No fue precisamente cálida la bienvenida que el mercado le brindó ayer a la nueva ministra de Economía, Silvina Batakis. Lejos de la idea de que lo peor ya pasó, la convicción instalada entre operadores e inversores es que “lo peor seguirá pasando”. En principio, la reacción que se registró ayer en bonos y acciones se amplificaría hoy, con la plena operatoria de la bolsa en Wall Street, tras el feriado de ayer. Coinciden en la plaza local que lo que quedó el día es el terreno listo para que los bonos ratifiquen sus cotizaciones en caída y las acciones anoten retrocesos de hasta 10%. Tan dura respuesta está en línea con la definición de la crisis por la traumática renuncia de Martín Guzmán. Sin señales de rumbo claro de estabilización y tampoco un cambio más amplio del Gabinete o al menos de funcionarios del área económica que sugiriera mayor coordinación, en el mercado sólo esperan “más de lo mismo” -tal la apretada síntesis del economista Federico Furiase- lo que se termina traduciendo en un escenario cada vez más complejo.
Los primeros indicios distan de ser alentadores. La caída de los bonos en pesos se topó con la intervención del Banco Central, que tuvo que emitir una suma sideral, entre $250.000 y $300.000 según cálculos privados, para intentar frenar el derrape, lo cual terminará presionando sobre sobre la brecha cambiaria y el resto de los precios de la economía. “Eso fue más dañino que haber devaluado 30% el dólar oficial”, sostuvo el presidente de Patente de Valores, Santiago López Alfaro, para quien una salida posible y tolerable a la crisis hubiese sido, precisamente, corregir el atraso cambiario en un marco de colaboración entre nuevos funcionarios de Economía, Energía y el Banco Central.
“No poder financiarte a más de 90 días, en el mejor de los casos, es insostenible. Reconstruir la confianza para lograr financiamiento es clave pero no veo, en el cambio por Batakis, un mensaje para el mercado” (Christian Viand)
“Una devaluación se va a precios, es verdad, pero es el shock inicial, después se acomoda. El resto de las variables hubieran reaccionado de manera positiva. De todas maneras, la inflación de julio va a ser mucho más alta por la emisión de pesos que lo que hubiera sido con una devaluación del oficial”, agregó. Es que la deuda en pesos, que terminó siendo el talón de Aquiles de Guzmán, es ahora una enorme piedra en el zapato de Batakis. “No poder financiarte a más de 90 días, en el mejor de los casos, es insostenible. Reconstruir la confianza para lograr financiamiento es clave pero no veo, en el cambio por Batakis, un mensaje para el mercado”, apuntó Christian Viand, socio de Criteria, casa de inversiones en la que el menú que aplicará la flamante ministra apunta a evitar, a toda costa, una devaluación. “Vemos que se van a restringir las importaciones y que se buscará, de la manera que sea, reforzar ingresos pero no vemos, en el corto plazo, una devaluación”, aseguró Viand, para quien la jornada de hoy también promete serias turbulencias.
La aversión a la devaluación quedó en evidencia ayer con la activa participación del BCRA en el mercado de futuros, en el que, según calculan en el mercado, vendió contratos por más de USD 1.000 millones para contener las expectativas devaluatorias. La intervención en el mercado de dólar futuro consiste en que la autoridad monetaria fija el precio del billete a un mes (o más) de plazo a través de la venta diferida en ese plazo. Si al momento del vencimiento de la operación (la compra-venta de dólares), el billete cotiza igual o por debajo del precio fijado por el Central, la ganancia es para la entidad, que vendió caro. Si, por el contrario, la cotización al momento del vencimiento es mayor a la pactada con anticipación, la ganancia es del inversor que compró barato. Esa operatoria provocó, a fin de 2015, un enorme bola de compromisos que incluso tuvo la derivación judicial en la conocida causa “dólar futuro”.
“En el corto plazo, creo que vamos a tener más de lo mismo: el Banco Central vendiendo futuros y emitiendo para comprar deuda en pesos en los mercados secundarios, con presión en la brecha y paridades en dólares golpeadas”, pronosticó el economista Federico Furiase, director Anker, la consultora fundada por el ex ministro de Finanzas, Luis Caputo. “La inflación de julio se retroalimentará por la emisión, el aumento del costo de reposición por el endurecimiento del cepo a las importaciones y también por el salto en la brecha”, aportó.
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