El cimbronazo financiero que generó la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía y su reemplazo por Silvina Batakis llevó al protagonismo a un activo algo oscuro pero tradicional del mercado de capitales. La caución bursátil, a veces apodada “plazo fijo en la Bolsa”, se transformó en refugio momentáneo para inversores mayoristas y fuente de negocios lucrativos para oportunistas.
La caución es una operación de crédito en la Bolsa. El inversor que necesita dinero deposita sus tenencias de bonos en garantía de pago y obtiene a cambio un préstamo a tasa y plazo determinados, que puede utilizar para invertir “apalancado” (con dinero prestado) en cualquier activo de su preferencia, incluso compra de títulos públicos y privados. Del otro lado de la operación, un inversor cede su dinero para obtener a cambio la tasa pactada, con el reaseguro de que existen activos puestos como aval por parte del tomador. Aunque los plazos varían, lo más común es que estas transacciones se pacten a 1 y 7 días de plazo.
Se trata de una herramienta de larga data, ninguna novedad en el mercado local. Pero pasaron al frente de la escena esta semana cuando sus rendimientos se desplomaron. La tasa de interés que pagan pasó del 43% anual fines de junio a fluctuar en torno al 20% anual a lo largo de la semana pasada.
“Se incentiva a que los inversores se apalanquen en pesos y compren dólares financieros, motorizando su cotización” (PPi)
Detrás de la caída de la tasa de interés están la oferta y la demanda. Si colocar cauciones se volvió mucho menos rendidor y, del otro lado del mostrador, tomar cauciones se volvió muy barato, es porque creció mucho la cantidad de interesados en colocar dinero a ese rendimiento. Más de lo que creció la cantidad de inversores que toman el préstamo.
¿Pero de dónde salió todo ese interés por invertir en plazos fijos en la Bolsa que pagan menos tasa que otras colocaciones? De varias fuentes al mismo tiempo:
1) Por la enorme liquidez que generó en el mercado el Banco Central a principios de la semana. El lunes, la entidad emitió en torno a $280.000 millones en un sólo día. El dinero creado se usó para comprar bonos en pesos del Tesoro y evitar así que sus precios se desplomen aún más, mientras inversores huyen de esos activos. Ese montón de pesos, el 7% de la base monetaria, volvió mucho más líquido al mercado.
2) Aparece otra vez el Banco Central. Desde el martes cambió su estrategia para tratar de sostener a los bonos. Más que seguir emitiendo dinero, quiso que los bancos se encargaran de sostener los precios de los títulos públicos en pesos. Para ello, decidió renovar menos Leliq en sus licitaciones periódicas. Entre martes y jueves la entidad adjudicó entre el 45% y el 65% de las Leliq que le pidieron los bancos. Y como esos montos estuvieron en algunas ruedas por debajo de la cantidad de vencimientos, el resultado fue mayor expansión monetaria. El mensaje de la entidad conducida por Miguel Pesce fue que si quieren colocar en algún lado esos pesos, que lo hagan en bonos del Tesoro.
3) Jugaron además los inversores. Con el Banco Central colocando menos Leliq de las que deseaba el mercado, los bancos ya no pudieron seguir tomando depósitos. ¿Cómo van a pagar un plazo fijo o una cuenta remunerada si no tienen Leliq en las que colocar los depósitos de sus clientes más grandes? Así, en medio de la incertidumbre posterior a las renuncia de Guzmán, fondos comunes de inversión, empresas, aseguradoras y otros grandes inversores se quedaron sin poder hacer depósitos en bancos y con muy pocas ganas de comprar, al menos por ahora, bonos del Tesoro argentino.
Fondos comunes de inversión, empresas, aseguradoras y otros grandes inversores se quedaron sin poder hacer depósitos en bancos y con muy pocas ganas de comprar bonos del Tesoro
Ahí llegó la gran inyección de pesos al mercado de cauciones. Esos inversores optaron por estacionarse unos días en cauciones bursátiles. Pese a todo. Y pese a una tasa que no paraba de bajar, se transformó en estacionamiento de corto plazo para un mercado repleto de pesos y con dudas respecto a invertir en los activos tradicionales (bonos, bonos CER, deuda de empresas, wntre otros).
Fue tal el movimiento que Bolsas y Mercados de la Argentina comunicó el jueves que extendía el horario de caución y liquidación media hora más, hasta las 16,30 de cada día para dar tiempo a tantas operaciones.
“Sin posibilidad de colocar depósitos por la reducción de las Leliq y habiendo salido ya en semanas previas desde fondos y bonos CER, muchas de esas inversiones tuvieron que ir a la caución. Son estrategias defensivas, de pocos días, a la espera de la oportunidad para ir en otra dirección”, dijo un operador del mercado que prefirió no ser mencionado.
Pero del otro lado del mostrador, los inversores que toman cauciones se encontraron con un festival de dinero barato. Aunque tuvo fluctuaciones, operadores llegaron a cerrar préstamos a un costo de apenas 11%, 15% o 20% nominal anual. Con ese dinero barato en manos, no es necesario obtener ganancias enormes para poder repagar el préstamo.
Por ejemplo, quien tomó una caución en el piso de tasa, al 11% anual a 7 días, necesita arrancarle a cualquier inversión que haga un rendimiento de apenas el 15% nominal anual en ese plazo para terminar ganando. A eso, hay que sumarle los costos de mercado (0,5% por cada compra-venta suele ser el costo más común), pero el principio es el mismo. Con una leve ganancia de tasa o de precio, según el activo que se elija, ya se está haciendo negocio. “En consecuencia, se incentiva a que los inversores se apalanquen en pesos y compren dólares financieros, motorizando su cotización”, resumió un informe de PPI.
Las tasas por el piso apalancaron, por ejemplo, la demanda por dólares financieros que llevaron al contado con liquidación a $298 este viernes. Por quienes invertían apalancados pero también por aquellos que, espantados por los bajos rendimientos en pesos, optaban por correr al dólar.
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