“Considerando el escenario mundial de suba de tasas e impacto en las valoraciones en las fintechs, Itaú Unibanco ha decidido desinvertir en su operación de Ank, y re-evaluar los caminos estratégicos posibles en un plazo de 60 días. Itaú Unibanco, banco líder de Latinoamérica, con presencia en 8 países y más de 40 años en Argentina, confirma su compromiso en la región”.
Con ese brevísimo comunicado, el banco brasileño Itaú confirmó que quedó a un paso de cerrar Ank, su promocionada billetera digital. Sin embargo, fuentes del sector financiero informadas sobre las negociaciones confirmaron a Infobae que una de las principales opciones que se analiza es un próximo cierre, aunque también que se podría vender o reconvertirla en un hub de tecnología del banco para la región, según destacaron. Con todo, la opción de venta seguramente ya fue analizada por la entidad brasileña.
“Están hablando con varios grupos inversores, pero están en un gris”, destacaron.
En un mensaje enviado a sus empleados, la fintech confirmó la desinversión y señaló que “durante 60 días se estarán evaluando distintas alternativas que contemplan las mejores oportunidades tanto para sus colaboradores como para el negocio”. “A medida que tengamos más información sobre ese proceso, se los iremos compartiendo como hacemos habitualmente”, apuntó Ank en su comunicación a sus 220 empleados.
Fuentes de la compañía señalaron que los usuarios podrán seguir utilizando la billetera digital, al menos durante el tiempo que la empresa analizará opciones de continuidad, tal como señaló a su personal.
“Se abre un período en el que se evaluarán opciones alternativas que el esquema de desinversión plantea. Estamos analizando todas las opciones disponibles para tomar la mejor decisión. Dentro de estas se están considerando 3 escenarios: ronda de inversores, centro de excelencia, relocalización dentro de las empresas que conforman el Grupo”, confirmaron fuentes de Itaú Unibanco en off the record.
Lanzada en octubre de 2020, Ank salió al mercado como la primera billetera digital dirigida al público bancarizado. Su factor diferencial aspiraba a ser que traía simplicidad y soluciones para aquellos que tienen cuentas en varios bancos y no quieren lidiar con muchas claves a la hora de manejar su dinero. Permite cargar cuentas bancarias (con CBU) y virtuales (con CVU) para hacer transferencias y pagos con menos pasos intermedios.
Hace poco había sumado la posibilidad de operar con criptomonedas, un paso arriesgado para una app bancaria dado que es conocida la posición del Banco Central adversa al mundo cripto.
Desde el comienzo del proyecto, en Ank hicieron notar que si bien Itaú Unibanco era su principal inversor, la compañía tendría autonomía de decisiones y sería “independiente en términos estratégicos”. De hecho, había anticipado que su target inicial no se basaría en los clientes de Itaú y que tendría aspiraciones de desembarcar en otros país, como tantas otras fintech.
Al mismo tiempo, la baja de Ank abre interrogantes sobre si es viable que haya servicios que pueden superponerse, sobre todo cuando en su mayoría son gratuitos. El banco Itaú, como casi todos sus competidores, ofrece a sus clientes su propia aplicación para operar desde teléfonos celulares y al mismo tiempo es uno de los 35 bancos que integran Modo, la app común a todo el sistema financiero argentino, con excepción del Banco Provincia. Si bien puede suponerse que para un gigante bancario como Itaú la inversión en sostener el proyecto Ank no parece cuantiosa, tampoco parece prioritario.
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