nadie defiende la hipótesis previa de Yellen -y de Jerome Powell- de que la inflación alta era un fenómeno transitorio.
En este contexto, Ernesto Schagrosky, ex rector de la Universidad Torcuato Di Tella, tiró la primera piedra, al señalar que “toda la deuda externa argentina a tasa fija nominal se licúa en valor real por la inflación internacional (se llama efecto Fisher)”. “Dado que mucho de la deuda del canje de Martín Guzmán es a tasa fija nominal, con esta inflación internacional, para Argentina puede ser importante”, destacó.
Otros economistas consultados por Infobae contaron que puede existir cierta licuación, pero aclararon que se trata de un efecto marginal frente a los factores negativos locales que afectan en forma negativa al endeudamiento soberano argentino.
Al respecto, Gabriel Zelpo afirmó que “el valor del dólar y de la deuda en dólares en relación de bienes cae, entre ellos, los commodities que exportamos. Por ende, en relación a nuestras exportaciones, una mayor inflación ayuda, pero es marginal”.
Mejor y peor
“Nos mejora un 10% y nos empeoramos solos un 100%”, disparó Zelpo del Grupo Cohen.
Andrés Borenstein de Econviews dijo que “el valor cualquier deuda no indexada se licua con la inflación, pero en este contexto es marginal porque hay muy pocos pagos en dólares”, por la reestructuración de la deuda de 2020.
Por su parte, Fernando Baer de Quantum explicó que “desde el punto de vista de la deuda nominada en una moneda distinta que en dólares, la respuesta es que sí, ayuda, pero no es importante”.
Si Argentina va a tener que renegociar su deuda, el ahorro en el stock actual puede diluirse en el tiempo por la mayor tasa de interés (Baer)
“Desde el punto de vista intertemporal, más inflación implica más tasa de interés. Si Argentina va a tener que renegociar su deuda, el ahorro en el stock actual puede diluirse en el tiempo por la mayor tasa de interés que tendrías que pagar (pega en flujos)”, resaltó el experto de Quantum.
“Si el dólar se apreciara el 1% el ahorro sería USD 1.685 millones y así sucesivamente, pero no lo tomaría como algo super perfecto porque depende mucho de lo que haga Argentina”, aclaró. “El talón de Aquiles es que la deuda Argentina en moneda extranjera sigue siendo elevada. Y el tipo de cambio está muy atrasado. Así que corregirlo mínimamente te borra de un plumazo lo otro; desde diciembre el multilateral se apreció 5%”, precisó Baer.
Gabriel Caamaño afirmó que “el cupón corre muy de atrás, ergo se licua en dólares. El problema es que, primero, en parte nadie quiere la deuda por eso: porque paga poco o nada de flujo hasta dentro de muchos años con un riesgo de reestructuración elevado. Igual, el precio hoy es bajo; y segundo, eso te cierra el acceso al crédito externo, así que terminas pagando los costos por otro lado. Por otra parte, el peso se licua más rápido”.
Sebastián Menescaldi dijo que “en términos técnicos, con la mayor inflación internacional, el peso de la deuda en moneda extranjera se reduciría en términos reales, eso es cierto. Más allá de eso, la valuación actual da cuenta que, a pesar de ello, la sustentabilidad de la deuda y su ahorro en el actual contexto económico no existe”, aclaró.
Contrapunto
En cambio, Diego Giacomini expresó que “no hay licuación y, es más, la deuda se le va a encarecer a Argentina en la película 2022/2024 porque vamos a ir a un tipo de cambio real más elevado; o sea; dólar más caro en términos de pesos”.
No hay licuación y, es más, la deuda se le va a encarecer a Argentina en la película 2022/2024 porque vamos a ir a un tipo de cambio real más elevado (Giacomini)
“La única manera que se le licuará es que los argentinos tuviéramos ingresos en algo que se fortalezca frente al dólar. Por ejemplo, la tonelada de soja, pero en relación a todo lo demás, es menos que lo que se empobrece frente al dólar”, afirmó el economista.
A su vez, Martín Vauthier sostuvo que “una tasa de inflación más alta a nivel global es una tasa real deuda más baja, con lo cual esto termina de alguna manera en una caída en términos reales”. De todos modos, aclaró, “el impacto dependerá de cuánto dure la inflación en estos niveles altos a nivel internacional”.
El impacto dependerá de cuánto dure la inflación en estos niveles altos a nivel internacional (Vauthier)
Camilo Tiscornia afirmó que “no veo muy relevante este efecto; si fuera deuda en pesos que se va licuando con la inflación, podría ser más importante, pero en términos de poder adquisitivo frente al dólar, no lo veo muy importante”.
Jorge Neyro destacó que “eso es cierto en términos de la nominalidad de lo que lo que exporta Argentina; el tema es que el problema es que la economía argentina en dólares reales se achica; o sea, cada vez más el Contado con Liqui es relevante para más gente; es decir, se licúa en términos de precios. Pero todas las distorsiones hacen que esos dólares no se quedan en la economía por distorsiones y problemas energéticos”.
Además, dijo Neyro, “tenés que tener superávit fiscal o colocar deuda interna en dólares para pagar la deuda; como no tenemos suficiente superávit comercial ni fiscal y los mercados de deuda cerrados; los altos precios no se notan, aunque ceteris paribus licuan la deuda. El resto de los problemas tapan eso. O sea, el mundo ayuda, pero nosotros no nos ayudamos y entonces la deuda parece impagable”.
Santiago Manoukian contó que “desde luego que la mayor inflación mundial contribuye a licuar la deuda en dólares a tasa fija, pero la del FMI (18% de la deuda bruta en moneda extranjera) es a tasa variable, con una tasa que se prevé suba con el tiempo, por lo cual ahí no regiría. Del total de la deuda en moneda extranjera, cerca del 50% está a tasa variable”.
El mundo ayuda, pero nosotros no nos ayudamos y entonces la deuda parece impagable (Neyro)
De todas formas, aclaró, “el impacto sería significativo en tanto y en cuanto tu capacidad de pago no se licue también. Es decir, deberías poder hacer crecer tu stock de reservas o tu superávit en cuenta corriente en términos reales en relación a la inflación internacional, algo que no estaría sucediendo. Para peor, no existe horizonte sobre un pronto regreso a los mercados financieros internacionales a efectos de un potencial refinanciamiento”.
Por lo tanto, más allá de prenderle una vela a la secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen para que mantenga la fortaleza del dólar, la ministra Silvina Batakis deberá hacer los deberes para que no se cumplan los pronósticos más oscuros acerca de la economía argentina.
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