Lo venía evaluando desde hace algunos meses. Internamente y con parte de su equipo. La decisión, aseguran quienes compartieron las últimas horas de Martín Guzmán como ministro de Economía, es justamente la que no quiso tomar nunca. Pero la tomó. Los rumores venía creciendo en los últimos días, contrarrestados siempre por apoyos que llegaban desde Olivos.
“Eran todas trabas y las embestidas, no lo dejaron gestionar”, aseguró minutos después de que se conociera su renuncia alguien de su entorno más cercano.
Así, la presión que es no nueva para nada se volvió insoportable para Guzmán. Con todo, según pudo saber Infobae de fuentes oficiales, no hay nada personal en la decisión que tomó. O sea, los embates del kirchnerismo no lo afectaban al ahora ex ministro en su fuero íntimo: ¿será así realmente? En su entorno juran que sí, que estaba curtido... “Pero cuando vio que no se podía seguir trabajando, hizo lo que nunca hubiese querido, hacer: irse”, aseguran.
“No es una cuestión personal”, insistieron dos allegados con los que habló Infobae cuando la carta del ministro comenzó a difundirse.
“No daba para más. Sin injerencia, sobre todo en Energía, seguir era un sin sentido. Estaba rodeado de incompetentes que no quieren hacer las cosas, que son la máquina de impedir. Pasó con la segmentación de tarifas, por ejemplo”, detalló una de ellas. Así, la interna en el área de energía se lleva al segundo ministro de Alberto Fernández. El primero, Matías Kulfas, semanas atrás, y ahora Guzmán.
Con todo, la palabra “energía” está sólo una vez en la extensa carta de renuncia y en un contexto neutral que nada tiene que ver con la tensión que se vivía en el área que Guzmán controlaba desde 2020. En los papeles, porque en los hechos nunca lo hizo. No pudo echar hace más de un año al camporista Federico Basualdo, subsecretario de Energía Eléctrica, tuvo todo en contra para cumplir con la suba de tarifas para bajar los subsidios, tal como se acordó con el FMI, y las trabas estuvieron a la orden del día, desde su punto de vista, para implementar la segmentación.
“Mi agenda es dedicarme, día a día, a gestionar la política económica para mejorar la calidad de vida de los argentinos y las argentinas. Y trabajo con el presidente día a día en poder lograr que nuestra gente viva mejor” (Guzmán, el jueves pasado)
“Lo pidió el propio Presidente y ni el formulario para anotarse en la segmentación pudo sacar. Es de locos”, dijo otro integrante del Gobierno. En ese contexto, cerca de Guzmán, señalan a uno de sus subalternos, Darío Martínez como un integrante de lo que el exfuncionario define como la “máquina de impedir”. “Trababa todo... todo ese grupo de Energía tomaron como personal algo que es de gestión, que son ordenes de Alberto. Con esa interna no se puede gestionar y así no queda otra que irse”, resumió.
El miércoles pasado, luego de la suba récord del dólar y la disparada en el riesgo país, Guzmán no fue a la reunión de Gabinete. Más rumores. “Está reunido”, decían en Hacienda. Luego se supo que negociaba con el Club de París. Al día siguiente en una conferencia de presan, Infobae le preguntó por los rumores. El ministro se limitó a responder que sigue junto al Presidente y aseguró que eran temas que “forman parte exclusivamente de la agenda de los periodistas”. “Ese tipo de preguntas forman parte de una agenda que no es nuestra, mía, sino de ustedes, desde su trabajo. Mi agenda es dedicarme, día a día, a gestionar la política económica para mejorar la calidad de vida de los argentinos y las argentinas. Y trabajo con el presidente día a día en poder lograr que nuestra gente viva mejor”, dijo Guzmán.
El lunes pasado en su última entrevista pública, con Ernesto Tenembaum en Radio con Vos, se molestó cuando se le preguntó si estaba seguro de que Alberto Fernández lo apoyaba. Y prometió que iba a estar el formulario de segmentación de tarifas que nunca llegó.
Otra vez el bendito formulario, la gota que rebalsó el vaso y agotó la paciencia del desconocido economista platense que llegó al cargo con un frondoso antecedente académico, estudios de posgrado en la Universidad Brown, em EEUU, pos-doctorado en la Universidad de Columbia y un mentor como Joseph Stiglitz, ganador del Premio Nobel de Economía y uno de los favoritos de Cristina Kirchner.
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