Fue un fin de semana de furia. Sin dudas, uno de los más complejos del Gobierno de Alberto Fernández. Furia y muchas dudas en medio de una administración quebrada, sin confianza y con muchos frentes abiertos en el corto plazo. En ese contexto, el país estuvo 28 horas sin ministro de Economía. Es la Argentina del 51% de pobreza infantil, la inflación que podría llegar a 100% a fin de este año, en el que la canasta básica cuesta $100.000 y el dólar vale 230 pesos, la que se quedó sin gasoil y la que ostenta un riesgo país que la semana pasada superó los 2.500 puntos.
Martín Guzmán renunció el sábado por Twitter mientras la vicepresidenta Cristina Kirchner hablaba en un acto en Ensenada en el que, como viene haciendo desde hace meses, lo criticó fuerte. A él y a su propio compañero de fórmula, Alberto Fernández. “No daba para más. Sin injerencia, sobre todo en Energía, seguir era un sin sentido. Estaba rodeado de incompetentes que no quieren hacer las cosas, que son la máquina de impedir. Ni el formulario para la segmentación de tarifas le sacaron”, detalló uno de sus allegados el sábado. Así, la interna energética se “cargó” al segundo alfil de Fernández. Hace un mes había sido el turno de Matías Kulfas, quien renunció, denunció corrupción y luego se desdijo en la Justicia.
Guzmán, ya fue. Luego de rumores casi para todos los gustos, Silvina Batakis fue anunciada como nueva ministra de Economía. Asumirá en las próximas horas en medio de un panorama más que complejo que tendrá su primer round hoy mismo cuando abran los mercados y se sepa la cotización de los dólares y los bonos. Una buena, al menos: es 4 de julio y Wall Street estará cerrada. Así, una parte de los bonos y los ADR locales descansarán... o podrían tomar impulso para el martes.
Silvina Aida Batakis nació en 1968 en Tierra del Fuego. Hasta el momento era funcionaria de Wado de Pedro en el Ministerio del Interior y antes fue ministra de economía de Daniel Scioli en la Provincia de Buenos Aires. Como Guzmán, se recibió de economista en La Plata y tiene un master en Finanzas Públicas y otro en Economía Ambiental de la Universidad de Nueva York, y un doctorado en Desarrollo Económico en la Universidad de Quilmes.
Según pudo saber Infobae, si bien su nombre estuvo en danza desde el sábado, quien la postuló formalmente ante Fernández fue Miguel Pesce, el presidente del Banco Central. Pesce es otro de los señalados por Cristina. De hecho es el tercero de una lista corta que la Vicepresidenta quiere –quiso al menos– tachar del gabinete. Dos ya no están.
Pesce, que habló varias veces con el Presidente durante el agitado fin de semana, y cuyo nombre también está en dudas por estas horas, le recomendó dos cosas al mandatario: evitar el feriado bancario y cambiario de hoy y que los mercados no abrieran sin ministro designado. Pesce, quien “por ahora” se queda, afirman en Olivos, le acercó su candidata a Fernández, quien dio el ok rápido, luego de que algunos candidatos se bajaran. Sergio Massa, el presidente de la Cámara de Diputados y la tercera pata de la coalición gobernante hizo lo propio, y a las 20:13, el Presidente se encerró en su despacho y llamó a Cristina Kirchner para discutir el reemplazo de Guzmán.
“Silvina va a ser una ministra de Hacienda, en rigor. Tendrá que afinar y regular el control de los ingresos y los egresos. Será una administradora, no una creativa”
La vicepresidenta también dijo que sí de entrada. Quienes participaron de la mesa chica de discusión afirman que jugó un rol conciliador en todo momento y que, satisfecha con la salida de Guzmán, buscó evitar más tensión. A Batakis le valoran su verticalismo, su lealtad y sus conocimientos técnicos. También su buena relación con los gobernadores, un vínculo que cultivó históricamente como ministra de Scioli y sobre todo desde 2019, como secretaria de Provincias del ministerio del Interior. No serán fáciles las semanas que vienen para Batakis. En principio en el Gobierno ya descuentan una bienvenida amarga con el dólar libre en alza y los precios de los bonos que caerán más en picada aún.
“Silvina va a ser una ministra de Hacienda, en rigor. Tendrá que afinar y regular el control de los ingresos y los egresos. Será una administradora, no una creativa”, marcaron fuentes oficiales. Se espera que los temas centrales de la macroeconomía, como por ejemplo la relación con el FMI, estén bajo el paraguas de un nuevo hombre fuerte dentro del Ejecutivo. En principio, Sergio Massa no aceptó el ofrecimiento presidencial para ser el nuevo Jefe de Gabinete. “Continuará en la Cámara de Diputados”, confirmó Juan Manzur esta mañana al llegar a Casa Rosada.
¿Habrá otra chance para Massa en la jefatura de gabinete? Las próximas horas será decisivas al respecto.
El tigrense priorizó ayer darle rápido a los mercados un nombre para Economía y concretar el acercamiento entre CFK y Fernández. En principio había pedido para aceptar la “botonera completa”. Eso es igual a tener en un puño el control real y el poder de decisión en las áreas sensibles del Gobierno. “Por ejemplo, que Energía haga lo quiera o que AFIP no esté bajo su órbita”, explicaron fuentes oficiales.
Parte de la negociación también incluía más poder para La Cámpora dentro del Gabinete. Se habla de inminentes cambios en Educación, Ambiente y Desarrollo Sostenible y Turismo y Deportes. Las huestes de Máximo Kirchner ya desde hace tiempo no ven a Juan Cabandié como uno de los suyos, lo consideran un “albertista”, y a Matías Lammens lo ven como a un “chico Tinelli” al que prefieren no tener cerca.
El primer candidato a ocupar el sillón principal de Economía fue Emmanuel Álvarez Agis, ex viceministro de Axel Kicillof y consultor estrella de establishment desde hace algunos años. También se mencionó al propio Massa y a Marco Lavagna. Álvarez Agis es un duro al que los años y las circunstancias moderaron y que tenía el visto bueno de todos, sobre todo de buena parte de los empresario de peso con los que habló el Presidente en las últimas horas. Fue el primer nombre que surgió entre Massa y Fernández y cuando llegó por medio de allegados a oídos de Cristina Kirchner también hubo pulgares para arriba. Pero no aceptó. “Se asustó”, dijeron en Olivos. “Dijo que no porque esto termina en un ‘palo’, sí o sí”, afirmaron, sin embargo, cerca del economista.
Como sea, viene el momento de Batakis. Un período cuya extensión, como ocurre con todos los ministros de Economía en la Argentina, es de muy incierta duración, y no exento de tragos amargos y, en los últimos tiempos, internas feroces. Serán tiempos difíciles. Quizás más difíciles aún que los que vivió Guzmán.
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