La sorpresiva renuncia de Martín Guzmán al Ministerio de Economía produjo un descalabro en lo político, al ser considerado un funcionario clave en el esquema de poder del presidente Alberto Fernández. Esta sacudida fue más evidente en cuanto a las cifras de los mercados financieros, por lo que significó la salida del funcionario que gestionó la reestructuración de deuda con acreedores privados y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
La demora en la definición del sucesor de Guzmán, que dejó expuestas las diferencias casi irreconciliables en el seno de la coalición del Gobierno del Frente de Todos, también fue un contundente golpe para las expectativas. La ministra Silvina Batakis ya asumió en un contexto que le fue adverso desde el minuto uno.
La reacción de los agentes financieros quedó nítida en la evolución de las cotizaciones a lo largo de la semana:
1) Dólar es paralelos. Las cotizaciones del dólar por fuera del cepo cambiario anotaron nuevos máximos nominales. El nerviosismo de la plaza financiera se canalizó en la demanda de divisas como cobertura. El dólar libre alcanzó un récord de $280 al promediar la sesión del martes, mientras que los bursátiles tocaron los 300 pesos en la rueda de este viernes.
En este sentido, la emisión de 1,5 billón de pesos (un 2% del PBI) en solo un mes, efectuada por el Banco Central por Adelantos Transitorios ($432.000 millones) y recompra de bonos en pesos (1$,1 billón), es el prólogo de una aceleración inflacionaria de alcances difíciles de mensurar y donde la suba de los dólares libres no es más que un síntoma. Así el dólar libre redondea en la semana un alza de 13,4%, mientras que el bursátil “contado con liquidación” avanzó un 18 por ciento.
2) Desplome de bonos. La renuncia de Guzmán fue también la salida del garante político de la reestructuración de deuda con acreedores privados lograda en 2020, en plena pandemia. El gobierno canjeó títulos públicos por más de USD 100.000 millones. Los precios de esos bonos en dólares ya venían muy castigados, con una pérdida acumulada próxima al 55% en promedio desde su salida al mercado. Esta semana la baja se profundizó un 14% extra para los bonos Globales (con ley extranjera) y de 10% para los Bonares (con ley argentina). Algunos de estos títulos se pagan por debajo de los USD 20 por lámina de USD 100, que implica una tasa de retorno por encima del 40% anual en dólares. Lejos de ser una buena noticia para los inversores, una tasa tan alta es difícil de aceptar, dado el elevado riesgo de incumplimiento de pago.
3) Riesgo país. El riesgo país es un indicador elaborado por la banca JP Morgan que expresa la brecha de tasas de retorno entre los bonos del Tesoro de los EEUU -considerado el activo más seguro del mundo- y los títulos emitidos por emergentes. Esta semana, el riesgo argentino tocó un techo de 2.728 puntos básicos, un máximo desde el 26 de mayo de 2020, es decir, antes de la reestructuración soberana. En la semana este indicador trepó unos 300 puntos básicos o 12 por ciento.
4) Escalada de acciones. Un efecto colateral de la excesiva liquidez de pesos en la plaza financiera y por búsqueda de cobertura se dio en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. Este viernes, el panel S&P Merval escaló por encima de los 106.000 puntos, un récord nominal. Muchos pesos que volcó a plaza el BCRA a través de la recompra de bonos del Tesoro se fue a la demanda de acciones. El panel líder avanzó un 18% en pesos a lo largo de la semana. pero, al mismo tiempo, quedó “plano” cuando se lo mide por dólar “contado con liquidación”, en torno a los 355 puntos, cerca de su “piso” de precios en moneda dura. Por lo tanto, esta apreciable mejora en la renta variable no fue otra cosa que una cobertura frente a pesos que día a día valen menos y un dólar que se escapa.
5) Pérdida de reservas. Después del “apretón” aplicado sobre importaciones en la última semana de junio, que permitió al BCRA comprar reservas y cumplir con las metas acordadas con el FMI para el primer semestre, en el inicio de julio volvieron las ventas a manos de la autoridad monetaria, que debió liberar más divisas a importadores para no afectar la producción y el nivel de actividad, y también a los bancos, ante una mayor demanda de ahorristas. La entidad monetaria acumula un saldo neto negativo de USD 738 millones por su participación cambiaria en julio.
“En la pelea entre los que decían que no hay un iceberg, reflejada en la definición de que tenemos una ‘crisis de crecimiento’, y los que consideran que es sólo un cubito de hielo, por lo que hay que acelerar y pasarle por arriba para llegar a la Tierra Prometida, ganaron estos últimos y pusieron al timonel”, ejemplificó Aldo Abram, director Ejecutivo de Libertad y Progreso.
“Desde la renuncia de Martin Guzmán durante el fin de semana, el mercado no volvió a recuperar una símil estabilidad. Aún resta que la nueva ministra de economía anuncie su equipo y las medidas a tomar para encauzar el rumbo macroeconómico, mientras los rumores sobre el gobierno no cesan. Esta inestabilidad política, y en consecuencia económica no favorece a una deuda golpeada, que no solo sufre la falta de señales favorables locales, sino que también está expuesta a la difícil coyuntura internacional”, resumieron desde Portfolio Personal Inversiones.
“Los operadores se encuentran atentos a las señales políticas que vayan dejando los diferentes discursos y declaraciones, dado que apagar dicho foco de incertidumbre dentro de la coalición gobernante resulta condición necesaria para intentar encarar una ‘hoja de ruta’ económica que calme el nerviosismo de los agentes. Recién luego, las miradas podrán trasladarse a la implementación de medidas que apunten a una convergencia en los desequilibrios fiscales, monetarios y cambiarios, los cuales resultan cruciales en busca de ir estabilizando las deterioradas expectativas de los inversores”, evaluó el economista Gustavo Ber.
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