Ante el aumento de las importaciones por la brecha cambiaria y el rebote del nivel de actividad, el Gobierno eligió la opción más “leve” en términos de costos políticos: redoblar el cepo antes que devaluar el tipo de cambio oficial, aunque con resultados no garantizados.
Si bien el informe subraya que hay un aumento importante de las importaciones de energía, sin dudar lo atribuye al atraso tarifario y a la guerra en Ucrania por la invasión rusa, elementos que se suman a la falta de avance en proyectos de infraestructura clave, como el gasoducto desde Vaca Muerta.
Así lo destacó un informe de la consultora Analytica de Ricardo Delgado, que subrayó que en ciertos sectores se divisa un exceso de importaciones, un concepto que divide aguas dentro del Gobierno: mientras la vicepresidenta Cristina Kircher habló de “Festival de importaciones”, desde la Casa de Gobierno señalaron lo contrario. El propio presidente Alberto Fernández dijo que este es un síntoma del mayor crecimiento económico.
Analytica señaló en un informe que “en el dilema de hierro que enfrenta el gobierno por ahora se opta por pagar los costos de un enfriamiento de la demanda más leve respecto del que generaría un salto devaluatorio”.
En el dilema de hierro que enfrenta el gobierno por ahora se opta por pagar los costos de un enfriamiento de la demanda más leve respecto del que generaría un salto devaluatorio (Analytica)
Por supuesto, “en una dinámica financiera muy inestable, la evolución de los dólares libres y la evolución de los precios de los títulos públicos en respuesta a medidas como ésta será determinante para saber si fue la opción más efectiva”, tal como se refleja en la fuerte brecha entre las diferentes cotizaciones oficiales.
Según el equipo del economista Claudio Caprarulo, “los recientes resultados del balance cambiario del Banco Central a mayo reflejan un dato impactante: las importaciones de bienes alcanzaron un máximo mensual desde 2014 (U$S 6.918 millones), creciendo 41% en el mes y 35% en el acumulado del año (en variaciones interanuales)”.
Tal como lo señalaron otros informes, como el de CIRA, “electricidad y petróleo destacan del resto, dados la crisis de precios generada por la guerra en Ucrania, las importaciones de gasoil y el retraso tarifario”.
Caprarulo dijo a Infobae que “hay un factor exógeno importante que es el salto en el precio de la energía y de los fletes. Después, están condiciones propias de nuestro país, la economía creció respecto al año pasado y eso conlleva la necesidad de importar mas, el aumento en el turismo en el exterior también suma”. Además, explicó, “producto del cepo cambiario y su consecuente brecha, las importaciones cumplen también el rol de reserva de valor. La suma de todos esos factores es insostenible, la oferta de dólares no alcanzó durante sus mejores meses del año”.
- ¿No deberá devaluar el tipo de cambio oficial igual el Gobierno en la segunda mitad del año con menos dólares?
- La profundización del cepo es solo un puente que mal usado nos puede dejar, con suerte, en el mismo lugar. El principal objetivo tiene que ser la implementación de un plan de estabilización, corregir el tipo de cambio de forma aislada en este contexto inflacionario es la peor opción. El problema es que para eso se necesitan consensos desde la dirigencia política, principalmente en el oficialismo, que no se ven.
El informe precisa que “la inflación en dólares en las economías avanzadas, que ronda el 8%, y la fuerte expansión de la demanda interna en el primer trimestre (+9,6%, liderado por la inversión, con 12,7% interanual y el consumo privado, con +9,3% interanual) también juegan un rol relevante en el récord importador de mayo, al igual que el costo de los fletes (+55% respecto de mayo 2021 y +96% con relación al inicio de la pandemia, en mayo de 2020)”.
El Festival de importaciones
“Esta dinámica, tildada como “festival de las importaciones” por la vicepresidenta Cristina Fernández, obligó al Banco Central a implementar nuevas exigencias de financiamiento. En el fondo, se busca evitar una devaluación y también una sensible reducción de las cantidades importadas, que afectaría el nivel de actividad”, indicó el informe.
También, “le permitió al Banco Central comprar aproximadamente USD 1.537 millones en cuatro días garantizándole al gobierno cumplir con los cuatro criterios de ejecución del acuerdo con el FMI para el segundo trimestre”, luego de que las metas fueran recalibradas entre el equipo económico y el organismo multilateral.
“En esencia, el BCRA decidió homogeneizar el tratamiento de los productos con licencias no automáticas y servicios al que ya se daba a los que tenían licencias automáticas de importación. Ahora los importadores tendrán acceso al MULC si las importaciones no superan el mínimo entre a) un 5% más que los niveles de un año atrás, y b) un 70% de los valores de dos años atrás. La excepción son las Pymes, para las que el umbral es del 15%”.
Más exigencia de financiamiento
“En la práctica, se trata de un tope a los valores de importación que, dadas las mayores exigencias de financiamiento, provocará una caída de las cantidades y un aumento de los precios”, señaló Analytica. O sea, menor nivel de actividad y más inflación, como señalaron otros analistas.
Analítica indicó que “los principales ‘excesos importadores’ se concentran en los bienes de capital e insumos para la producción; como contracara, la participación de los bienes de consumo y automóviles en el total de importaciones (netas de energía) desde el año 1980 se encuentra en niveles similares a la crisis del 2001-2002″.
Además de los citados electricidad y petróleo, “aparecen los textiles, la industria papelera y el comercio (incluidos medicamentos), por encima de la media del acumulado anual”.
Tal como lo señalaron los importadores –y días atrás el ex presidente del Banco Central, Guido Sandleris– fue el Gobierno el que, en un contexto de total control del comercio exterior, permitió que entraran más importaciones para demostrar que el crecimiento económico no se estaba “pinchando” luego del fuerte rebote del 10,5% del 2021, que a su vez le siguió a la recesión del 10% del 2020.
El Gobierno otorgó, el Gobierno ahora quitó, bajo la fantasiosa premisa de que el flujo del comercio exterior se prende y se apaga en forma automática y no tiene costos, aunque las empresas privadas ya adviertan que pueda haber un encarecimiento del crédito por un potencial default masivo. Seguramente, de ese problema se preocuparán más adelante. Por ahora, eligieron lo que consideran el mal menor (más cepo y no acelerar la devaluación del tipo de cambio oficial), aunque la mayor parte del mercado y los analistas creen que en el segundo semestre las presiones para depreciar la moneda se acelerarán ante la nítida falta de dólares.
SEGUIR LEYENDO: