El banco JP Morgan advirtió que la economía argentina ya presenta las condiciones necesarias para transitar hacia una hiperinflación.
Por primera vez, un banco global de fuerte peso en las finanzas mencionó un término que la mayoría de las entidades y los economistas quería eludir, por los episodios similares que sufrió la Argentina en 1989 y 1990.
El informe, al que accedió Infobae, señaló con toda crudeza que “como muestra la historia económica, las crisis políticas aparecen como condiciones necesarias para escenarios de muy alta inflación/hiperinflación”.
“En octubre señalamos que los desequilibrios macroeconómicos requerían un programa de estabilización, aunque la falta de voluntad política hizo que tal enfoque fuera extremadamente improbable”, indicaron los analistas del JP Morgan Diego Pereira y Lucila Barbeito.
Además, indicaron que “los desequilibrios macro se han vuelto más desafiantes, a pesar del enfoque sensible del FMI para ayudar al país para evitar que caiga en default; también, los saltos en los precios de la energía y los productos agrícolas han exacerbado las presiones inflacionarias al alza, factores que suman ansiedad a la política”.
“El camino a seguir parece inestable a medida que nos acercamos al año electoral, que hace que cualquier ajuste ortodoxo sea políticamente costoso y, por lo tanto, inviable. Por otro lado, cualquier estrategia expansiva solo aceleraría la inflación”, advirtieron.
De este modo, advirtieron, “estas restricciones dejan un camino muy estrecho por delante para lograr los objetivos de política comprometidos bajo el FMI” y “este equilibrio inestable (probablemente mejor descrito como desequilibrio latente) es característico de los regímenes de hiperinflación”.
Este equilibrio inestable (probablemente mejor descrito como desequilibrio latente) es característico de los regímenes de protoinflación e hiperinflación, señaló el JP Morgan
El informe subrayó que “la renuncia de Guzmán como ministro de Finanzas se produjo como consecuencia del conflicto de larga duración del gobierno de coalición”.
“Las disputas abiertas y las acusaciones entre los dos líderes de los principales bloques de coalición de gobierno, el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK), provocaron una nueva baja en el gabinete el sábado, cuando Guzmán presentó su renuncia”.
“La gota que colmó el vaso parece haber sido la frustración del ex ministro con la implementación del ajuste de subsidios económicos, una dimensión clave en relación con el ritmo subóptimo de consolidación fiscal”, señalaron, en relación al boicot de las áreas manejadas por el kirchnerismo para aumentar las tarifas de los servicios públicos.
Los subsidios energéticos
“El ajuste de los subsidios económicos ha sido resistido por la facción que responde a la vicepresidenta Kirchner. Pero, para comprender la dinámica política que se avecina, vale la pena tener en cuenta cómo el bloque del Frente de Todos llegó al enfrentamiento actual”, recordó el Morgan.
“El enfrentamiento al interior de la coalición de gobierno comenzó hace casi 11 meses, cuando CFK criticó abiertamente las políticas fiscales, culpando al gobierno y a los ministros que ‘no funcionan’ como los principales culpables del resultado de las primarias intermedias y luego de los resultados de la elección intermedia”, afirmaron.
El JP Morgan hizo hincapié en las crecientes diferencias que existen entre el presidente y la vicepresidenta,que dispararon la crisis económica en 2021 y se agudizaron con el rechazo a las medidas impulsadas por Guzmán
“Esas diferencias se ampliaron nuevamente cuando la Ley de Presupuesto 2022 fue abortada en el Congreso, con responsabilidad de los kirchneristas, y se convirtió en un abismo cuando el gobierno sometió a votación en el Congreso el acuerdo con el FMI. En aquel entonces, el acuerdo fue aprobado con los votos de los diputados opositores, con varios diputados kirchneristas rechazando la ley”.
“Las facciones políticas del Gobierno se han visto agravadas por los desafíos macrofinancieros. Hace un par de días, el presidente Fernández afirmó que los problemas económicos que enfrenta el país se pueden atribuir a su alto crecimiento económico”, indicaron.
“Si bien es una anécdota, ilustra bien una especie de desprendimiento del ala política de la gravedad de la situación financiera y económica. Entre ellos: un desequilibrio fiscal cada vez mayor, con una capacidad (voluntad) política hasta ahora limitada para ajustar los subsidios económicos en medio de aumento de los costos de energía; y serias preocupaciones sobre la capacidad de la Tesorería para cubrir sus necesidades financieras con moneda local”, detallaron.
También, enfatizaron “la mayor dependencia relacionada con la financiación indirecta (y el riesgo de la directa) del Banco Central” al Tesoro, tal como se refleja en la incesante emisión monetaria. “Las consecuencias provienen de tasas más altas en la deuda local y en moneda extranjera (a pesar del bajo servicio de la deuda) y a una brecha cambiaria más amplia, que básicamente agrava las dificultades del Banco Central en la reposición del stock de reservas internacionales netas”, expresaron
Por supuesto, indicaron, “la variable macro que sirve como medida de resumen de todos los factores antes mencionados es la alta aceleración de las huellas de inflación”.
Tras mencionar el CV de la nueva ministra, Silvina Batakis, afirmaron que su nombramiento “parece indicar que la balanza de poder se ha inclinado hacia el lado kirchnerista, y se esperaría una postura fiscal más expansiva, y potencialmente una renegociación del programa del FMI en medio de crecientes desequilibrios y una mayor brecha cambiaria”.
“La falta de anclas en lo que esperamos que sea una política fiscal y monetaria más expansivas corre el riesgo de un nuevo cambio de régimen de inflación y una corrección (forzada) del mercado cambiario a medida que las opciones de política queden exhaustas”, concluyeron.
La poderosa voz del Morgan se suma a la visión pesimista de otras entidades de Wall Street, que ya manifestaron en los últimos meses sus bajas expectativas de una corrección macroeconómica antes del recambio presidencial -tal como se refleja en los bajos precios de la deuda soberana- y, luego de su desilusión por la crisis que enfrentó el país en el gobierno de Macri, su escepticismo por la posibilidad de que el próximo gobierno tampoco corrija la actual decadencia.
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