“Internismo exasperante”: un documento oficial anulado revela más acusaciones y dudas dentro del equipo energético del Gobierno

Son dos cartas enviadas en marzo de Enarsa al Enargas, una corrige a otra. Deudas, acusaciones de inacción e interrogantes sobre el gasoducto Néstor Kirchner

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Agustín Gerez y Federico Bernal
Agustín Gerez y Federico Bernal

GDE, o Gestión Documental Electrónica. Así se llama el sistema del Estado por medio del cual los funcionarios intercambian documentación y expedientes oficiales. Por allí se hacen pedidos, reclamos y se envían mensajes que quedan firmados de manera digital. Cuando esos papers virtuales vienen del área de energía, además, parecen tener un condimento especial. Palabras más fuertes que las que suelen usarse en la administración pública.

“De ahí todo viene con mucho chimichurri”. Con esa metáfora parrillera describió el contexto un especialista que conoce esas áreas del Gobierno como pocos. No por nada se trata de uno de los sectores calientes dentro de la administración de Alberto Fernández, áreas cruzado por un “internismo exasperante”, según palabras del ex ministro Matías Kulfas, un alfil del Presidente que fue echado en medio de, justamente, un escándalo energético.

Otra carta explosiva del sector la adelantó en exclusiva Infobae a mediados de marzo. La misiva digital la envió Darío Martínez, secretario de Energía, a su jefe directo, el ministro de Economía Martín Guzmán. Allí denunciaba haber recibido apenas el 20% de los fondos que necesitaba para marzo y describió un escenario demoledor en el que no habría ni gas ni fondos para el gasoducto Néstor Kirchner (GNK). Luego, todos bajaron el tono: Martínez dijo que lo había escrito no era tan así, y Guzmán le mandó algo de cash. Meses antes, el titular del Palacio de Hacienda había intentado echar sin éxito a uno de sus funcionarios de tercera línea: el camporista Federico Basualdo, subsecretario de energía eléctrica, que sigue en su cargo y controla, además, el ENRE, regulador del servicio de luz.

Quema esas cartas

Pocos días después de la carta explosiva de Martínez siguió muy activo el correo digital oficial, con expedientes oficiales fechados el 28 y el 30 de marzo que llegaron al Enargas, el ente regulador, desde Ieasa. Esa última es la compañía del Estado que días después volvió a ser bautizada como Energía Argentina, o Enarsa, el nombre original que le puso Néstor Kirchner cuando la creó, en 2004. Las dos cartas llevan la firma de Agustín Gerez, presidente de Enarsa.

La segunda carta, del 30 de marzo, donde se pide no tener en cuenta la enviada apenas 48 horas antes
La segunda carta, del 30 de marzo, donde se pide no tener en cuenta la enviada apenas 48 horas antes

La segunda, que ya había trascendido en medios especializados de energía, aclara desde el comienzo que dejaba “sin efecto de modo íntegro, liso y llano” la nota fechada dos días antes. De esa primera misiva no había habido detalles hasta hoy.

Ambas son muy parecidas, pero tienen notorias diferencias. Están dirigidas a Federico Bernal, interventor del Enargas, se titulan “Deudas Distribuidoras” y denuncian acreencias por un total de $15.000 millones de las distribuidoras privadas de gas natural a Enarsa. Menciona a Metrogas, Camuzzi, Naturgy, Gasnor, Gas NEA, Gas Cuyana, Gas Centro, Hidenesa y otras.

Las diferencias entre la carta original, la que se “anuló” 48 horas después, y la segunda, tienen que ver con los modos, las palabras fuertes y las acusaciones: básicamente, le sacaron el chimichurri. Más allá de las cuestiones técnicas que allí se describen y del tiempo que transcurrió –con un ministro que tuvo que renunciar en el medio–, las cartas muestran lo tenso que es el trato entre los funcionarios de un mismo sector que, entre otras cosas, deben hacer la obra de infraestructura energética más importante de la historia energética local. Lo sigue siendo: luego de los textos mencionados renunció Antonio Pronsato, encargado de hacer el GNK; echaron a Kulfas; y persisten las dudas sobre la implementación de la segmentación de las boletas de gas y luz, por nombrar sólo algunos hechos relevantes de las últimas semanas.

El GNK unirá Vaca Muerta con la provincia de Buenos Aires
El GNK unirá Vaca Muerta con la provincia de Buenos Aires

Lo cierto es que Enersa señaló al Enargas y le advirtió que las deudas que con ella tienen las privadas –y que el ente no obliga a pagar– podrían impactar en la realización del programa “Transport.Ar”, que tiene muchas obras, incluido el GNK (aunque éste tiene un fideicomiso especial para su ejecución). No sólo eso, lo hizo con palabras fuertes… y luego se arrepintió.

En la primera carta, Enersa acusó directamente al Enargas de “inacción” por no hacer nada con lo que consideró “trato discriminatorio y abuso de posición dominante”. Agregó, además, que eso puede ser considerado “una omisión de sus deberes de alcanzar la verdad material objetiva y de tomar medidas regulatorias a su alcance para prevenir, detener y castigar estas conductas, toda vez que la competencia asignada por ley no es de cumplimiento optativo”.

Y enumeró: “Por todo lo expuesto, considerando que a pesar del aumento tarifario otorgado para cubrir gastos esenciales operativos, las distribuidoras listadas ut supra no han cancelado las abultadas deudas que mantienen con Ieasa, advertimos esta situación para que ese Ente: a) arbitre las medidas pertinentes a fin de que las distribuidoras con deuda regularicen su situación inmediatamente y con prioridad de pago, ya que si esto no ocurre devendrá inexorablemente en obstáculos para el cumplimiento de las obras por terminar y a realizar, etc. del mencionado Decreto”. O sea, el GNK, algunas de sus obras complementarias y otras del sector.

El final de la primera carta que firmó Gerez, el 28 de marzo, y anuló dos días después
El final de la primera carta que firmó Gerez, el 28 de marzo, y anuló dos días después

También pidió que se “tenga en cuenta esta circunstancia para próximas adecuaciones tarifarias, previendo las limitaciones pertinentes a fin de que las licenciatarias ajusten su accionar a los objetivos esenciales de los aumentos de transición” y que “tenga a bien intervenir a fin de determinar si ha habido trato discriminatorio de las distribuidoras de marras para con esta empresa respecto del pago, sustentado en un abuso de posición dominante en lo referido a la cancelación de los compromisos por compra de gas”.

Carta lavada

La misiva que se mandó sólo dos días después, y que corrige de plano la primera, es mucho más lavada. ¿Qué pasó?

Según una fuente cercana a la interna y conocedora de ambas cartas, Bernal se ofendió por el tono, pero sobre todo porque quedó en evidencia la deuda de los privados en medio de fuertes acusaciones de inacción. Y logró revertirla.

Luego, el interventor del Enargas, enojado, habría oficiado sólo como un “puente” con las empresas: les reenvió la carta de Gerez de manera oficial. Casi de inmediato hubo una reunión en Enarsa y en una semana se cobró algo menos de la mitad de toda la deuda.

Los privados lo confirmaron a Infobae, pero tienen su explicación por el atraso en los pagos. “Las distribuidoras no teníamos ingresos para cubrir los costos. Antes se dejaba de pagar el gas a los productores privados y públicos, algo que generaba disputas judiciales fuertes entre privados. Ahora, dado que el Estado no nos daba subas de tarifas, no se le pagó al productor estatal, y listo. La cadena de pagos se cortó por Enarsa”, aseguraron desde una de las empresas del sector.

Bernal no respondió las consultas de este medio sobre el tema. Gerez, tampoco. Esos días, días atrás fue terminante al desmentir cualquier tipo de “internismo exasperante” en el equipo energético. “Lo que dijo Kulfas no se ajusta a la realidad de lo que sucede, a mi vivencia del día a día”, afirmó el titular de Enarsa en una reciente entrevista con este medio. “No hay internas entre los funcionarios energéticos”, se insistió en preguntarle. “No”, respondió, lacónico y sin dar más detalles.

Las cartas quedaron en el GDE, incluso las que fueron dejadas sin efecto de modo íntegro, liso y llano.

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