El INDEC dio a conocer ayer las cifras de comercio exterior de los primeros cinco meses del año, en base a las cuales la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner denunció un “festival de importaciones”. Los datos oficiales, efectivamente, dan cuenta de un nivel récord de compras al exterior, lo cual podría ser una excelente noticia si tuviera alguna correlación con un fuerte impulso de la actividad económica. No es el caso. También ayer se conoció un anticipo oficial del desempeño de la industria que marca una desaceleración para mayo. La primera reacción, entonces, es empezar a pasar el peine fino por aquellos rubros en los que la fiesta de importados hace estragos en las reservas del Banco Central y, simplemente, cerrarles la canilla.
Pero es en ese proceso donde aparece la primera dificultad: del total de importaciones, menos de una décima parte (9,2%) se corresponde a la compras de bienes de consumo. Se trata de aquellos bienes terminados, que ingresan generalmente a través del mecanismo de “licencia no automática”, es decir, un trámite de rutina para habilitar su importación que hace las veces de primera barrera para el ingreso al país. Son bienes en general de sectores protegidos, como juguetes, textiles o bicicletas pero también, en muchos casos incluyen insumos que se también se fabrican en el país. Esa categoría mostró un crecimiento cercano a 30% en los primeros cinco meses del año y es uno de los “agujeros negros” que cree percibir la vicepresidenta. Sin embargo, aun si se cerrara por completo la canilla de dólares para importar los bienes de consumo, se retendrían apenas unos USD 725 millones de acuerdo a los datos que difundió ayer el INDEC. Ese rubro es, en definitiva, el único por el que el endurecimiento del cepo podría apretar sin consecuencias aún mayores pero sin mayores beneficios tampoco.
Por el contrario, al margen de los USD 1.600 millones que demandó el pago de energía -con un aumento mayor al 200% respecto del año pasado y que implican el 20% del total de las importaciones-, el renglón que más engorda la cuenta de dólares que salen por importaciones es el de bienes intermedios, es decir, insumos para la producción. Por esa vía se escurrieron el mes pasado USD 2854 millones de dólares, que si se suman a los USD 1.000 que demandó el pago de bienes de capital (maquinaria, por ejemplo) con sus piezas y accesorios representan prácticamente 70% del total importado. Es decir, unos USD 5.300 millones de la cifra récord de USD 7.870 millones.
No habrá refuerzo efectivo de las restricciones en el acceso a las divisas sin afectar estos rubros, en los que aun cuando existan maniobras “especulativas”, sería imposible su implementación sin afectar directamente el nivel de producción y crecimiento económico. Es una cuenta que el gabinete económico tiene clara y a la que ya se resignó. De hecho, en la última actualización del Presupuesto, el ministro de Economía, Martín Guzmán ya moderó su estimación de actividad a un avance de 4% para este año.
En este contexto, incluso contemplando la expectativa de mayores restricciones, el mercado cambiario seguirá sumando presión: en lo que va de junio, el Banco Central lleva ventas netas por USD 330 millones y el mercado calcula un piso de USD 500 negativo para junio, aun cuando el nivel de liquidación por parte del campo se mantiene alto.
De esta manera, según analizó el economista Martín Polo en el houseview semanal de Cohen Aliados Financieros, este mes será el peor desde noviembre último. “Junio va a ser el peor mes desde fines del año pasado, cuando en noviembre tuvo que vender casi USD 900 millones. En lo que va del año, el Central acumula compras netas por casi USD 400 millones que, comparados contra el primer semestre del año pasado, es un dato preocupante”, sumó Polo quien recordó que en los primeros seis meses de 2021, también con precios récord de los granos y alto nivel de liquidación pero menor al de 2022, el Banco Central logró acumular unos USD 6.200 millones.
Esta dinámica deja al Gobierno muy lejos de la meta de acumulación de reservas pactadas con el Fondo Monetario según la cual el BCRA debía contar a fin del primer semestre con unos USD 5.800 millones de reservas netas pero, de acuerdo a los cálculos de Cohen, la cifra apenas se acercará a los USD 2.900 millones.
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