Los costos de acumular las reservas que exige el acuerdo con el FMI: más inflación y menos crecimiento

Los datos del consenso del mercado que difundirá el Banco Central la próxima semana reflejarán un aumento de 8 a 10 puntos en la proyección de suba de precios y estancamiento económico en el segundo semestre. El temor por el empleo, ya sin doble indemnización

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Fotografía cedida por la Presidencia
Fotografía cedida por la Presidencia de Argentina del presidente Alberto Fernández quien dialogó por videoconferencia con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, hoy en Buenos Aires (Argentina). EFE/Esteban Collozo

Como todos los meses, el Banco Central difundirá la semana próxima la nueva edición del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que, previsiblemente, aportará notables cambios respecto del consenso de las proyecciones de los principales indicadores. Esto se dará por el impacto de las recientes medidas implementadas por el Gobierno que impiden importaciones con el objetivo de restringir al máximo posible la salida de dólares. De hecho, el BCRA acumuló ayer USD 536 millones, lo que le permitió cumplir la meta de acumulación de reservas revisada con el FMI.

Ese objetivo alcanzado, sin embargo, tiene un costo no menor. La principal modificación que traerá el REM será un aumento de 8 a 10 puntos porcentuales en la estimación de inflación. Es decir que, del 72% anual proyectado hace tan sólo un mes, el consenso de economistas prevé ahora que la inflación tendrá un piso de 80%, en el contexto de una economía que el en segundo semestre, si no entra recesión, como mínimo quedará estancada, En otras palabras, el análisis de consultoras y bancos que participan del relevamiento tienen un diagnóstico algo lejano al del presidente Alberto Fernández, para quien el problema de la economía argentina es que “está creciendo mucho”.

La reactivación, que ya mostró algunos signos de agotamiento en los últimos meses, quedaría abortada a partir de ahora

Ni siquiera el ministro de Economía, Martín Guzmán, aporta con entusiasmo a esa teoría. De hecho, reconoció hace pocas semanas cuando actualizó el Presupuesto para este año que el crecimiento este año sería de 4% y no de 5%, que era su proyección de máxima, lo que implica prácticamente poco avance de la actividad dado lo que los economistas denominan “arrastre estadístico”, Esto significa, ni más ni menos, que aun cuando la economía deje de crecer o, incluso, se retraiga en los próximos meses, el nivel ya alcanzado en comparación con el año pasado arroja signo positivo. Es lo que suele ocurrir en los procesos de recuperación tras una caída abrupta como lo fue 2020.

Esa reactivación, que ya mostró algunos signos de agotamiento en los últimos meses, quedaría abortada a partir de ahora. “Desde principios de año venimos diciendo que se acumulan las reservas que pide el FMI, USD 5800 millones este año, o se crece al 4%. Pero las dos cosas juntas, no. Son incompatibles. Y lo que estamos viendo ahora es que, efectivamente, el Banco Central decidió cerrar las importaciones a mansalva, lo que va a tener un impacto en la actividad fuerte”, afirmó Lorenzo Sigaut Gravina, de la consultora Equilibra, tal vez una de las más pesimistas del mercado. Los economistas de la firma prevén un incremento anual del PBI de 1,5%, lo que en la práctica implica recesión en el segundo semestre. Respecto de la inflación, la pauta que publica es de 82% acumulada a diciembre de este año.

Con un pronóstico menos negativo respecto del nivel de la actividad, tanto los economistas Fausto Spotorno de OJF & Asociados como Andrés Borenstein, de Econviews, no modificaron la pauta de crecimiento, que prevén en 3,5% anual explicada sólo por el arrastre, lo que en la práctica equivale al estancamiento de la economía. Pero sí corrigieron al alza la estimación de inflación, que ambos ubican ahora en 80% para 2022.

“Desde principios de año venimos diciendo que se acumulan las reservas que pide el FMI, USD 5800 millones este año, o se crece al 4%. Pero las dos cosas juntas, no. Son incompatibles” (Sigaut Gravina)

La mirada de los analistas coincide con las primeras reacciones de empresarios y ejecutivos de grandes empresas. Por manejo de stock, incertidumbre respecto del valor de reposición, dificultades con la obtención de financiamiento para pagar a proveedores, combo al que se suma la fuerte emisión de pesos, tanto industriales como banqueros visualizan una disparada de la inflación. Incluso, desde la Cámara Argentina de Importadores, CIRA, pusieron el foco en el empleo. “Las importaciones no son el problema de fondo, pero sí la variable de ajuste. Estas importaciones tienen un rol trascendental en las industrias productivas, además de generar importantes niveles de empleo en el comercio y en los servicios”, afirmó en un documento. Desde una compañía de electrónicos y autopartes afirmaron que la medida puede derivar en suspensiones de personal y paradas de plantas.

Nadie apunta, por el momento, a hablar de despidos pero lo cierto es que el fin de la doble indemnización que dispuso ayer el Gobierno, habilita esa posibilidad a costos menores.

En cualquier caso, el problema central es cómo sostener el nivel de actividad. “Técnicamente, recesión son dos trimestres consecutivos, no está claro que eso ocurra pero sí el escenario es de claro estancamiento”, opinó Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma. Su colega Camilo Tiscornia, en cambio, prevé una caída del PBI en el segundo semestre que habilitará un crecimiento de apenas 2% este año, con una inflación de 80%, en línea con el nuevo consenso.

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