Si bien la pandemia hizo redescubrir el hogar después de bastante tiempo y trajo cambios que perdurarán en el futuro a no todos les gusta vivir en casas grandes y voluminosas. Parece poco creíble pensar que alguien pueda residir en un lugar con 72 centímetros en su punto más angosto y cerca de 122 centímetros en su punto más amplio.
No obstante, el escritor y director de cine israelí Etgar Keret es la excepción y fue el primer inquilino de la Casa más angosta del mundo, que hizo que se llame Casa Keret, y así fue nombrada por su único habitante. El proyecto de esta diminuta vivienda corresponde al arquitecto polaco Jakub Szczęsny que la edificó básicamente con acero .
Está en el barrio de Wola en Varsovia, entre las calles Chłodna y Żelaznaen, en una de las zonas más densamente pobladas de la capital de Polonia, escenario de encarnizados combates entre la resistencia judía y las fuerzas nazis en plena Segunda Guerra Mundial.
La vivienda está distribuida entre dos edificios de carácter industrial que también ofrecen oficinas para rentar y tiene apenas 21,5 metros cuadrados.
Al ser tan estrecha no es recomendable para gente que sufre de claustrofobia, aunque tiene conexión exterior y ventilación. Está diseñada por niveles y en cada uno de ellos hay un ambiente distinto.
Su obra demandó más de USD 28.000 de inversión y cuenta con un dormitorio, una cocina, un baño y un living, y el desafío de Szczęsny además de lograr quien invierta en la obra era que la ciudad apruebe los planos para semejante vivienda. Vio la oportunidad para hacer una casa de cuatro pisos y tuvo que lograr que la municipalidad de Varsovia aceptara que lo que quería hacer entre dos medianeras separadas por menos de metro y medio podía llamarse casa.
Desde el principio, los únicos que le dieron cauce a Szczęsny fueron sus amigos artistas que se entusiasmaron con la idea y empezaron a especular dónde iría el dormitorio, dónde la cocina, el living y el baño. Así fue cómo apareció un interesado en el proyecto: el escritor Keret, un corajudo dispuesto a vivir en esa casa angosta y única.
Lo que sí logró el arquitecto fue aprovechar cada centímetro del espacio. De este modo, uno de los grandes retos de la construcción fue lograr la entrada de luz natural. Para ello dispuso de dos ventanas que dan a la calle, pero que no se abren y paneles translúcidos de vidrio que hacen parte de las paredes.
Fue distribuida en dos plantas. En la cocina solo cabe una heladera para pocas bebidas. La escalera en la planta baja es rebatible, y se despliega solo cuando hace falta salir a la calle.
Estructuralmente, la casa es una edificación simple tri-dimensional de acero revestida con madera contrachapada, paneles aislantes y espuma de poliestireno cubiertos con un paño de hormigón pintado de blanco.
El sistema de aguas se inspira en el sistema usado en embarcaciones y en la tecnología de aguas residuales independiente de los sistemas de la ciudad, mientras que la electricidad la abastece uno de los edificios vecinos.
Los viajeros pueden verla con previa autorización, actualmente es propiedad de la Fundación de Arte Moderno de Polonia y habitualmente se alquila a una sola persona.
En celeste y blanco
Mucho se ha hablado de vivienda mínima pero dado el contexto existente requiere necesariamente volver a retomar el tema según los paradigmas actuales y futuros informan desde el sector.
“La Casa Keret es un interesante ejercicio proyectual mas cercano a una performance o una pieza paradigmática de visita que una vivienda para ser habitada. Su resolución es impecable y una proeza” (Heredia)
Para la arquitecta Myriam Heredia “la Casa Keret, en particular es un interesante ejercicio proyectual mas cercano a una performance o una pieza paradigmática de visita de turistas que una vivienda para ser habitada. No obstante, la resolución es impecable y una verdadera proeza proyectual digna de ser visitada”, dijo a Infobae.
En Buenos Aires está el hotel mas angosto de la ciudad en donde tiene su sede el estudio de arquitectura Del Puerto Sardin, cuyos profesionales “en Suipacha al 1000, desarrollaron un magnifico proyecto de 5,6 metros de ancho”, amplió Heredia.
También en Buenos Aires está la llamada Casa Mínima del Pasaje San Lorenzo de San Telmo, con 2,5 metros de ancho y 13 de profundidad. Esta miniatura porteña es una de las viviendas más estrechas del mundo y data de 1813 con ladrillos y barro, cuando se decretó la libertad de los hijos de esclavos y muchos dicen que era propiedad de un esclavo liberto, lo que tiene más que ver con una leyenda de entonces que con la realidad.
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