En una sesión mayorista con negocios por unos USD 306 millones en el segmento de contado (spot), el Banco Central volvió a cerrar su intervención con ventas por unos USD 95 millones, aún en un período de elevadas liquidaciones de exportaciones del agro.
“El BCRA terminó la última rueda de la semana con ventas por USD 95 millones para atender la demanda de divisas. En la semana la autoridad monetaria efectuó ventas por unos USD 250 millones y en el mes acumula pérdidas por USD 600 millones”, estimó Gustavo Quintana, operador de PR Corredores de Cambio.
La autoridad monetaria quedó con un saldo negativo de unos USD 602 millones por sus intervenciones en el mercado de cambios en lo que va de junio. Asimismo, en el transcurso de 2022, el Banco Central acumula compras netas por unos USD 296 millones, un monto que representa el 4,7% del saldo neto a favor obtenido en el mismo lapso del año pasado, que acumulaba unos USD 6.357 millones al 24 de junio de 2021.
El economista Gustavo Reyes, del Ieral de la Fundación Mediterránea, indicó que al analizar “procesos previos a las hiperinflaciones, el Banco Central mantenía controles cambiarios e intentó, por algún tiempo, calmar la dinámica de los precios devaluando el tipo de cambio oficial a un ritmo menor que la inflación. La combinación de emisión monetaria -para financiar el déficit fiscal- y devaluación por debajo de la inflación, en todos los casos redujo tanto el tipo de cambio real como el stock de reservas en el Banco Central y potenció (en dos de los tres sucesos) la brecha cambiaria”.
El BCRA debió vender dólares en las últimas sesiones para cubrir la demanda importadora, buena parte de la cual buscó cerrar compromisos energéticos en momentos de una notoria escasez de gasoil. Fuentes del mercado indicaron a Infobae que para todo junio se calculan pagos al exterior por energía del orden de los USD 2.00 millones.
La autoridad monetaria se encuentra frente a una encrucijada ya que se comprometió con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a reforzar sus reservas, pero se le hace cuesta arriba cumplir las metas acordadas.
El mercado argentino sufre una firme presión cambiaria por la alta inflación, el registro más alto en tres décadas, al margen de un duro “cepo” vigente desde el 2019, en momentos crítico para los activos soberanos complicados por los temores global y una reciente alza en la tasa interna.
Esta semana el Gobierno liberó la autorización para afrontar dos pagos ante el FMI por un total de USD 2.750 millones, a la espera de que la junta ejecutiva del organismo apruebe una primera revisión a un acuerdo sellado en marzo.
En esa línea, el flamante ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli, busca reunirse con empresas que manejan las importaciones para ver cómo se pueden sustituir insumos, siendo la cartera que autoriza el acceso a los dólares depositados en el BCRA.
“Hay un problema (base) del costo argentino”, se quejó Marcelo Fernández, presidente de la central de pequeñas empresas CGERA, mientras que el titular del banco BICE, José De Mendiguren, reconoció que “faltan dólares, mucho más cuando no tenemos acceso al crédito exterior. La brecha distorsiona los negocios”.
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