Hace algunas semanas se generó un importante revuelo porque un tripulante de Ryanair fue filmado bebiendo whisky y vino en pleno vuelo mientras cumplía con sus tareas laborales.
Se trata de Sam Thompson, un sobrecargo de 26 años inglés que fue visto por un pasajero bebiendo en pleno vuelo. El viajero testigo, se habría acercado al tripulante para solicitarle una bebida alcohólica, entonces Thompson le dijo “callate, no digas a nadie, pero yo también me lo tomo”, y se dispuso a sacar una botella pequeña de whisky que vacío en su boca. En el video también puede observarse a Thompson haciendo un gesto obsceno con su dedo.
Según el testigo, quien también fue el autor del video de la evidencia, el sobrecargo también tenía una pequeña botella de vino rosado de 187 ml en uno de sus bolsillos, y por su actitud, se podía ver que no era su primer trago del día, sino que ya había estado bebiendo.
El vuelo en cuestión estaba siendo operado por Lauda Europe, con sede en Austria, que se convirtió en subsidiaria de propiedad total de Ryanair en 2019. El resto de la tripulación de la aeronave no parecía estar al tanto del estado de ebriedad de Thompson.
El sobrecargo fue denunciado por el pasajero ante el comandante de la aeronave, y él, furioso por el comportamiento de su tripulante, hizo el correspondiente aviso a las autoridades de la aerolínea. Cuando la nave aterrizó en el Reino Unido, Thompson fue arrestado por las autoridades bajo sospecha de haber realizado una función de aviación mientras estaba bajo los efectos del alcohol.
Las pericias médicas lo confirmaron, según medio como The Sun, Business Insider y otros, se encontraron 50 microgramos de alcohol por cada 100 mililitros de aliento cuando se le realizaron los análisis en el aeropuerto de Stansted una vez que fue aprehendido por las autoridades.
La policía de Essex dijo que Thompson había sido acusado de “realizar una función de aviación, es decir, ser miembro de la cabina de un avión durante el vuelo, cuando su capacidad para hacerlo se vio afectada por la bebida”.
El límite legal para el personal en vuelos en el Reino Unido es de 9 microgramos de alcohol por cada 100 ml de aliento, es decir que Thompson había superado en más de 5 veces lo tolerado y estaba infringiendo una norma mientras cumplía con sus labores. Además, está terminantemente prohibido ingerir alcohol durante el vuelo, tanto en Gran Bretaña como en otros países del mundo la tripulación de cabina puede beber hasta 8 horas antes de comenzar el vuelo.
Por supuesto que la primera reacción de la empresa fue desvincularse de los servicios de Thompson, en un comunicado informaron que el sobrecargo había sido despedido y que ya no pertenecía a su tripulación.
Tras el episodio, Thompson fue puesto a disposición de la justicia británica, que decidió darle juicio. El día de ayer, admitió frente al tribunal haber bebido alcohol mientras trabajaba, y si bien la sentencia aún no fue dictada, se especula con que pueda enfrentar tiempo en prisión.
La corte dictará la sentencia el 3 de agosto y podría ser encarcelado por dos años si le dan el máximo delito de infracción a la Ley de Seguridad del Transporte y Ferrocarriles, en caso contrario, seguramente nunca más pueda trabajar en un avión y deberá buscar otro rubro laboral.
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