Demasiados pesos: los bancos le piden autorización al Banco Central para destruir los billetes deteriorados

Proponen que, bajo supervisión del BCRA, puedan triturar la enorme cantidad de efectovp sin utilidad que hay en circulación en la economía. Los costos del dinero que ya no sirve

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Los tesoros del sistema bancario
Los tesoros del sistema bancario están saturados de billetes que día a día pierden utilidad. Fueron perforados para que queden fuera de circulación

Mientras el sistema financiero ve con preocupación como crecen la emisión monetaria y la inflación, gran parte de esa inundación de pesos se transforma en dinero en efectivo y eso agrava problemas de larga data. Los bancos de capital nacional pidieron al Banco Central que les permita destruir la enorme cantidad de billetes deteriorados, en su mayoría de $100, que se amontonan en sus tesoros.

Desde hace tiempo la entidad no les recibe a las instituciones financieras billetes en mal estado, que por causa de la inflación cada vez son más, porque aumenta la velocidad de circulación entre las personas.

El BCRA tiene a su cargo de su destrucción pero no tiene capacidad para hacerlo; todavía no pudo romper 198 millones de billetes de $5 de los que dejaron de circular en febrero. Por ese motivo, los bancos quieren triturar los billetes en sus propios tesoros, con la supervisión de inspectores del BCRA: al fin y al cabo, se trata de dinero.

La escena se repite en todos los depósitos del sistema financiero: bancos, BCRA, transportadoras de caudales y hasta la ex Ciccone, que hoy pertenece a la Casa de la Moneda. Grandes depósitos saturados de billetes que ya no van a servir para alimentar cajeros automáticos porque están en malas condiciones y ya fueron perforados para asegurarse que no van a volver a circular.

Para los bancos, no es viable llenar los cajeros con billetes de $100 porque obliga a estar recargándolos en forma constante. Mucho menos, hacerlo con billetes de denominación inferior.

El recuento, traslado y custodia de los billetes es uno de los gastos operativos más relevantes para un banco, superado solo por el gasto en personal

El pedido al BCRA fue formalizado en un documento de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba), denominado Iniciativa Dinero Digital en Argentina (IDDA), en el que la entidad propuso una serie de medidas para reducir el uso de dinero en efectivo y reemplazarlo por el dinero electrónico. El proyecto fue uno de los temas analizados en la reunión que mantuvieron ayer el titular del Central, Miguel Pesce, y el de Adeba, Javier Bolzico, en el marco de una agenda mucho más urgente vinculada a la coyuntura financiera.

“Gran parte del efectivo que está en los bancos es de baja denominación y ha quedado obsoleto, en el sentido que no se puede utilizar en ATM (cajeros) o entregar a los clientes, por su bajo valor real. Es el caso de los billetes de $100, por ejemplo. Transportar los billetes deteriorados y los de $100 a los tesoros de BCRA implica un alto costo económico”, resaltó el documento de Adeba. Agregó que “la destrucción de billetes en la sede bancaria, bajo la fiscalización del BCRA, es un solución eficiente y adecuada, que adicionalmente significaría un ahorro de costos para el BCRA”.

Los consumidores no quieren billetes
Los consumidores no quieren billetes de baja denominación porque su poder de compra quedó muy reducido por la inflación

En los bancos, sobre todo en los más grandes, explican que el recuento, el traslado y la custodia de los billetes es uno de sus gastos operativos más relevantes, superado solo por el gasto en personal. Y que ese gasto se hace aún más ineficiente si consiste en tener depósitos llenos de toneladas de billetes que, ya sea por su deterioro o porque la inflación se llevó su valor, no sirven más.

Papel moneda en circulación

Según datos oficiales, en la Argentina circulan 2.340 millones de billetes de $100, otros 184 millones de 50 pesos, 369 millones de $20 y 537 millones de unidades de $10. Ante la incapacidad para recibir los excedentes, procesarlos y destruirlos, el Banco Central permitió a las entidades computarlos como “encajes”, es decir, aquella porción de cada depósito de un cliente que el banco debe dejar como resguardo en el BCRA. Con una condición: que los bancos los conserven en sus propios tesoros. De ese modo, esos billetes viejos y perforados pasan a ser propiedad de la entidad monetaria.

Como algunos bancos empezaron a cobrarle una comisión a su clientes que les depositan muchos billetes de baja denominación, el BCRA dispuso prohibir esos cargos cuando el depositante es una pyme o una persona física. En una entidad explican la paradoja de recibir por parte de un pequeño comercio un depósito en efectivo de, por caso, un millón de pesos: “Lo acreditamos en la cuenta, le pagamos 53% de tasa si lo pone a plazo fijo, corremos con el gasto de procesar y custodiar esos billetes y no se los podemos entregar al BCRA, ni como Leliq. Y al ser una pyme, ni siquiera cobramos una comisión la recibirlos porque está prohibido”.

En los bancos advierten que,
En los bancos advierten que, en el caso puntual de los de 100 pesos, la situación empeorará cuando aparezca la nueva línea que el gobierno anunció pocas semanas atrás

En Adeba piensan en dos formatos para iniciar la destrucción de los billetes en los propios edificios de los bancos. Uno es que los bancos grandes puedan tener su propia máquina destructora de billetes, para reducir el efectivo propio e incluso prestar ese servicio para bancos más pequeños. Otra posibilidad es hacerlo en Prosegur, la transportadora de caudales donde muchos bancos tienen “tercerizado” su tesoro y le alquilan un espacio físico para resguardar sus billetes. En ambos casos, por supuesto, el BCRA debería supervisar la operación.

El pedido de los bancos tiene un antecedente similar. Para enfrentar el exceso de billetes deteriorados, en 2016 un grupo de bancos líderes compró una máquina trituradora de billetes y la cedió en comodato al Banco Central. El equipo, aún en funcionamiento en el edificio de la Casa de la Moneda, aceleró el proceso de destrucción de los billetes deteriorados, que ya era un problema en ese momento. Pero la inflación siempre va más rápido. A pesar de que en ese año comenzó a emitirse la línea nueva de billetes de $500 y $1.000, la necesidad de imprimir más y más papeles otra vez trajo el cuello de botella.

En la Argentina circulan 2.340 millones de billetes de 100 pesos, 184 millones de 50 pesos, 369 millones de 20 pesos y 537 millones de unidades de 10 pesos

A pesar del enorme avance de los medios de pago digitales de los últimos años, el problema del exceso de billetes arruinados o de su dificultad para destruirlos a tiempo vuelve a repetirse. Y en los bancos advierten que, en el caso puntual de los de 100 pesos, la situación empeorará cuando aparezca la nueva línea que el gobierno anunció pocas semanas atrás. El regreso de los próceres en reemplazo de los animales traerá más papeles de 100 pesos, menos de medio dólar al tipo de cambio libre.

La pesadilla de los billetes de 100 pesos

No solo hay muchos billetes de $100, sino que nadie los quiere. Los bancos, como se dijo, porque llenar un cajero con billetes de $100 no rinde; los consumidores, porque su poder de compra es muy bajo. Con la imagen de Julio Argentino Roca, Eva Perón o la taruca, los billetes de 100 desbordan los tesoros y acumularlos es tan caro que el Banco Central y los bancos discuten por el costo de atesorarlos. Pese a todo esto, el Gobierno se prepara para imprimir muchos más para su nueva línea, otra vez con la imagen de Eva Perón.

¿Por qué hay tantos billetes de $100 en la calle? Porque su cantidad se duplicó entre 2013 y 2015, ante la negativa de las autoridades de entonces de emitir un papel moneda más alta denominación para no reconocer la aceleración de la inflación. Hasta que llegó el papel de $500, en junio de 2016, el billete de $100 representaba casi el 70% del total en circulación. Las entidades financieras quieren sacárselos de encima y le piden al BCRA solamente los de $1.000, para que atenuar el costo de transportarlos y abastecer su red de cajeros. Pero la mejor solución que piensan en el Central, y también de las entidades agrupadas en Adeba es la de alentar el uso del dinero electrónico.

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