El premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, mentor de Martín Guzmán salió a defender a su pupilo un día después de su renuncia como ministro de Economía. “Sus profundos principios le imposibilitaron continuar en el cargo”, mencionó el académico.
Stiglitz, de relación profesional y personal con el saliente jefe del Palacio de Hacienda, fue uno de los profesores de Guzmán en la Universidad de Columbia, trabajaron juntos en una serie de papers académicos sobre la reestructuración de la deuda y fue una figura de la disciplina económica en que se apoyó el renunciante funcionario para llevar adelante su plan, incluso buscó su apoyo explícito para algunos de sus hitos de gestión como el canje de deuda con los bonistas y el acuerdo con el FMI.
Según un artículo de la agencia de noticias Reuters, Stiglitz salió a defender a Guzmán, un día después de su salida del gabinete. “Sus profundos principios le imposibilitaron continuar en el cargo sin un compromiso del gobierno con un enfoque unido, integrado y coordinado de los enormes desafíos que enfrenta la economía”, mencionó.
Stiglitz fue uno de los profesores de Guzmán en la Universidad de Columbia, trabajaron juntos en una serie de papers académicos sobre la reestructuración de la deuda y fue una figura de la disciplina económica en que se apoyó el renunciante funcionario para llevar adelante su plan
De acuerdo a la agencia, Stiglitz consideró que “el ministro ha hecho un gran trabajo para resolver una crisis de deuda que dejó el gobierno anterior y reactivar el crecimiento después de la pandemia, pero las divisiones en el gobierno hicieron que las cosas fueran insostenibles”.
Un cable de Reuters señaló que el presidente Alberto Fernández se la pasó el domingo entre reuniones y llamadas telefónicas en busca de un nuevo ministro, después de la “abrupta salida” de Guzmán que –agrega- “shockeó el gobierno de centro-izquierda”.
El cable consigna las “crecientes tensiones” dentro de la coalición peronista en el gobierno sobre cómo manejar la crisis, exacerbada por la invasión rusa y la guerra en Ucrania y una muy alta inflación. Y cita al analista político Rosendo Fraga, según quien se está ante “una compleja crisis política, profundizada por la lucha por el poder”.
Stiglitz, profesor en la Universidad de Columbia, es el economista de cabecera del actual jefe del Palacio de Hacienda y tienen una relación desde hace varios años, luego de que el funcionario argentino partiera desde La Plata a los Estados Unidos para continuar su educación en la Brown University. Poco antes de finalizar su tesis, su carrera dio un vuelco cuando la Sociedad Internacional de Economía lo invitó para comentar públicamente una investigación de Stiglitz.
“Sus profundos principios le imposibilitaron continuar en el cargo sin un compromiso del gobierno con un enfoque unido, integrado y coordinado de los enormes desafíos que enfrenta la economía” (Stiglitz)
Aquel trabajo resultó la llave que lo acercó al premio Nobel de Economía, quien lo convocó para sumarse a su equipo de trabajo en la prestigiosa Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia. Allí se desempeñó como investigador y se especializó en modelos de reestructuración de deudas soberanas y su nombre cobró vuelo en el mundo académico. Tiempo después recaló en esa casa de altos estudios donde comenzó su relación con el premio Nobel.
Guzmán y Stiglitz compartieron la autoría de distintos trabajos académicos, principalmente sobre el endeudamiento y la reestructuración de la deuda soberana, como por ejemplo “Creación de un marco para la reestructuración de la deuda soberana que funcione” (2016), “Demasiado poco, demasiado tarde: la búsqueda para resolver las crisis de deuda soberana” (2016), o el “Griesafault de Argentina” (2014), tal como definieron al conflicto legal entre la Argentina y los fondos buitres que resolvió en los tribunales de Nueva York el fallecido juez Thomas Griesa.
Poco tiempo después de asumir en el Palacio de Hacienda, Guzmán y Stiglitz compartieron el último seminario académico juntos en el Vaticano, que tuvo lugar en febrero pocas semanas antes de la irrupción de la pandemia a nivel mundial. Fue un evento organizado por el Papa Francisco sobre la deuda internacional y también estuvo presente la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva.
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